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Cuando conocí a Joaquín Rivas era un niño al igual que lo era
yo, él un niño de brazo y pecho y yo un poco mas grande que él,
obligados por la vida a ser hermanos, lo recuerdo de la mano de
mi padre cuando llego del silencio, tenía la malicia, la picardía
de esa rara especie de la niñez. Era moreno color Bendito que
le pone Dios a los pescadores en su piel.
Por esos días que la pesca era difícil al igual que su llegada sin
saber lo que en esta pequeña vereda le esperaba queriendo
escapar de otras maldiciones que perseguían a sus familiares
reales de sangre.
Se entretenía jugando en las orillas del rió escapando tal vez de
la soledad que en su pobre infancia era difícil de aceptar , antes
de que el sol se sumergiera en el horizonte como si se metiera
en las profundidades de sus aguas agitadas por el invierno,
chapoteaba un rato como un perrito en el agua y salía
titiritando de frió con las costillas tiesas y lo hacia incluso
olvidando la advertencia de mamá acerca de la leyenda de la
ninfa que nadaba en el rió después de las seis y convertía a los
Juan Jair Natera Tesillo.
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hombres enamoradizos en piedra cuando se dejaban besar por
ella. Ella decía que esa era la maldición para todo hombre
querendón que quería disfrutar los encantos de la ninfa.
Desde entonces se convirtió en hijo de pescadores como lo era
yo y el resto de los niños de la vereda, libres como mariposas
de agua dulce como peces.
Sin olvidar ni un solo instante la leyenda de la ninfa de las
aguas del rió volvíamos cada tarde a bañarnos, a jugar a los
piratas de las aguas dulces y oscuras del río, confiados en que
los pescadores decían que la última vez que la vieron había sido
como casi veinte años atrás, unos decían que un caimán se la
había tragado otros que por fin encontró un hombre que la
había sacado de las aguas y la había llevado al altar en santo
matrimonio, en fin de tanto no querer olvidar en un segundo
nos olvidamos de la advertencia y del mal que nos asecha en
todas partes.
Fue en uno de esos días en los que desobediencia se impuso
eclipsando toda advertencia y fue allí un poco después de las
seis con el sol medio muerto sobre las aguas rojas que la vimos
por primera vez, era ella la ninfa desnuda de la que nos hablo
mamá y envuelta en los remolinillos del rió y su belleza
indescriptible nos atrapo por encima del pánico profundo que
en especial me invadió a mi.
Desde ese día después de verla ondear desnuda mostrando sus
pechos juveniles, olfateables, suaves sobre la espuma nos
sentimos sorprendidos por que en realidad era la primera vez
Los Cuentos Del Silencio.
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que le veíamos las tetas a una mujer, entonces decidimos no
decirle a nadie que la habíamos visto y seria nuestro secreto
mas preciado y peligroso.
Recuerdo ese día Joaquín fue el último en salir del agua y de la
sorpresa estremecedora de verla después de veinte años que
según los pescadores había desaparecido del rió de la
magdalena.
Dejo de hablar por unos minutos, tal vez en él ese susto
tremendo no escapaba , no se si fue por que de todos El fue el
que la tuvo mas cerca creo que pudo sentir su aroma acuática y
Fémina que nos atrapo a todos.
Cada uno volvió a casa con la insignia de no revelar a nuestros
padres de que habíamos visto a una ninfa nudista en las orillas
del río mostrando su esbelta figura femenina, recuerdo esa
noche después de la cena Joaquín lo sentí inquieto mirando
desde la puerta del rancho el río oscuro y siniestro sin el
bramido de los buques fluviales quizá buscándola entre el leve
oleaje de sus aguas mansas, luego fuimos al catre y de igual
forma lo sentí esquivando el sueño dando vueltas de un lado a
otro , pero en el fondo yo tampoco deje de pensar en esa mujer
que nos pusimos de acuerdo para verla bañarse desnuda todas
las tardes a orillas del río un poco después de las cinco y treinta
cuando ya no se hallan pescadores persistentes en las aguas.
Desde ese miércoles nos encontramos al salir de la escuela y
como acordamos nos sentamos juntos a orillas del río en el sitio
donde la habíamos visto ondear tranquila a plenitud con su
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dulce desnudes que nos enloqueció a todos por que jamás le
habíamos visto las Tetas a una mujer. esperábamos
impacientes su aparición en el río revolviéndose como un
delfín , pero la espera fue recompensada con su juvenil y frió
rostro saliendo del agua con el cabello negro interminable
pegado a sus mejillas y a su espalda lineal , sus ojos eran
profundo que podía absorbernos a todos , recuerdo sonrió
mirándonos y nos dejo ver su cuerpo completo como si quisiera
vendernos su desnudes y quebrantar nuestra niñez que se veía
eclipsada por sus encantos de adulta, luego volvió a mirarnos y
nosotros inmóviles sin poder irnos pegados al barro de la orilla.
