El arte de las letras como lo es la literatura no escapa a nuestro análisis particular de interpretar lo que el escritor piensa y quiere decir, el intento subjetivo que pretende establecer una idea de algún texto imposibilita la trascendencia real del mismo.
En la literatura debe existir cierto pragmatismo que nos dé la posibilidad de pensar algo más de la idea del escritor, que nos deje con ese “apetito” por lo que quiso decir y no encasillar la transmisión del mensaje a una proyección de nuestra cosmovisión.
Es por ello que el pensamiento crítico debe de orientarse hacia las formas y no al mensaje, con la posibilidad de ir descubriendo la real intención del autor.
César Vallejo, insigne poeta del vanguardismo peruano expresa en uno de sus poemas esa intrínseca realidad:
“Muchas veces he visto cosas que otros también han visto. Esto me inspira una cólera sutil y de puntillas, a cuya intima presencia manan sangre mis flancos solidarios.
-Ha abierto sol, - le digo a un hombre.
Y él me ha respondido:
-Un sol flavo y dulce.
Yo he sentido que el sol está, de veras flavo y dulce. Tengo deseo entonces de preguntar a otro hombre por lo que sabe de este sol. Aquel ha confirmado mi impresión y esta confirmación me hace daño, un vago daño que me acosa por las costillas. ¿No es, pues, cierto que al abrir el sol estaba yo de frente? Y siendo así, aquel hombre ha salido, como desde un espejo lateral, a mansalva, a murmurar, a mi lado: “Si. Un sol flavo y dulce”. Un adjetivo se recorta en cada una de mis sienes. No. Yo preguntare a otro hombre por este sol. El primero se ha equivocado o hace broma, pretendiendo suplantarme.
-Ha abierto sol, - le digo a otro hombre.
-Si muy nublado, - me responde.
Mas lejos todavía, ha dicho otro:
-Ha abierto sol.
Y éste me arguye:
-Un sol a medias.
¡Donde podré ir que no haya un espejo lateral, cuya superficie viene a darme de frente, por mucho que yo avance de lado y mire yo de frente!
A los lados del hombre van y vienen bellos absurdos, premiosa caballería suelta, que reclama cabestro, número y jinete. Mas los hombres aman poner el freno por amor al jinete y no por amor al animal. Yo he de poner el freno, tan solo por amor al animal. Y nadie sentirá lo que yo siento.” (CONTRA EL SECRETO PROFESIONAL / Lima 1973)
Vallejo expresa así ese sentimiento particular desde su propia visión, desde su realidad intima: “Y nadie sentirá lo que yo siento.” En el deseo del escritor está la coincidencia de esa realidad pero ve esa como una tarea inútil:” ¡Donde podré ir que no haya un espejo lateral, cuya superficie viene a darme de frente, por mucho que yo avance de lado y mire yo de frente!”.
En la crítica literaria cabe más la enseñanza como muestra que la interpretación, la idea del escritor no está sujeta al azar subjetivo. En el plano de la objetividad la idea se amplifica no alterando el principio original del escritor.
Uno de los principales males de la crítica apuntan a SUPONER, esto no hace más que convertirnos en una suerte de videntes literarios, caer en esa categoría es restar posibilidades al verdadero mensaje, que el lector pueda intuir con relativa facilidad o mermar la calidad del mismo.
Refiriéndome a la Página de los Cuentos puedo decir que en todo este tiempo que llevo participando de esta buena iniciativa, he visto que las críticas en los textos están orientadas justamente a una suerte de “MEDIUMS” literarios, que adivinan, suponen, establece e intuyen lo que el autor NO QUIERE expresar en dicho escrito y eso es fácil de comprobar si revisamos uno de estos textos, veremos un universo sin fin que a manera de palos de ciego tratan de atinar acerca de lo que quiso o no decir fulano o mengano, sí, seguramente Ud. amigo me dirá que cada quien es libre de pensar lo quiere, no digo lo contrario , pero yo tomaré la figura del autor y le responderé como lo hace Vallejo: …”Y nadie sentirá lo que yo siento.”
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