Humillada 2 de 2
Laura salió con sus amigas, Andrés se fue a un viaje con unos amigos, la casa estaba sola. Por dentro Diana atascó todas las puestas para entrar a la casa, incluyendo las ventanas. Ese día amaneció con un cielo completamente cerrado, hacía mucho frío, y en la noticias se anunciaban lluvias. Pero a Laura no le importó. El plan de Diana corrió.
Ely estaba en la casa con Alan, quien trabajaba en una ferretería. El cielo se caía a cubetadas, Laura llegó a las 8 de la noche y no dejaba de llover. Diana no la dejó entrar a la casa y Laura se mojaba, pero a Diana no le importó. Después de que terminara de llover, a las 11 de la noche, Diana le abrió la puerta a su patrona. Laura toda empapada, le reclamaba que le demandaría por eso.
Por supuesto que Diana tenía un tremendo resfriado y no podía hablar. Sentía espasmos por todo el cuerpo y dolor en la espalda. Estaba tirada en su cama. Su querido hijo llegó del viaje y vio a su madre en cama.
Un lunes en la mañana, Diana estaba en la cocina preparando la comida, Laura se recupera poco a poco, pero seguía delicada y no podía salir. Ely se suponía que estaba planchando, pero no precisamente la ropa. Laura se levantó de su cama y entró al cuarto de Andrés y vio a Ely gimiendo de placer encima de Andrés. Laura jaló de los pelos a Ely la bajó desnuda a la sala. Diana se asomó para ver qué era lo que estaba pasando, vio a su hermana desnuda en la sala y a Diana como una fiera insultándolas a las dos.
Dijo que las acusaría de robo. Y eso si le indignó a Diana. Días después ya que las había corrido, Diana le pidió a Alan que le llevara un veneno de ratas para una vecina. Lo metió en su bolsa, con el juego de llaves que tiene, Diana entró a la casa sin que Laura se diera cuenta. En la estufa tenía un té de hierbas que sus amigas “la fresas” le habían recomendado, en la olla preparó el té junto con el veneno de ratas.
Laura fastidiada de ver su casa sucia, entró a la cocina y se sirvió una taza de té. Se la tomó completita, y salió a la sala donde por sorpresa se topó con Diana. Laura le preguntó qué era lo que hacía en su casa, le pedía que se fuera o llamaba a la policía. Pero en cuanto Laura intentó tomar el teléfono, le empezó a faltar la respiración. Le dio un colapso y de inmediato murió de una asfixia. Las palabras de Diana fueron “¿ahora necesitas de mí? Muerte perra”
Diana voluntariamente se entregó a la policía y fue condenada 25 años por envenenamiento. Imparte clases de cocina en la cárcel.
Fin
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