EL ARPA
Nota: Sacado del libro LOS MISTERIOS DEL SEÑOR BURDICK
Autor: Chris Van Allsburg
(Cada misterio tiene la imagen y la primera línea. El resto depende de la imaginación del futuro escritor.)
http://youtu.be/IXe2WYxLicE

En este misterio la imagen es un arpa situado a la orilla de un hermoso rio y la primera línea escrita es:
Así que es verdad, pensó, es realmente cierto.

El arpa
“Así que es verdad, pensó, es realmente cierto”. Se dijo la niña mientras miraba el arpa junto al rio y dirigiéndose a su compañero comentó:
— ¡Tenías razón!, es un arpa muy bonita y mira cómo es de grande —exclamó con alegría Ivette.
— Y pesa mucho, por eso no me la lleve a la casa —dijo Tony—, así que fui a buscarte para que entre los dos la carguemos.
Ivette de doce años, miró con ensoñación a su amigo Tony de catorce años y dijo:
— ¡No!, dejémosla en su lugar, el arpa debe de pertenecer a las hadas del bosque, que en los días agradables como hoy, tocan, cantan y bailan. En la escuela nos dijeron que el pueblo griego tenía muchos dioses, todos hermosos y diosas tan bellas que no te lo podría explicar.
Ivette que tenía una imaginación desbocada se dirigió al asombrado Tony, que la escuchaba con escepticismo, y le contó lo siguiente:
―Afrodita que es la diosa del amor con su hijo Cupido, hacen felices a los hombres y utiliza la música para agradarles y que se enamoren de las doncellas. El arpa que vemos ha de ser la que utiliza para la música celestial con la que encadena el corazón de mancebos y jovencitas. Ya los adultos, no la oyen porque para ellos no existe la poesía ―mientras hablaba Ivette miraba con ojos tiernos a Tony. Al ver que éste ni se inmutaba, continuo con un poco de desencanto―: o el arpa puede pertenecer a Artemisa, que es la amante de los bosques y de la caza, después de cazar, para descansar debe tocar el arpa, con la música misteriosa que se escucha en los bosques, y tú al igual que yo debemos hacerle caso al llamado de la naturaleza ―termino Ivette de decirle con coquetería a Tony.

— ¡Ya ves baboso!, te dije que habías olvidado el arpa junto a la orilla del rio —dijo con enojo el jefe de los cineastas que filmaban una telenovela y que junto con otro hombre se acercaron al arpa.
—Es que no me acordaba —fue la excusa que dio el encargado de la utilería.

¡Pobre Ivette!, lo que más le dolió, fueron las burlonas carcajadas de su ex amigo Tony.