Nos llamó con las manos que llegáramos hasta ella, gesto que
en vez de acercarnos nos saco de inmediato de hay corriendo
despavoridos con el dolor de haber perdido algunas gotas de
niñez cambiándola un poco por algo que unos cuantos llaman
adolescencia. Así desde ese simple cambio todo fue tan
diferente por culpa de una mujer como de veinte años,
desnuda, parecía como si el amor se vistiera de piel mojada.
Después de ese encuentro cada uno volvió a su casa sin decir
nada de lo visto, era nuestra promesa, nuestro voto de silencio.
al igual que esa tarde fueron muchas mas en las que ella
aparecía y nos invitaba a entrar al río y en mas de una ocasión
me tocó aguantar a Joaquín que se dejaba llevar por esa mujer
o ninfa como la llamaban los viejos pescadores, también me
tocaba darme fuerzas para no ir ante ella, me daba mucho
miedo morir ahogado , se veía tan tierna que no podríamos
decir con certeza que nos haría un mal, pero como dicen el
mejor negocio del diablo es hacernos creer que no existe.
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Volvíamos a casa cada tarde discutiendo, Joaquín rabioso por
que no lo dejaba entrar en el río a los brazos de la ninfa, sentí
que su niñez se había dañado, solo pensaba en ella, que
aparecía de la nada para quitarnos las ganas de volver a jugar
como niños.
En esa aventura estuvimos por muchos meses solo viéndola
desde afuera del río después de la cinco y treinta sin revelar ese
cruel secreto que nos marcó a todos y en especial a Joaquín,
esa última tarde un lunes sin sol vespertino nos reunimos para
verla como era de costumbre juntos como siempre Joaquín,
simón “el pequeño Morgan”, Gabriel y yo. Recuerdo esa tarde
los pescadores se vieron azotados por vientos huracanados
que los hizo retirar una vez mas sus redes vacías de las aguas
del río, llegamos a la orilla de siempre desafiando el viento que
nos golpeaba de frente y la obediencia que debíamos tenerle a
nuestros padres.
Esa tarde cruel apenas pudimos ver agua revuelta y
embravecida, pues el río estaba tan furioso que ni las piraguas
de los pescadores se quisieron quedar atadas en las riveras.
Fue la tarde mas triste por que no la volvimos a ver mas juntos,
supongo que fue así; en ese momento no me imaginé que la
ausencia de la mujer que se bañaba para nosotros en el río
fuera solo el principio de lo terrible que le iba a ocurrir a
Joaquín Rivas mi hermano a la fuerza, el niño de las costillas
tiesas el mismo que en alguna ocasión la tuvo tan cerca como
para tocarla, besarla o para que ella lo devorara como un
monstruo marino.
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Ese día la esperamos bajo la lluvia hasta que oscureciera por
completo. Agua y cielo sumidos en un negro profundo que no
se distinguía uno del otro pero ella no apareció como si lo
hiciera para siempre dejándonos vacíos sin su belleza.
Yo imaginaba que era apenas razonable que ella no apareciera,
pues en el fondo pensaba como algo lógico que se trataba de
una mujer del pueblo que se desnudaba para nosotros y no
era la ninfa de la leyenda, esa a la que le temen los pescadores.
Por esa razón al ver el río tan bravo no vino a bañarse, siendo
esta la primera vez en meses que la que llaman la ninfa no
llegaba a las 5.30 de la tarde sumergiéndose como un delfín
rosado con piernas bien torneadas como de patinadora de
ruta, pues sus muslos eran tan gruesos que era imposible que
viviera todo el tiempo en el agua, en algún momento tenia que
caminar esa ninfa veinteañera por esos años y que siendo
todavía mi recuerdo mas macabro.
Parece que aún viera a Joaquín llorarla a raudales por que ese
día no apareció, ni simón “el pequeño Morgan”, ni Gabriel
lloraron, pero el si como un viudo inconsolable que pierde a su
mujer.
Solo en ese momento pude entender que ella para nosotros no
era puras ganas de infante de ver mujeres desnudas bañándose
en el río, pero en él había algo mas profundo que ese deseo
pícaro, yo creo que se enamoró de ella mucho mas allá de lo
platónico, incluso por encima de sus escasos doce años flaco y
lánguido que parecía que tenia solo nueve ante los aparentes
veinte años de la ninfa el no tenía nada que hacer. Yo era el
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mayor de los tres, dos años mayor que Joaquín y unos meses
mas que simón y Gabriel, cerré los ojos por un momento y veía
su rostro con el sonido del llanto de mi hermano, vi su cara de
ojos enormes hermosos , y su cabello extendido esquivando las
plantas acuáticas , recuerdo nunca nos hablo, no conocíamos
su voz tal vez era delgada como toda mujer, pero mas que sus
ojos o su cabello yo era el mas pecaminoso yo disfrutaba mas
viéndole esas téticas rosadas que se enredaban entre las
plantas como un par de mojarras tratando de escapar de las
redes pero en Este caso escapar de mi vista picara y de mis
manos que se morían por saber como se sentiria tocarlas.
