Chulucanas situada a 117 metros sobre el nivel del mar y distante 61 kilometros de Piura, figuraba ya como pueblo en la ley de 1821 como capital del distrito de Yapatera: su primitiva condición de pueblo enclavado en terreno de una hacienda, motiva el litigio de las reducciones y en la ley del 24 de diciembre de 1870 le pone termino, por cuanto determina que los pueblos o reducciones de Yapatera , Moscala o Morropon, Salitral y Tambogrande quedaban dentro de la ley del 19 de noviembre de 1839, bajo condición que el terreno por ellos ocupado fuese pagado por los moradores a sus respectivos propietarios, disponía que el ejecutivo enviase un ingeniero para efectuar el deslinde, en abril de 1873 don Vicente Eguiguren hacendado de Yapatera, se presento al gobierno para exponer la decisión de ceder a título gratuito el área ocupada por el pueblo de Chulucanas que se fijó en 49 cuadras, siete por lado poniendo punto final al viejo litigio.
Hasta la última década del siglo pasado se importaba de Lambayeque todo el arroz que demandaba su consumo, pero al implantarse su cultivo en la región en poco tiempo la producción llego a desalojar al vecino departamento, tras su cultivo se establece la industria de los molinos o ingenios de pilar arroz.
MORROPON
En la geografía del Perú en el virreinato de don Cosme y Bueno, aparece Morropon como uno de los anexos al curato de Piura del corregimiento de este nombre; el poblado radicaba en el sitio denominado Maray, a mitad del siglo XVII existía un poblado que fue reconocido y amparado como tal por el visitador Real don Juan Cornejo, por medio de las provisiones de 1677 refrendadas por el virrey don Diego Morcillo Rubio.
El primitivo caserío situado ahí contaba con una iglesia, según los datos contenidos en el inventario de bienes parroquiales efectuado en 1870, por el cura José Fulgencio Ceijas, pero los graves efectos de la humedad obligo a cerrarlo y abandonarlo, trasladando el caserío a las pampas llamada de Moscala, constituía una reducción por hallarse enclavado en un latifundio, Enrique López Albujar en su obra “los caballeros del delito” al referirse a estos antecedentes dice así.
“Morropon es un pleito de sesenta años entre un caserío y una hacienda, un caserío que se fue ensanchando hasta convertirse en villa y una hacienda que ha ido cercándolo e invadiéndolo hasta meterse en sus calles”
Pero el viejo pleito termina como el de Yapatera, cuando el propietario de la hacienda de Morropon don Pedro Arrese, en mayo de 1872 se presentó al gobierno para exponer su decisión de ceder a título gratuito el área ocupada por el pueblo, en las solicitudes de los hacendados de Yapatera y Morropon recae la resolución suprema del 25 de abril de 1873, aceptándose la sesión de aquellas áreas y manda que la prefectura del departamento, proceda a ordenar se extiendan las correspondientes escritura públicas, el doctor German Leguía y Martínez en su libro “diccionario geográfico, histórico y estadístico del departamento de Piura” dice que:
“los instrumentos aludidos no llegaron a extenderse pero el solo contexto de todas las leyes y resoluciones anotadas, establece de modo indiscutible la preexistencia de las reducciones, hoy pueblos de Chulucanas y Morropon”
Como a tres kilómetros de la población se levanta el cerro de Sondorillo como un hierático vigía, es una pirámide triangular con una de sus caras dirigida al pueblo, en su cima fue colocada el 6 de enero de 1855 la cruz, desde ese entonces lleva el nombre de cerro de la cruz, el cura José Prieto en la correspondiente acta de bendición anota, el 7 de enero se hizo la fiesta de Jesús de Nazaret, cuya efigie se bendijo durante la misa celebrada con gran solemnidad, oficiando el párroco de Salitral don Juan Blanco, ayudado por el presbítero don Miguel Moreno, el párroco Prieto tuvo a su cargo el sermón, después de la misa los principales del pueblo precedidos por el gobernador don Ramón Taboada, el juez de paz don Pedro Calle y los padrinos de la bendición de la efigie, don Manuel Carnero y doña Victoria Castillo, pasaron a la espaciosa casa de don Juan Brigido Moncada, donde se sirvió un abundante desayuno, estando en esta reunión escribe el cura Prieto, llego la noticia de haberse ganado la acción en el campo de la Palma, cerca de Lima, ingresando el mariscal don Ramón Castilla entre las mayores aclamaciones y vivas, el presidente don Rufino Echenique al perder la batalla se refugió en la casa del cónsul Inglés, esta gran noticia aumento nuestra alegría y regocijo.
Cuando don Antonio Raimondi llega en tránsito de Huarmaca a Piura, los pueblos de Morropon y Salitral anota en su libreta “tienen una iglesia parroquial que se yergue alegre y optimista, como si tratara de levantar el ánimo de los moradores, abatidos por la desesperanza”.
Leyendas, consejas y costumbres tradicionales, supervivencia de un pasado de historia, forman los más pintorescos e interesantes materiales a través del cual se vuelca el alma de una región, en las típicas modalidades de su ser y sentir, un infatigable investigador el doctor Miguel Justino Ramírez quien fue párroco de Chulucanas, llego a reunir y formar como él dice:
“un manojito de recuerdos de cosas vistas unas y oídas otras” en un libro el primero de su género sobre el folclore Morropano, con el título “lo que el cholo Cano me dijo”.
|