Despertarme, recordar lo del día anterior, pensar en lo que haré, volver a dormir cinco minutos más que en realidad son media hora; levantarme, tender la cama, mirarme al espejo y soportar el reflejo, cepillarme los dientes, buscar mi celular para mirar la hora, seleccionar la ropa que vestiré, saludar a mi madre, ducharme, salir apurado del baño por la tardanza, vestirme rápidamente, peinarme sin prejuicio, cepillar mis dientes de nuevo, buscar la loción, mi mochila, las llaves, mi portafolio, mirar la hora, calcular el tiempo, despedirme, salir afanado de la casa, devolverme por olvidar el dinero del pasaje de medio día… en fin son tanta cosas que hacen parte de la rutina que ni cuenta me doy de lo que hago, es una programación automática.
El otro día iba por el parque y me encontré con un compañero del colegio, cuando lo vi a lo lejos traté de desviar mi dirección pero ya era demasiado tarde, efectivamente al saludarme me hizo la pregunta a la cual le temía: - Víctor, ¿qué más pues?, ¿qué hay de nuevo?, no pensé mucho para responder pero era frustrante saber lo poco emocionante que se tornaban mis cosas, le dije que andaba ocupado, enredado al menos con lo que me gustaba pero que aún no salía nada oficial, entonces le hice la misma pregunta y descaradamente con acento de despreocupación me dijo que nada, que andaba vagando actualmente y que aún no había decidido que estudiar. El alma me volvió al cuerpo al escuchar eso, no por la forma en que él lleva su vida, eso no lo discuto, sino que me sentí afortunado de estar en cuento de mis sueños… eso estuvo bien.
Sin embargo la rutina quita la posibilidad de experimentar, de ver y explorar la vida, de disfrutar de los años y darse la oportunidad de respirar nuevos aires; en otras palabras hacer algo diferente es la cura contra la rutina y para ello se necesitan de las “malas” y buenas compañías… disfrutar de un paseo, viajar, hacer un buen sancocho al pie del río, ir de rumba, salir a caminar en la madrugada agarrando la mano de quien se ama, besar bajo el agua, reírse y quedarse hablando hasta la media noche o más… entre otros planes que nos sacan de la caja y nos sumergen en poliedros con infinidades de lados y vértices. |