Luego de despertar de esa nube de alucinaciones abrasé a mi
hermano y nos fuimos caminando hasta la casa en medio de la
lluvia serena, igual hicieron simón “el pequeño Morgan” y
Gabriel. Se fueron corriendo brincando entre los charcos que se
formaban en la calle, no se si a ellos les pasaba lo mismo que a
Joaquín o lo mismo que a mi, yo sentía puro deseo aventurero
y ya pero jamás les pregunte que sentían por la ninfa.
Así como la edad cambia aumentan con los años el deseo de
todas las cosas que de niños nos parecen prohibidas, luego nos
asaltó el miedo de llegar a casa después de haber
desobedecido. Mamá se molesto mucho y papá nos azotó de
tal forma que nos marcó la piel, desde ese entonces solo
podíamos salir a la escuela y ayudar con la pesca para el
sustento diario con mi padre.
Me olvide de ella un par de días aún que desde la balsa miraba
de reojo el agua del río para ver si nadaba en las profundidades
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o en la orilla para saber si era una mujer común. A simón solo lo
veía en la escuela, de Gabriel se que se ocupaba con su padre
en los platanales creo que a ellos también se les había olvidado
la idea de ella y se dedicaron otra vez a ser niños en busca de
juguetes en sus tiempos libres para ahuyentar esos infortunios
del destino que nos mostraba los manjares prohibidos de las
mujeres adultas, del pecado y las culpas.
Así pasaron los meses desde que dejamos de verla, pero me
dolía Joaquín verlo entristecido ir a orillas del río todas las
tardes cuando mamá se descuidaba a ver si ella aparecía. Como
un pequeño amante la esperaba en su inmensa soledad. Al
verlo así entendía que la tempestad de aquella noche no fue el
motivo de su desaparición absoluta, fue como si se hubiera ido
con el viento, rápida , furtiva y tan liviana que en mis recuerdos
casi no pesaba solo avivaba en mi su recuerdo la tristeza de mi
hermano, me asaltó la idea de que había partido por que
finalmente se dio cuenta que éramos solamente niños y no
debíamos ver mujeres desnudas aún, pero para mi lo extraño
no era su desaparición fortuita extraño era la apariencia de
Joaquín le afecto tanto haberla conocido , estaba mas flaco
después que no la vio mas en la extrema apariencia de un
hombre despechado casi como muriendo de un amor
inexplicable, dejó de interesarse por los juguetes, por la pesca,
por ser un niño común y sonriente para convertirse en un
sentenciado a muerte por los designios del mal agradecido
amor.
Un jueves cualquiera de esos meses después de la pesca que
gracias a Dios había mejorado llenando toda la casa se ese
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perfume a peces de muerte fresca estaba solito en el sardinel
de la casita viendo hacia el río como era su sagrada costumbre,
viéndolo así de chiste le pregunte ¿entonces Joaco nada que
aparece la hembra? y me sonreí con la intención de que el
también lo hiciera, pero por el contrario solo me miró con rabia
profunda al borde del llanto. Su estado a veces era inexplicable
pues nunca la tocó, ni un beso que lo enamorara tanto era
suficiente para estar así, pero sabía que había algo en su cabeza
como si algo de ella viviera en el.
Esa noche después de la cena nos fuimos a dormir cada uno en
su catre y en su debido rincón del cuartito, recuerdo toda la
noche me dio la espalda quizá por lo que le dije en la tarde y
entiendo que este molesto, a Joaquín lo conozco desde muy
niño yo apenas aprendía a caminar correctamente por eso es
casi mi hermano por todos los años que hemos vivido juntos.
Mi padre se hizo cargo de él desde que la tía Calixta Caicedo
muriera por la patada de un buey mientras ordeñaba unas
vacas, era raro ver a una mujer en esa clase de oficios pero para
ella eso era solo cosa de hábitos, una mujer podía defenderse
en todo trabajo del campo como lo hacia ella hasta el día en
que la pateara un buey a la altura del mentón y la dejara muerta
al lado del balde en le lodazal de mierda de ganado y empapada
por la lluvia que lavaba la sangre de su rostro sobre el pasto y
solo hasta el día siguiente la encontraron rígida como un
pedazo de plomo que las hormigas le habían roído las huellas
dactilares , las pestañas y la herida en sus labios.
