El cielo esta violáceo
Y las cañas se mecen a lo lejos
Mientras los insectos
Desfilan por la ventana
Y los pájaros buscan
Entre las ramas, un techo y un abrigo
Entonces me digo que después de todo
O mejor dicho, a pesar de todo
La vida es buena

Si, nuestra vida es un infierno
Entre las horas que lo llevan
a uno a las patadas
mientras la competitividad
golpea desgarrando con su maso
los valores del hombre,
también sus sentimientos
y lo convierte en un numero
un número que fabrica
un numero eficiente

si, ni toda la belleza
puede hacernos olvidar
tanta desigualdad y pobreza,
a nosotros, los que usamos los ojos
como ojos, las orejas como orejas
porque existen quienes
se encierran tras sus murallas
y tapan sus odios
y cierra las persianas
y nunca pero nunca se dan cuenta,
de toda la bajeza
y el desorden que vivimos
y si se dan cuenta, no les interesa

pero existe como un milagro
esos seres que en la tierra
le dan la mano al expulsado,
y la cucha al perro abandonado
le otorgan nombre a los sin nombre
y letra a las conversaciones
quien da una palmada en la espalda
y brindan con su vino
o su cerveza
gracias a la existencia
de que existen
esas personas
que no nos dejan caer

esos que hacen la diferencia
en este mundo maquinalmente enfermo
dando el pecho a lo innombrable
a pesar del hambre y de las penas
esos, que aunque resignados
no se quieren resignar

existen, para que aun sea tolerable
esta vida tan llena de tristeza
existen para resistir tal vez menos ricos o tal vez pobres
pero sin duda para nacer y morir como un hombre
para recordarnos esos grandes actos de nobleza
que difícilmente se logran deslumbrar

aun se puede decir que la vida es buena
bajo una choza, en un paraíso, o en las tinieblas