Siguiendo con lo publicado anteriormente I. Maestro (1990), II. Ventilación (1993), III. Luz (1992), IV Vida (1991), V. Irreflexividad (1990), publico ahora VI. Aflicción (A mi madre, en su enfermedad terminal)(1990)
VI. AFLICCIÓN
(A mi madre, en su enfermedad terminal)
El timbre rompió los ensueños del niño en sus vaivenes, noticia infausta le entregaron:
sus hebras el cordón deshacía entre luces y apagones,los pasos no tendrían oreja, las manos no más regazo.
En vuelo de cuerpo sin cabeza, llegó a casa perdida de tiempos adolescentes, para tratar de unir los colores que la buscona traicionera, en astuto y persistente empeño lavaba en su río de placeres.
En la posada que le nutrió flores, junto a su madre y con vista de río, sus manos caminaron temblores; en unión de cuerdas hermanas compuso melodías y oraciones, intentando levantar y curar las ramas que a tierra de otro hijo se acercaban.
El reloj cumplía su trabajo, dando hilo extenso y resistente, divirtiendo a la sagaz lavandera, quien hábilmente a ella mostraba pintura añeja de su tierna infancia, con diáfanos y rutilantes colores.
Él, citando paisajes de tiempos idos, en la era de los finos nudos, trenzados con maternal cariño, la enfundó entre cuñas y cordones; con apoyo de finas hierbas e infusiones en vano y sincero intento levantaba las ramas que se inclinaban a tierra.
Cruel desilusión invadió su pecho. La parca cepillaba placenteramente, descolorando tierna mirada que al sumirse en vaivén de espejos, a sus niños nueva leche prometía. Las albas ropas ya sin agua la hechicera tendía en tosco hilo.
Sin caracol los umbilicales, succionando viaductos de luces, recibían mudos consejos para sueños y vigilia.
Él, con mejor cáscara su nuez, en tierra, aire, la semilla con renovados, frescos nutrientes, intentará llegar a celestes regiones.
© Linel Henríquez B. 1990 |