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A Joaquín que apenas gateaba papá lo trajo del silencio un
pueblito perdido muy cerca de todo y muy lejos de ninguna
parte, tal vez por eso el pequeño Joaquín nunca tuvo destreza
para atrapar peces, pues no era un pescador de sangre, es
extraño recordar todo esto, pues el nunca tuvo claro en que
circunstancias murió su madre la tía Calixta alma bendita, solo
en alguna ocasión mi padre recontó a mi esa historia como un
mito familiar para mantenerme lejos de los oficios de lidiar
ganado.
La vigilia y los recuerdos de esa noche que no podía dormir se
interrumpieron por un eco de chapotear de patos de alguien
que se bañaba a esas horas en el río.
Joaquín se despertó enseguida sobresaltado se sentó en su
catre personal como esperando un segundo llamado, el
chapoteo volvió a sentirse fuertemente y mi hermano de un
brinco salio corriendo de la cama, traté de detenerlo al pasar
por mi lado, pero fue inútil el estaba tan ciego que vivía por la
mujer que seria la culpable de toda su maldición. Joaquín salio
dando tumbos en la oscuridad entre las matas de plátano y las
sombras que ponía la avanzada noche, como loco sediento por
verla corrió hasta el río con la ilusión de encontrarla una vez
mas humedeciendo su cuerpo desnudo en la rivera del río.
En el otro cuarto de la casita papá y mamá estaban despiertos
pues solían todas las noches contarse historias hasta que los
atrapara un sueño inevitable por sorpresa, esas horas eran
interminables pues papá solía todas las noches relatar el mismo
cuento de los piratas que asaltaron y devastaron a Cartagena
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de indias en un amanecer. Después todo fue silencio esa noche
papá se durmió antes de que llegara Francis Drake y sus
corsarios a la catedral y la ciudad entera fuera suya por encima
del dominio español de aquella época.
Los pasos de Joaquín se habían perdido por completo y su
demora ya empezaba a asustarme mientras cabeceaba del
sueño, tenía pesadillas en el que lo veía ahogarse en las aguas
del río y despertaba con el corazón latiendo fuerte, luego de
verlo ahogarse muchas veces apareció de pronto ante mis ojos
todo mojado y titiritando de frió con las costillas tiesas y se
acostó con la prisa de encontrar el sueño de manera fugaz, se
arropó con la sabana de remiendos que mamá tejió para
nosotros, y fue entonces al notar su extraño silencio que me
acerqué a él y le pregunté casi en su oreja
-¿que pasó Joaquín? – ¿era ella? - Se sonrío, si era ella quiere
que volvamos a verla bañarse en el río.
Te lo dijo ella misma – le dije con el mismo susurro que
empezamos la conversación.
-si, se acercó a mi desnuda como la primera vez parece que le
gusta que la veamos pues quiere que volvamos todos o de lo
contrario me llevara solo a mi a un sitio maravilloso.
-eso te dijo – entonces yo no iré a verla mas, ni tu tampoco
volverás por el río así estarás a salvo si se trata de la ninfa.
Pero en el fondo me inquietaba mucho la idea de verla
desnuda, suave y tersa, húmeda para nosotros, tenía ganas de
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verle las Tetas rosadas que salían a flote como un par de
submarinos que goteaban delgadas gotas de agua
transparente.
¿Por que estas mojado? – le pregunté antes de que el sueño lo
atrapara por completo.
Me caí al río cuando la vi aparecer frente a mi desnuda, me
asuste al verla así y caí al agua – me respondió de una forma
tan tranquila como si no percibiera ni un poco del peligro que
ella significabas, por mas que dijo que volvería por el si no nos
llevaba al río a verla, a ciencia cierta no se que pasaba con
Joaquín ni que sentía en realidad pues sea lo que sea en él pasa
toda frontera de un amor normal , pero que conoce un niño del
amor si ni siquiera la gente grande lo entiende de verdad.
Esa noche después que conversamos Joaquín pudo dormir
tranquilo quizá por el aliciente de haberla visto pero a mi me
dejo mucha mas intriga de la que tenía antes eso que decía que
se lo llevaría si no volvíamos. Me asustaba por mas que le dije
no volvería yo estaría con el para que no le pasara nada, lo que
no se es que si Gabriel y simón estaban dispuestos a
encontrarse con la ninfa, sin embargo después del amanecer
me puse en la tarea de encontrarla, en algún lugar tendría que
estar si se trataba de una mujer común de carne y hueso. Mas
sin embargo algo me decía que ella no era de este mundo, pero
de todas formas la busqué en las ventas del mercado por si
acaso trabaja por allí o en la cafetería de la escuela secundaría o
tal vez era la hija de algún pescador pero en ninguna parte la
hallé, al menos ninguna tenia parentesco con ella, cansado de
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buscar fuera del agua no había duda que su mundo era las
profundidades del río y eso representaba un peligro latente,
aparte de ser una mujer hermosa era una bestia temible.
