¡Señor, el rey su presencia solicita!
-Hoy no tengo ganas para aconsejar,
Dime, ¿Es que algo grave se suscita?
Sino, déjame el escrito empezar.
Bien, dejo escrito este pergamino,
para tener recuerdo de mi pasado,
tal vez cambie de papel en el camino,
el punto solo es que quede plasmado.
Parte de mis pensamientos para luego,
luego recordar si la memoria falla,
y recordar cuando jugaba al juego,
de en el interior librar una batalla.
Miles de años habían pasado ya,
el neolítico había pasado,
ya que todo lo que viene también se va,
la edad antigua había empezado.
Y yo solo me empezaba a hartar,
aunque pude ver a la historia nacer,
y de ser el rey no dejaba de gozar,
deseaba descansar no tanto que hacer.
Miles de años teniendo tanto poder,
me hicieron muy feliz por mucho tiempo,
mas la monotonía me hizo ceder,
ocupaba buscar otro pasatiempo.
Al principio solo dejaba gobernar,
a otra persona bajo mi cuidado,
él responsabilidades yo el gozar,
pero por mi él era supervisado.
Ahora él era el rey del lugar,
ya creían que me habían matado,
y otros reyes empezaron a reinar,
pero el rey seguía supervisado.
Fue el supervisarlo lo que me cansó,
había disfrutado de ser vencedor,
ya que a mi reino nunca nadie venció,
miedo tenía de hacerlo perdedor.
La persona más capaz que tenía yo,
era de todas las personas capaces,
el ser más leal que mi razón encontró,
los problemas del reino eran fugaces.
Pero miedo tenía a dejárselo,
aunque él era nombrado como el rey,
mi reino no podía entregárselo,
lo hice con Horus Toro y salió buey.
Inclusive al quitárselo se negó,
a lo que yo ya estaba prevenido,
fue Horus escorpión quien a él lo venció,
pues el tonto no estaba prevenido.
-¡Su gran alteza, el rey lo necesita!
-¡Basta! no tengo tiempo de supervisar,
Dime, ¿Es que algo grave se suscita?
Sino, déjame el escrito completar.
Hor Serq, mi buen amigo Horus escorpión,
quien me liberó de las rejas del toro,
él siguió mi plan en completa perfección,
listo y leal, él lo tenía todo.
Todo, excepto el valor para gobernar solo,
Hor Serq era un poderoso guerrero,
pero solo su nombre gobernó todo,
no lo culpo, me salvó y fue sincero.
Mas era el hijo de Hor Serq segundo,
quien administraba mi reino ahora,
era un ser muy sabio en este mundo,
tal vez de dejarlo sólo era hora.
Nadie en el reino lo sabría jamás,
nadie sabía que había rey detrás,
nadie sabía de mi ser años atrás,
nadie más que los poderosos nada más.
Los que me traicionaron junto con Toro,
fueron ejecutados y nadie supo,
que quien mandaba a Serq también a Toro,
sus mentes a eso no tuvieron cupo.
-¡Señor, el rey su presencia solicita!
-Hoy no tengo ganas para aconsejar,
Dime, ¿Es que algo grave se suscita?
Sino, déjame mi escrito completar.
Era muy fácil dejar a Narmer de rey,
falso rey e hijo de Hor Serq segundo,
¿Pero como saber si no saldría buey?
¿O convertiría al reino inmundo?
Después de todo, si él fuera tan capaz,
no me interrumpiría por consejos,
resuelve los problemas de forma fugaz,
aunque hoy para él han sido complejos.
No está demás en pedirme consejos,
siempre ha sido muy preguntón el tipo,
aunque resuelve problemas muy complejos,
tal vez no esté listo aún el chico.
Aunque no estaría demás probarlo,
dejaré que dirija solo la lucha,
si vence entonces podré aprobarlo,
pero no si la desventaja es mucha.
Si están por lincharlo me meteré yo,
y tendré que seguir fastidiado por él,
pues que me pidan consejos ya me hartó,
parece que no hace tan bien su papel.
¡Señor, el rey solicita su presencia!
-Dile que él venga hacia mi por favor,
si le urge que venga su excelencia,
pues de moverse no es mía la labor.
Narmer luchará contra Bajo Egipto,
si consigue la victoria será el rey,
mas sino se cumple lo que he escrito,
seguiré yo dictando del reino la ley.
-¡Señor! soy yo, Narmer, ¿me va a escuchar?
-Narmer creía que eras inválido,
-Perdón, la gente no me dejaba entrar,
no los culpo, pues era algo válido.
-¿Que al rey lo impidan avanzar lo es?
¿Que les hiciste para que te reclamen?
Con que para eso me ocupabas pues,
mejor deberías hacer que te amen.
-Lo hice, por eso nadie me dejaba,
solo mis mensajeros podían llegar,
pues uno tras otro me felicitaba,
pues a Bajo Egipto pude conquistar.
-No es lo único que has conquistado,
también has conquistado ya mi confianza,
pues unificar Egipto has logrado,
tómalo, y con él, sólo tú avanza.
-¿Cómo? ¿Ya no solo lo administraré?
-Ahora serás faraón de Egipto,
el como reinarlo yo ya no te diré,
creo que para hacerlo estás listo.
-Ahora yo reinaré mas territorio,
pero desde luego que yo estoy listo,
su mandato me es muy satisfactorio,
-Lo harás bien a como ya lo he visto.
Después de todo eso me fui a viajar,
libre de todas responsabilidades,
sin olvidar de vez en cuando visitar,
a Narmer, rey de grandes habilidades.
De Egipto él fue el primer faraón,
aunque lo plasme para no olvidarlo,
¿Cómo olvidar aquella gran ocasión?,
Si el suceso no logro superarlo.
Con esto finalizo esta transcripción,
de algo que sucedió hace mil años,
mi papiro ya está en la perdición,
pergamino, tú sufrirás menos daños.
Ahora no solo guardas los recuerdos,
del papiro que dejé en aquel ayer,
también dejo mis momentos menos cuerdos,
donde lo evidente no podía ver.
Aveces la respuesta toca las puertas de nuestra razón, pero nuestra razón no permite su paso por estarla buscando. Es por eso que en ocasiones es necesario un descanso. |