- ¿Dónde estás?- gritaba mi jefe haciendo temblar todo a mi alrededor.
- Estoy aquí señor.- contesté con mi ridícula voz.
- Date prisa, es muy urgente.- insistió.
- Sí, un minuto.- le dije a pesar de no tener ganas de hacerlo.
Creo que es entendible que no quiera hacerlo, ¿por qué he de hacer todo lo que me dice y además diciéndolo de esa forma tan brusca? ¿Qué pasa? ¿Yo no tengo sentimientos? A pesar de todo, tengo mi corazoncito y también deseos imposibles, ambiciones y sueños locos.Pues claro que sí. Me gustaría tener tiempo para ello. Me canso de trabajar de sol a sol y no ser valorado.
Tengo mis límites, los puntos donde noto que reviento. Siento que soy un cero a la izquierda y me dan ganas de acabar con todo. Me da la sensación de que no puedo continuar así. Me pregunto constantemente, ¿por qué a mí? ¿Por qué me ha tenido que tocar a mí esto? Sé que el mundo no gira a mi alrededor pero ¡un poco de compasión!
- Ya pasó un minuto.- voceó de nuevo el plasta.
- Que sí, que ya voy.- contesté.
Voy a intentar respirar y poner una sonrisa falsa delante de él. Sí es verdad que hay gente que lo tiene peor pero muchos de ellos pudieron elegir. Lo mío fue muy extremo, fue como el juego de "elige un número entre uno y el infinito" y tuve los santos huevos de acertarlo.
Me gustaría dedicarme a mí. Quizás suene algo gilipollas pero quisiera encontrar a mi media naranja. Bien poco pido, tan solo un poquito de amor. Estaría también genial hablar con mis compañeros y tener la libertad de llamar cretino al jefe mientras nos tomamos unos vinos. O vaguear, ¿qué es vaguear? ¿Es malo? Pensar en otras cosas, en lo que no se piensa o simplemente pensar en lo que yo quiera, ¿tan terrible es?
No quisiera terminar con todo de golpe. Me gustaría una solución buena para todas las partes pero es que en esta casa es imposible dialogar. Aquí todo es y se hace como dice el jefe y es la razón de que esté hasta los cojones de todo esto y de él. Así que ya está bien de tanta tontería. De hoy no pasa sin decirle que no puedo más con esto, que ha sido demasiado tiempo. ¡Ya está bien, coño!
- ¡Qué vengas de una vez Gabriel que es muy urgente!- dijo muy enfadado provocando varias inundaciones, huracanes y tsunamis en lo largo y ancho del mundo.
- Ya voy, ya voy.- le contesté mientras corría a su encuentro resignándome a que tampoco iba a ser ese día el que tuviéramos una pequeña charla. |