Por eso aprovechaba el recorrido de la escuela a la casa para
buscarla en las riveras , recuerdo que por esos días la aseché
hasta la saciedad para encontrarla y decirle que no le hiciera
nada a mi hermano pero jamás la encontré yo solo, pues
después de hablar con simón y Gabriel se llenaron de pánico y
juraron no volver mas por el río y maldijeron a la hermosa ninfa
vespertina así que desde ese momento Joaquín y yo estábamos
solos sin su compañía para volver en grupo al río entonces traté
de convencerlo que no volviéramos por qué nosotros
estábamos a salvo lejos de las aguas y el acepto mi propuesta
sin oponerse en nada cosa que me pareció tan extraña puesto
que él se moría de amor por ella, mas sin embargo me sentí
tranquilo por que no volvería a ver a la ninfa.
Pero sabía que él no se quedaría tranquilo después que
pactamos no volver. Papá lo sorprendió escurriéndose por el
patio de la casa con el desespero que le entraba desde que el
sol se ocultaba a las seis.
Esa noche los gritos de dolor de Joaquín me despertaron y salí
de inmediato al patio al ver la puerta del cuartito entre abierta y
vi entre las sombras a papá dándole azotes fuertemente a mi
hermano y le repetía en varios regaños que no era la primera
vez que lo veía salir por las noches, una cabuya en dos fue
suficiente armamento para marcar al borde de la sangre la piel
de Joaquín, yo creo que ni esperó si en verdad iría al río,
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simplemente al verlo escurrirse en la oscuridad como un gato lo
golpeó de forma tan salvaje que el día siguiente el pobre tuvo
que sentarse sobre cojines que mamá le improvisó para que
estuviera cómodo y bajara la inflamación de los golpes que
tenia grabados en alto relieve en el cuerpo.
Durante lo que quedaba de sobra de la noche anterior consolé
sus lágrimas de rabia por no ir al río por más que me juró que
no volvería solo. No se por que a él no le daba miedo si es que
esa acuática mujer le dijo que se lo llevaría. Pues a mí de tan
solo pensar en eso me moría de susto y de miedo de perderlo.
Minutos después de que papá lo sorprendiera pude oír en un
sonido muy vago el chapotear de su cuerpo desnudo en las
aguas del río era como un llamado macabro para atraer a mi
hermano, recuerdo lo sujeté con todas mis fuerzas para que él
no saliera en contra de su voluntad luego de un tiempo el
tormento pasó y Joaquín se quedo dormido en medio de su
llanto; después de esa noche papá era quien vigilaba su sueño
con rejo en mano contándonos sus historias de piratas,
reviviendo los galeones perdidos del pasado como si los sacara
de las profundidades del caribe para sacar el oro de estas
tierras como lo hicieron siglos atrás para llevarlo a España. Y
para aterrarnos nos contaba la historia de unos hombres que
Dios convirtió en piedra en el silencio el pueblo de donde era la
tía Calixta, pues decía que así nos pasaría nosotros si le
desobedecíamos quedaríamos atrapados en una roca de la que
jamás podríamos escapar, me helaba los huesos pensar en ese
momento.
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Durante dos noches seguidas mi padre fue el centinela pero
como algo siniestro en una de esas vigilias el sueño lo venció
como si un telón negro cayera sobre sus ojos y lo durmió como
un muerto en un segundo al igual que yo, pues el cansancio que
nos dejó la pesca de la tarde ayudó a que cayéramos mas
temprano que de costumbre en medio de la historia alucinante
y borracha de Morgan escapando con su barco que bramaba
como un monstruo marino sobre las rebeldes olas del mar
mientras llegaba a su cueva misteriosa donde guardaba sus
tesoros que vigilaban las sirenas.
Momento que aprovechó Joaquín para escapar en busca del
cobijo satánico de la ninfa; La mujer hermosa del río que
esperaba por él como si fuera esta la última noche y vagaba
bajo su encanto como un poseído ante ella pero en él esta era
la posesión mas extraña del amor que iba mucho mas allá de
un mal de ojo o de hechicería barata él se comportaba como si
le perteneciera de cuerpo y alma a ese raro espectro que lo
atrapó con su belleza infinita de la que yo también fui testigo.
Esa noche como si en realidad fuera la última de ambos, de los
tiempos felices y de toda clase de malos presagios y
maldiciones y espantos desperté con un susto atrancado en el
pecho y vi a papá a mi costado derrumbado de lado sobre la
silla, había dejado caer el rejo de los azotes.
