Papelonia del Sur 4

Ayer vinieron Huguito y Luisito. Me vinieron a consultar sobre los vinos que servirían en la fiesta de lanzamiento de Papelonia del Sur, la revista que va a sacar mi hermana.
Ellos recomendaban unos vinos chilenos que creían que eran los más apropiados para la reunión y me trajeron algunas botellas para que las catara y les diera mi parecer. Les contesté que yo tomaba muy poco vino, pero que siempre me habían gustado el Tres Amigos tinto y entre los vinos blancos prefería el Rugido de León.
Me miraron con sorpresa. No los conocían y no se dieron cuenta que era una broma. Entonces les aconsejé que sirvieran un vino no demasiado caro para que la fiesta no saliera tan onerosa para mi hermanita.

—Rita es muy generosa —me dijo Luisito

—¡Ya veo! Me doy cuenta por la camisa que traes puesta. La busqué por todas partes, pues la usé solamente una vez.

—¡Pero esta camisa no te va! Con el color de tus ojos no puedes usar camisas celestes. La camisa opacaría esa mirada tan masculina que tienes.

—¡Pero si mis ojos son marrones! Además uso anteojos. ¿Para qué quiero que combinen la camisa y los ojos? ¡Es ridículo!

—Ya te lo dije. Lo que resalta no son los ojos sino la mirada

—¡Déjense de embromar y díganme pronto a qué vinieron! Si es por el asunto de la Crítica Literaria, desde ya les digo que nó.

—¡No, Edy! ¡No! Rita ya solucionó ese asunto —exclamó Luisito

—Lo invitó a Rafael Cromañón —intervino Huguito, mirándome con sorna.

Me quedé helado Rafael Cromañón es mi peor enemigo. Fuimos compañeros en el Liceo de Valparaíso y años después, cuando yo tenía 21 nos topamos en Argelia. Desde entonces no nos hablamos y yo cuando puedo le dejo un ojo negro. A veces ha podido más él. Y ahora mi hermana, mi propia hermana, conociendo toda la historia, me quita mi lugar y se lo da a él. No la perdonaré jamás.

Al ver que había quedado atónito, Luis me dijo: —Rita pensó que tú estabas un poquito viejo para ser crítico. Además te negaste tanto, y con el malhumor que tienes últimamente y con todo el whisky que tomas, que nos obligaste a decidir que…

—¡Qué! —rugí — ¿Cómo que han decidido? ¿Qué tienen ustedes con tomar decisiones?

—Somos Directores Ejecutivos de la revista. Además ambos vamos a escribir también, pero en conjunto.
Nuestro seudónimo será Luisú. Así como suena, con acento en la u.

Me serví un whisky doble para calmarme, mientras los dos mariposones se miraban significativamente.

—Y ¿qué quieren de mí? —les pregunté con los dientes apretados.

—Queremos escribir tu vida. Hacer tu biografía —dijo Hugo y añadió: ¡Sí!, a pesar de tu aspecto actual, siempre fuiste un aventurero y queremos hacer tu biografía para publicarla en la revista, dividida en varios capítulos.

—¡Jamás! No seré el hazmerreír de la gente…

—Si no aceptas, igual publicaremos tu biografía “no autorizada”.

Mi hermana llegó en ese momento y eso le salvó la vida a los dos crápulas. Por la sonrisita tonta que lucía, comprendí que sabía lo que me proponían ese par de mequetrefes amigos suyos.

—Te quería decir —empezó— que Huguito y Luisito serán Directores Ejecutivos de la revista.

—¿Porqué? — le pregunté tontamente

—Porque van a aportar diez mil dólares de capital y además van a escribir sobre ti.

—Te voy a decir dos cosas, hermanita. Primero: estos dos pájaros en su puta vida han visto diez mil dólares juntos ( y yo tampoco) y menos que sean de ellos, y segunda cosa: no voy a permitir que nadie escriba sobre mí.

—Si no lo hacen ellos, lo haré yo —me aseguró desafiante

—Pero…¿Porqué sobre mí? Si yo no soy nadie. Soy un tipo común, no he triunfado en nada, ni siquiera he publicado un libro, nada…

—¡Justamente! Tu sabes que Papelonia del Sur es una revista literaria y naturalmente casi todos nuestros lectores serán futuros escritores y les queremos demostrar que, detrás de una persona común e insignificante como tú, si escarban un poco e investigan podrán encontrar verdaderas sorpresas. ¡No me interrumpas! En el caso tuyo, tienes 75 años, pareces de 85 y actúas como si tuvieras 90 y sin embargo eres un individuo bastante alejado de lo común. Estuviste 5 años en la Legión Extranjera y eso solo vale por mil historias. Si una cuarta parte de lo que me has contado de la Legión es verdad, tienen en ti a un tesoro. ¡Qué digo tesoro! A una mina de historias, anécdotas y aventuras. Además tenemos a Rafael Cromañón que te acompañó un tiempo y será quien separará la fantasía de la verdad…

—¡Mentiras! |No es verdad! Cuando la Legión dejó Argelia, yo estuve en Francia en el Ejército regular como muchos otros y él se contrató como semental para mejorar la raza en Haití.

—Esa historia no la vamos a publicar. Hoy nadie creería semejante cosa. Además Rafaelito jura y re jura que el que se quedó en Francia fue él y que fuiste tú el que se vino a Haití, con la orden de procrear, procrear y procrear. Si fuiste tú y calculando que estuviste todo un año, yo debo tener como 600 familiares entre sobrinos y sobrinos nietos.

—Por favor, váyanse todos y déjenme en paz.

Se fueron todos mirándome con pena.
Dicen que el whisky aviva los recuerdos y el vino ayuda a olvidarlos.
Por suerte estos maricones me trajeron seis botellas de vino que voy a empezar a probar
cont.