LA TORMENTA
Es pintora, soñó con la casa donde fue criada y sin un por qué sube al atelier a plasmarla en acuarela.
Como era en su tiempo, un antiguo casco de estancia de una sola planta grande y un altillo completándola, rodeada de campo hasta donde podía ver desde ahí. Con un cielo de sol radiante como el de hoy, así que acerca el caballete a la ventana y esa luz es perfecta para comenzar.
Esboza aquel caserón, mezcla un verde pasto para el suelo y después un marrón claro para el camino de lajas que llega hasta su puerta atravesando el jardín...
Recuerda poco de su infancia, algunos juegos solitarios por allí, padres casi ausentes, hermanos mayores, sin amigas por falta de vecinos… …
De la temprana adolescencia descubre aquel momento en que cambia su cuarto de abajo por la buhardilla, y al delinear su contorno el pulso le tiembla...
Se lo afirma detallando el techado teja por teja, en lo artístico de la escalera externa por donde se llega, y en la búsqueda de un verde igual al de la única ventana que aún tiene. Porque con el tiempo a la casa se le sumó una planta superior, pero este altillo sigue en su lugar como reminiscencia de un particular estilo. Actualmente es una ecléctica edificación de un pequeño poblado que creció a su alrededor, y que después de la muerte de sus padres fue convertida en un hospedaje para viajantes…
Ahora insinúa los vidrios de aquella ventana, se acuerda de la cara del vecino viéndola ahí y el pulso le tiembla.
Concentra su atención en un fuerte amarillo para las paredes, en un azul violeta para las glicinas que alegran la galería, en darle vida a esos árboles que ya no están y en el brillante cielo que se propuso.
El blanco con el azul le da un celeste espléndido y ya piensa en dejarle lugar a unas nubes esparcidas. Muy blancas, pero le nacen grises por el pincel sucio del negro escalera que utilizó. Un descuido imperdonable para quien pinta, evoca a ese hombre a punto de subir y el pulso le tiembla.
Se empeña en corregir el desliz pero lo empeora, borronea y la casa queda bajo un cielo oscuro y tormentoso. No es la primera vez que falla en la técnica, varios cuadros ha desechado por dispersarse y arruinarlo de manera parecida. Comenzará en otro papel…
Apenas lo intentará, la luz es poca , de pronto se nubló y un viento repentino hace golpear la ventana con insistencia. Para ella es en la puerta, espía por la mirilla y no ve a nadie. De todos modos se estremece e instintivamente se acurruca en aquel rincón de su cuarto de chiquilla. El viento es furor y con violencia rompe los vidrios de la ventana, un aguacero invade y diluye ese recóndito pasado expuesto así en la acuarela…Sale el sol, buena luz para pintar algo nuevo… .
El tormento no es tormenta, pero cuando aparece se le parece…
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