¡Joaquín donde esta!-fue lo primero que grite con la prisa de el
susto que me sacó del sueño para convertirse en uno de los
tantos malos presagios pero quizá en el mas siniestro de todos.
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Papá despertó de inmediato con mis gritos sin darle
importancia al sacudión que le di por la camisa, recuerdo todo
estaba oscuro solo el reflejo de un bombillo entraba goteando
luz por la puerta entreabierta que daba al patio que sirvió de
escapé a Joaquín dejando entrar el frió de la noche y para mi
mas que sentir el frió fue recordarlo por última vez como un
niño inocente.
Papá salió corriendo con el rejo en las manos refunfuñando y
amenazando darle fuertes escarmientos a Joaquín cuando lo
hallara y cerró la puerta para que yo no saliera a acompañarlo,
solo me quedé a esperar que volviera con Joaquín mi casi
hermano de casi toda mi vida y que la ninfa no cumpliera lo que
le prometió.
Rato después de tanto silencio y de la larga espera papá volvió
con los últimos soplos de la madrugada, frió como el de los
muertos, tenia los ojos tiesos y el rejo vencido en la mano
izquierda, pasó casi pisoteándome, le bastaron dos trancos
largos para superarme sin decirme palabra alguna, como si no
se perteneciera entró al cuartito donde dormía con mamá en
un letargo profundo como si algo afuera le había arrancado el
aliento.
¿Joaquín donde esta? – le pregunté un par de veces sin recibir
respuesta de su parte solo su temible silencio hablaba por el.
Me levanté de la estera y me asomé a la puerta para ver si lo
hallaba llorando en el patio, mientras adentro en el cuarto un
grito de dolor de mamá rompió el silencio, el pelo se me puso
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de puntas, pensé de inmediato en lo que le dijo la ninfa a
Joaquín y fue cuando sentí mas ganas de verlo, de saber que
estaba bien, sin que aún me hubieran dicho nada sabia que algo
temible había ocurrido desde que papá volvió así de ausente
aguantando el dolor en una calma falsa que se rompería solo
con un suspiro, oí cuando mamá buscaba bajo la cama las
pantuflas, sentí su llanto sostenido en un sentimiento tan
profundo, ese que se siente cuando se nos ha desgarrado el
alma, luego rescató del fondo del cajón de la ropa un abrigo
que olía a olvido, se cubrió la piel y salieron como si alguien les
hubiera arrancado las alas; las alas del alma.
Me volvieron a dejar solo con el pánico de saber que le había
pasado algo a Joaquín, la madrugada comenzaba a acabarse
con el crujir de las piraguas y el canto de los pájaros de río, no
supe a que hora nuevamente me atrapó el sueño pero desperté
con el rostro de Joaquín sonriendo como una bella visión del
último sueño que tuve.
Que extraño, fue por que aún que en sueños fue la última vez
que lo vi sonreír, desperté asustado nuevamente miré su
puesto vacío y me levante de inmediato en medio de ese
chillido fastidioso que pone el absoluto silencio en los oídos,
busqué en el cuarto de mamá que se alcanforaba con ese
extraño olor a polvo medicinal y a naftalina que le cuidaba el
olor a nuestra ropa, me limpie las lagañas de perro que tenia en
los ojos y salí de la casa con las ganas de encontrarlos, no dudé
en pensar que se encontraban en la playita del río donde
solíamos ir a ver a la ninfa antes de que se volviera amenazante
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y macabra aparte de bella, de esa rara bellaza maligna que nos
embrujó por completo.
A medida de que el sol aparecía asomándose desde las
profundidades del horizonte como un gran globo brillante me
aumentaba más la incertidumbre de no encontrar a Joaquín.
Las sombras se ocultaron por completo bajo los platanales
empantanados antes de que yo pudiera encontrarlos a orillas
del río como pensaba.
Me llevó hasta ellos el murmullo vago pero profundo de mucha
gente que lloraba pero aún no podía mi vista saber de donde
venía ese ruido, pero me erizó la piel, me vacío el alma como si
algo se me arrancara de pronto y Salí corriendo a donde me
llevara el sonido. Hasta que pude ver el tumulto de personas
del pueblo a orillas del rió llorando, otras se dibujaban cruces
en el pecho para bendecir sus almas pero que pasaba esa era la
pregunta que en ese momento me hacia tratando de sacar a
Joaquín de cualquier mal y en medio del mar de rostros
entristecidos descifré el rostro de mamá y de inmediato intente
llegar a su encuentro pero la sorpresiva aparición de papá
como si se tratase de un espectro liviano y clandestino
Cortaron mis ganas de llegar.
