Dos mundos parte 3
La mamá de Isabela es un poco inoportuna y le gusta meterse en lo que no le importa y han tenido muchos problemas. Carmina la madre de Isabel le dijo que sin ningún problema le iría a comprar su despensa para que tuviera tiempo de hacer sus cosas. De nuevo en el gimnasio Isabela se encontró con Raúl pero de nuevo rechazó que la llevara a su casa. Ese mismo día Carmina dejó todas sus cosas en su lugar pero anduvo esculcando las cartas, estados de cuenta que tiene en la cocina su hija. Es esa la razón por la que no le pide favores y no le cuenta nada de su vida a su madre.
Después de algunos meses Isabela aceptó la invitación de Raúl.
-¿y que dices? ¡¡Está lloviendo!!
-no quiero molestar. – responde Isabela algo apenada.
-ya te dije que no es ninguna molestia llevarte a tu casa.
-está bien. Acepto. – responde a la propuesta después de tanta insistencia.
-vamos al estacionamiento. – subieron al estacionamiento pero Isabela se topó con una mala situación.
-¿cuál es tu carro? – pregunta Isabela.
-es aquel – señalando al fondo del estacionamiento
-¿el rojo? –pregunta Isabela.
-si. – dijo mientras caminaban hacia el carro. – hijo te presento, ella es Isabela
-hola - dijo Ángel sin acercarse a ella y solo mostrando su enorme mano.
-se llama Ángel. – dice Raúl. – Súbete – le dice Raúl a Isabela. Pero ella no se movía al ver la cara de disgusto de Ángel.
-papá no la podemos llevar. Acuérdate que tenemos prisa. – dice Ángel.
-hijo. No seas grosero. – responde Raúl.
-papá tenemos prisa. – le insiste Ángel.
-¡¡Ángel!! ¡¡Por favor compórtate!! – y discutieron los dos como es de costumbre.
-sabes… Por mí no hay ningún problema. Yo me puedo irme sola.
-claro, eso estaría bien. – Ángel dice con ironía
-¡¡Ángel!! – implora Raúl.
-en verdad no quiero que tengas problemas por mi culpa. – dice Isabela.
-no. espera. Súbete al carro y te llevamos a tu casa. – Raúl le dice muy apenado a Isabela.
-no. En verdad yo me voy sola. De todas maneras gracias. – dijo Isabela dando dos pasos hacia atrás y retirándose del lugar.
-Ángel. ¿Qué es lo que te está pasando? – le replica Raúl a su hijo
-nada. Pero qué tal si vive lejos. Anda súbete. – dijo Ángel como su no hubiera pasado nada.
-no hijo. – Raúl se fue para tratar de alcanzar a Isabela sin tener éxito.
Sin cruzar palabra alguna Raúl y Ángel vivían una relación nada buena. Raúl había quedado viudo desde hace 20 años. Sin embargo la relación entre ellos dos se enfrió cuando Raúl le contó que su madre no era Sofía. Una mujer de nombre Brígida quién lo dejó en la puerta del consultorio que tenía Raúl cuando era joven, era su madre. Pensando que la mujer que lo había criado era su madre, después de esa noticia dejó de creer en su padre. Sintiéndose solo, fracasando en todo tipo de citas tomó la decisión de cerrar las puertas de su corazón. Raúl desde entonces ha tratado de conseguirle una pareja a su hijo sin tener éxito alguno.
Eran las 11 de la mañana, el teléfono no dejaba de sonar. La secretaria de la escuela llamaba a Isabela para saber cómo estaba. Isabela seguía dormida tenía un tremendo resfriado. Dolores musculares, flujo nasal, dolor de cabeza la dejaron en cama 2 días. Sin poder hablar, se quedó en casa para descansar. Un medicó la atendió y le recetó medicamento. Faltó a trabajar tres días a la escuela y 15 días al gimnasio.
Raúl preguntaba en el gimnasio si alguien sabia de Isabela ya que tenía 15 días de no ir al gimnasio. Él pensaba que se debía a la situación de aquel día.

Continuara…