AFRENTA*.



No tienes perdón, jamás lo tendrás,
Por haber maltratado así tu esposa;
Lo que llamas hombría, es otra cosa
Muy distinta, que nunca entenderás.


Fue tu modelo un padre abusador,
Al que viste golpear a tu madre;
Y, si hay algo que tu mente taladre,
Es haber sido un simple espectador.


Tristemente la historia se repite;
Hoy es tu hijo quien impotente observa,
Y en su cabeza inmadura conserva
Esa afrenta que merece un desquite.


Con los años el chico crecerá,
Acumulando odios y mil rencores;
Defenderá al amor de sus amores
Tus abusos con sangre cobrará.


*De la vida real.