Me agarró fuertemente por mis brazos – es mejor no ir – me
dijo mientras ahogaba el llanto.
- ¿que le pasó a Joaquín? - lo encontraron bañándose en el río
le pregunté con la ilusión de que él estuviera bien, con el deseo
de que solo temblara de frío como siempre.
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Me miró con los ojos al borde del llanto – tu hermano esta allí,
pero es como si no estuviera – me dijo. Yo se lo decía se
obediente , pero a ustedes les cuesta tanto trabajo hacerme
caso – él esta allí en medio pero no debes verlo , a Joaquín le a
pasado algo terrible , en ese momento no pude aguantar las
lágrimas y pensé de inmediato en la ninfa, esa mujer que tanto
le gustaba a mi hermano y enseguida en mi se borró toda duda
de que ella no era una mujer común que quería deslumbrarnos
con su hermosa desnudes, era algo mucho mas misterioso e
indescifrable y su seducción era mucho mas que un juego
macabro que nuestros ojos libidinosos no nos dejaba ver su
forma real sino la de una hermosa chica como de veinte años
en extrema plenitud sexual, recuerdo esos días fueron amargos
y aún mas cuando vi con mis propios ojos a Joaquín en medio
del personal que asombradas como quien ve a un fantasma lo
rodeaban haciéndose cruces orando por sus propias almas que
a lo mejor nadaban sobre las aguas turbias del pecado al que
estamos expuestos todos los hombres, la pregunta en medio
de todo era por que Joaquín fue castigado de tal forma si era
solo un niño en esos días, recuerdo lo miré fijo con ganas de no
perderlo nunca, pero él se había convertido en una figura de
piedra tan negra y brillante como si lo hubieran sacado del
fondo del río; su rostro reflejaba angustia como si en el
momento escapara de algo que lo espanto demasiado, quedó
tieso en una posición sorprendente con sus pies encallados en
la orilla del río con sus ojos tiesos clavados mirando hacia el
agua con un terror profundo.
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No pude aguantar el dolor de ver a mi casi hermano convertido
en una roca sin vida y su alma transformada en un crudo
mineral , maldición que tal vez invocaría papá con su
advertencia de que nos convertiríamos en una roca si no le
hacíamos caso , pero la llevó a su fin la ninfa con su amenaza de
que se llevaría a Joaquín, tal vez de esa forma dejándolo
petrificado a orillas del río donde la conocimos en su disfraz de
una hermosa ninfa vespertina que no solo podía llevarse a
Joaquín también lo pudo haber hecho con los demás: con
simón, Gabriel y yo , nos llevaría a los tres , pero sin dudarlo yo
hubiera dado mi vida por él, estaría en su lugar con gusto para
vencer esta maldición que me dejaba con un sabor a una culpa
inexplicable de que yo pude haber evitado todo esto que le
ocurrió a mi hermano, si tan solo lo hubiera escuchado y volver
a las aguas con los demás no se le habría hecho tal mal aún que
en el fondo sabia que esa criatura nos devoraría a los cuatro o
estuviéramos viviendo en el interior de una piedra para siempre
como le pasó a Joaquín; pero lo que mas me mataba era que
esa noche anterior lo pude haber aguantado para que no
saliera , solo se trataba de aferrarme a el. A papá lo noté muy
entristecido casi con esa rara expresión de culpa que también
yo guardaba en mi alma, creo que ese cuento fantástico que se
inventó para que le obedeciéramos se le hizo realidad como un
sueño macabro del que todos quisiéramos despertar sin poder
alcanzarlo.
Entre todos los pescadores cargaron a Joaquín por que su
peso se había multiplicado para que lo cargara un solo hombre,
aún que al principio les costó trabajo sacarle los pies del barro
Los Cuentos Del Silencio.
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de la orilla lograron elevarlo a lo mas alto , lo llevaron como
quien carga un ataúd para llevarlo a la casa, eso fueron los
deseos de mamá para que la gente no siguiera viendo su
desgracia y el dolor de haber perdido a su casi hijo de esa
forma tan extraña que había puesto la muerte en el.
A pulso lo llevaron y lo colocaron como la figura más delicada
en la salita de la casa en un lado donde no estorbara el paso.
Después de todo ese acontecimiento tan extraño mamá se
rehusaba a que Joaquín estuviera muerto pues para ella el vivía
dentro de la roca que lo encarnaba; la gente del pueblo incluso
nosotros queríamos darle su santa sepultura pero mamá
siempre se opuso por que decía que el vivía aún que nosotros
pensáramos que el niño estaba muerto.
