Para un Impartidor de justicia
Calle abajo o calle arriba,
a la vida no da tregua,
pues entre rendijas atisba,
a centímetros o a leguas,
quien para morir ya anda
muy cerquita de la hoguera.
Así, recorriendo el mundo,
va la Flaca entre harapos,
esperando al moribundo
de entre Togados y Letrados.
Hoy le ha tocado en mal día
a un noble Magistrado,
encontrarse a la Catrina
ocupando ya su estrado.
Como buscando reparo
ésta miróle a los ojos
más el ilustre Togado
esto expresó, no sin retobos.
Grata me es su presencia, Usía
y de no ser por la hora
es que una copa de ambrosía
a vos ofrecería.
Sin embargo,
y mucho deploro,
que en este momento no pueda
atenderle a Usted, con aplomo y decoro.
Preciso pues que su Usía,
antes que pase a sentencia,
¿a qué debo esta visita?
se afane en darme respuesta.
Parose entonces la Muerte,
y mirándole de frente a frente,
esto le dijo entre dientes:
No pretendas ufanarte
de tu carga de trabajo
pues bien sabes a que vengo
tú, mi Ilustre Magistrado.
¿Qué razones?, muchas tengo
¿Qué pretextos?, no preciso
Es por vivos que yo vengo
y a los muertos a quien llevo.
Más por ahora requiero
de tus más altos servicios;
y es que en espera yo tengo
a más de una ánima en pena,
que no ha pasado a la hoguera
por carecer de sentencia.
Así que empaca tus leyes
y otro tanto de jurisprudencia,
porque entre aquellas se encuentra
más de un Letrado en defensa.
Ya la Parca se lo lleva,
ni saber si volverá,
y mi Sentencia se queda
sin su firma, Don Osmar.
Ailed Zull Zayhev.©
Para mi Maestro y Magistrado don OACQ. |