Ahí estaban las aguas del rio
Y su eterno ciclo de cristal
Su abismo negro me llamaba,
Su helada vida abismal

Moje mis pies,
bese su esencia con mis manos
y me fundí completamente en su fluir
las estrellas se asomaron
y los búhos descendieron de sus cunas
para verme hundir y apagarme
en sus fantasmales y milenarias aguas.

Trague lo dulce
Trague lo amargo
Me enrede con la basura
De sus entrañas
Fui víctima de su encanto
Me volví un pez desterrado

pero unos brazos
como un milagro
me tomaron de sorpresa
y me llevaron de regreso,
de regreso a la vida

y fui un aliento enmudecido,
y unos ojos me contemplaban
esas manos salvadoras
ese dios de carne y hueso
que me extrajo de la parca
y de sus seductores cantos

y yo, que propague
una misantropía sin fundamentos
me vi paradójicamente rescatado
por la más repugnante, bella y enigmática
criatura de la existencia
por el propio ser humano
que se enfrentó contra el destino
desafiando mi infortunio
el hombre que crea y que destruye
pero que fue mi salva vidas.