Hoy puede ser el gran día, está todo dispuesto, nos pusimos de acuerdo el martes, el viernes después de la oficina nos juntamos donde siempre, yo tengo todo preparado, repaso atentamente mi vestimenta antes de salir de la casa, mi ropa interior, la depilación, el perfume, el tipo de blusa, una falda fácil de sacar, mis zapatos cómodos y no llevar nada que pueda dejar olvidado en el motel, me miro al espejo y veo ese intenso brillo en los ojos, ojalá mi esposo no me atrape, le dije que iría al concierto con mis amigas, eso me da hasta las dos, todo está en orden, todo, llevo lo necesario en mi bolso y un cuadro de repuesto por si hace falta, el cepillo, desodorante y pantís por si se rompen, todo está listo ¡hoy a las siete!, me vuelvo a mirar al espejo ¡maldición!, siempre reclama por mi pelo, creo que pasaré a cortarlo.

Transcurre el día a paso tan lento, hemos hablado todo el día para confirmar la cita, estoy ansiosa, no puedo seguir esperando, voy una y otra vez al baño, me miro y vuelvo a repasar, todo está como corresponde, la ropa es adock, el problema es mi mirada, se nota demasiado que lo amo, eso no debiera ser, debo mostrarme más indiferente, no sea que crea que puede hacer conmigo lo que quiera y cuando quiera, eso no puedo permitirlo, pero en el fondo yo sé que él me ama, pronto me iré de casa y podremos estar juntos, todo va a estar bien, todo está dispuesto, mi ropa, el perfume y mi cara, suena el teléfono es él, me habla con esa voz que toca hasta el dedo meñique de mi pie, me recuerda que la cita es a las siete, yo saldré del trabajo a las seis pasaré por la peluquería a cortar un poco mi pelo, entonces estaré a gusto y él también.

Dan las siete nos juntamos, clandestinamente subo a su auto para ir donde los dos sabemos, cínicamente nos saludamos con un beso en la cara, ¿Dónde dijimos?-pregunta- ¡Claro!- Respondo, el tiempo pasa apresuradamente, yo estoy más nerviosa que nunca, no quiero perderlo, no engañaría a mi marido si fuera sólo por cama, eso no, pasan mil visiones por mi cabeza, mi corazón no deja de latir, busco en su mirada algo de cariño, pero el mira fijo hacia la autopista, debe ser por si alguien lo ve, nadie puede saber lo que pasa entre nosotros, no por el momento, eso debe preocuparle, tomo su mano y la acaricio, él sigue fijo en la autopista, no dice palabra, debe estar nervioso. Llegamos al motel, todo se relaja, yo empiezo a temblar estoy angustiada, ya no me siento tan segura, qué irá a pasar mañana, tal vez esto sea una aventura, y si mi marido me va a buscar al concierto, noto algo raro ¿qué pasa con él?, debe estar nervioso me repito, hasta que de pronto todo se termina cuando suena su teléfono portátil, él corre apresuradamente a contestarlo, ¡Amor disculpa! estaba en una junta nos vemos en un rato en la casa, yo también te amo.

Me miró y dijo, lo siento nos tenemos que ir…