Ese primer día Joaquín se quedó en el rincón donde lo pusieron
los pescadores mientras mamá lo cuidaba como si se tratara de
un moribundo, creo que después que Joaquín se convirtiera en
piedra tuvo mas atenciones con el que cuando era un niño
común y corriente, en cuanto a papá desde entonces se
culpaba de lo ocurrido por a haber llamado tal maldición, como
dicen la palabra tiene poder y mas cuando el maligno nos
escucha y vivía asustado de pensar que a mi también me
pudiera pasar lo mismo , pero a parte del lo asustado que vivía
tomó la costumbre de irse solo con la balsa hasta el centro del
cause del río a pedir que esa maldición de la que se culpaba
cayera sobre él para que el niño volviera a ser normal ya que
mamá tenia tanta fe de que el niño no estaba muerto , pero
solo yo en realidad sabia que esa maldición no provenía de un
mal deseo de mi padre sino de la terrorífica ninfa del río, esa de
Juan Jair Natera Tesillo.
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la que tanto nos advirtieron los pescadores y nunca hicimos
caso; tal vez ese fue el error desde del principio , la
desobediencia ató muchos cabos para maldecir.
Así navegaba unas horas como pirata sin destino y luego volvía
con la decepción de que Dios no le concediera el milagro o su
trágico deseo de que su cuerpo se convirtiera en piedra como
el de su hijo postizo. De cierto modo ya todos pertenecíamos a
esa maldición, papá por culparse yo por perder a mi hermano,
por quedarme callado y no decir nada de la ninfa y de mamá
solo queda decir que para ella Joaquín esta vivo , pues le sirve
un puesto en la mesa todos los días aún que después tenga que
tirársela a los perro, fría y cagada por las moscas, lo abriga
cuando ella cree que tiene frío y lo lleva dos veces por semana a
la misa de siete, es extraño verla haciendo todo lo que sea por
una estatua que mantiene brillante por el aceite de coco que le
aplica en la piel de piedra para que su brillo se acentué. Todas
las mañanas a las diez después de regresar de la misa trata de
enseñarle las tablas de multiplicar que Joaquín nunca quiso
aprender cuando era un niño normal, luego le narraba un
capitulo del viejo y el mar como una oración diaria, pensé que
mamá había enloquecido por haber perdido a mi hermano por
que hacia muchas mas cosas por el que cuando de verdad
vivía, desde entonces entendí que esa maldición de la ninfa nos
había absorbido a todos, pues papá después de lo ocurrido con
Joaquín me sacó del pueblo por muchos años , solo volvía muy
de vez en cuando para ver a mamá y a él que envejecía viéndola
conservar a Joaquín desde una mecedora que acogía sus
huesos cansados de pescador viejo, yo no perdía oportunidad
Los Cuentos Del Silencio.
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para pasar por el río en la playita donde nos bañábamos cuando
niños, donde veíamos a esa macabra aparición de la ninfa
hermosa, puedo decir que aún me gustan sus senos de
veinteañera , volvía para ver si venía por mi y para ver el
planchón que pasaba a las seis de la tarde en medio de un
atardecer sangriento y volvía después a la casa cuando mama
terminaba de recoger el plato que preparaba para Joaquín para
que luego lo comiera el perro, nada había cambiado en todos
esos años , a pesar de la edad de mamá seguía acicalándolo
como si fuera un niño chiquito , era peor como si el sintiera. Era
simplemente una piedra, una piedra que con los años aprendí a
seguir queriendo viéndolo como mamá seguía llevándolo
todavía a la misa de la mañana y la de la noche ya no utilizaba
la ayuda de los de siempre que ayudaban a llevar la estatua, le
había mandado a construir un patín de madera con unas llantas
de balineras para poder halarlo a cualquier parte.
Era triste verla sumida en esa locura feliz, Tal vez esperando
que Joaquín volviera a ser el mismo de muchos años atrás, ese
que nunca pescó y desobedecía todo el tiempo.
La maldición que Joaquín padecía por culpa de la ninfa se había
extendido con los años, mamá se amarró a él con un cerrojo de
sentimientos que la llevó a la locura , mientras papá solo
esperaba una muerte pronta junto a ella culpándose cada vez
que veía la estatua del niño. para mi era hasta hoy seguir
guardando el secreto de la ninfa para esperar que también
vuelva por mi, pues yo en realidad creo que la quise con mas
locura que la que sintió mi hermano pero jamás lo reconocí ,
volvía cada tarde a ver el atardecer sangriento y a escuchar el
Juan Jair Natera Tesillo.
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bramido de la flota fluvial que pinta de nostalgia el cause
adormecido del río esperando que ella aparezca flotando
liviana y furtiva para venir por mi como debió ser desde un
principio para salvar a mi hermano desechando maldiciones o
para consumirme finalmente y para siempre en ella.

Texto agregado el 22-10-2014, y leído por 134 visitantes. (0 votos)


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