Ternura en Blanco y Rojo

Roberto frustrado del amor conoció a Esperanza, quien hacía años se sentía atraída a Roberto, pero este solo la quiso de vez en cuando. Comenzando así una relación de esporádico amor que la mayoría de las veces terminaba con este jurándole amor eterno y ella al día siguiente llorando por su nuevo amor perdido. A Roberto le encantaba como los cabellos color incendio de Esperanza se envolvían en sus dedos y ella le besaba la cara y el cuello.

Las amigas de Esperanza no entendían como ella podía seguir teniendo estas relaciones de momento con Roberto, pero ella les decía convencidamente que lo amaba más que a nadie en el mundo y que prefería tenerlo así, que no tenerlo. Para Roberto su relación con Esperanza no era más que una relación carnal.

Esperanza sufría todas las solitarias noches por no poder tenerlo de otra forma más que de esa forma, se imaginaba su vida de casados, su vida de enamorados, sus hijos, e incluso les tenía nombres a todos, a los tres Leonardo, Catalina y Matías.

Las amigas de Esperanza le preguntaban a esta como podía amar tanto a tan mal hombre, le preguntaban como soportaba con solo sus esporádicas relaciones y esta respondía que él no era un mal hombre solo que no sabía que hacer, no tenía decisión alguna. Roberto se sentía, cada vez que se amaba con Esperanza, más macho y más seguro de sí mismo, Roberto se sentía casi un Dios cuando por efecto del alcohol le decía a Esperanza que la amaba mucho, pero de esa manera, él sentía que manejaba la situación por completo.

El egocentrismo de Roberto llegó incluso a oídos de la mejor amiga de Esperanza, quien rápidamente le contó a ella, Esperanza desilusionada de su amor en vez de decirle muchas cosas en la cara, en vez de llorar, recogió la flor más bella de su jardín y se la pasó cuando este iba saliendo de su casa, ella había sido la primera chica que le había dado una flor y esto respondió a un recuerdo de su madre en la niñez, él sintió que la amaba por primera vez, recuperó toda la confianza en el amor y ella, tomando fuerzas de todo su espíritu y orgullo le dijo: “esto llega hasta aquí mi amor”.