En la foto una docena de emigrantes encaramados a la valla de Melilla y a unos pocos metros un par de amigos discutiendo sobre que palo usar en la salida del hoyo seis. Es jueves. Los jugadores de golf entrevistados por las televisiones dicen que lo pasaron verdaderamente mal, uno confiesa que tuvieron incluso que dejar jugar porque uno de ellos empezó a llorar. Son buenas personas que juegan al golf. Es jueves. El fotógrafo afirma que su entrenado olfato periodístico detectó al instante el dramatismo del contraste. El césped es verde paraíso y del otro lado de la valla no cuesta imaginar un reseco y agrietado suelo de barro polvoriento. Es jueves. El ministro de interior afirma que la solución al problema es hacer la raya de la frontera más ancha. Una raya, una oportuna frontera ancha que permita devolver a los emigrantes en caliente. Se le ha ocurrido un jueves. Una frontera ancha y borrosa. Lo dice con la seguridad de quien ha ensanchado ya muchas rayas para no pasarse de la raya. Es jueves. Los emigrantes agotados abandonan el intento de salto. Nadie les entrevistó.
El viernes, el ministro, las televisiones, los golfistas y el fotógrafo miraremos a otro lado y solo ellos volverán a asomarse al paraíso.
Texto agregado el 24-10-2014, y leído por 190
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Lectores Opinan
24-10-2014
A veces yo me cuestiono: ¿ Como se desarrollaron los países desarrollados ? ambrocio
24-10-2014
La emigración será imparable hasta que los países desarrollados se involucren en el desarrollo de los países de los emigrantes. Pero como tu dices, con vallas y mirando para adentro no se resolverá nada. elpinero
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