CARO AMIGO*.
Plácido mi perro echado en su estera,
Y yo, en una cómoda mecedora;
Él, junto a mi dándome la vida entera,
Con su fidelidad conmovedora.
Es un gozque normal, sin pedigrí;
Le sobran sí, lealtad y nobleza,
Tan valiente y bravo cual cirirí,
Expondría por mi hasta su cabeza.
El, impaciente espera mi regreso,
Sentadito en el portal de la casa;
Cuando llego me reclama su beso
Y alborozado me lame y me abraza.
Si me acosan el dolor y la pena,
Con su sensible olfato las percibe;
Entonces de cariñitos me llena
Y por darme consuelo se desvive.
Cuanto afecto me das sin pedir nada,
Has colmado mi vida de alegría;
Por eso, con la cabeza inclinada,
Reconozco y bendigo tu valía.
Algún día partirás sin afanes,
En paz, silencioso, como suave ola;
Ascenderás al cielo de los canes,
Con la dicha meciéndose en tu cola.
*Para Douglas, mi amado perro. |