SIMPLIFICANDO
Puedo decir que eres mi mejor coincidencia en la vida, o que una palabra contigo suaviza lo sinuoso de mi día, y que tu cercanía eriza mi piel como un niño esperando sus regalos en navidad.
Y me puedo adornar queriéndote ofrecer la vida que nunca imaginaste, la vida con listones de colores que solo un hechicero crea de la nada, y puedo hablarte sobre mis aventuras para llegar a ti, de cómo vencí piratas, bárbaros y mafiosos para sobrevivir para poder conocerte…
Pero si te soy honesto solo quisiera decir que te quiero.
Así sin adornos: Te quiero.
Te quiero en mis manos, en mis sueños, te quiero en mis vacaciones, en mis noches de domingo. Te quiero cuando hago sala de espera con el dentista, cuando cruzo la calle para tomar el autobús. Te quiero cuando estoy en una importante junta, cuando fisgoneo en las vitrinas de ofertas del supermercado, cuando miro un reloj que me gustaría lucir en tu muñeca.
Y te miro y te quiero en mi casa en mi espacio, en mi cocina cuando preparo un guiso con aroma a ti, te quiero cuando paseo a mi hijo, cuando veo a una pequeña que corre. Te quiero en mi sofá comiendo palomitas, te quiero en mi cama acariciando tus piernas, te quiero… te quiero… te quiero…
Así de simple.
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