Están cansados mis ojos de ver ropa tendida en las cuerdas. De las miradas esquivas que atisban tras los visillos sin ser descubiertas. De las aceras mugrientas sobre las que parece no haberse puesto nunca el sol.
Llevo el peso del pasado incrustado en la carne y en los huesos, porque del cuerpo preciso para ser en el futuro. Y ese anciano del parque, sobre cuyo cabello cayó ya la nieve del cansancio, hace que se encoja la esperanza de atisbar un destello de luz tras la siguente esquina.
El aire trae emociones que perfuman los jardines de niños y desamores. Se insinúa trémulo el horizonte bajo las piedras del camino, y alguna que otra sonrisa florece pese al frío de este invierno impersonal.
Ni las formas ni las ganas pueden con el rito de la vida. Hoy bien, mañana mal. Y entre tanto, este valle de lágrimas se bebe el color del cielo y todo el agua de los mares para ofrecernos su traje perlado de lluvia lacerante.
Texto agregado el 03-10-2014, y leído por 219
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Lectores Opinan
03-10-2014
Esta es la auténtica poesía en prosa.Muy bello texto.UN ABRAZO. gafer
03-10-2014
Un texto cargado de metáforas, bellas imágenes y sentimientos de calidad poética. !Muy bueno! ABRAZOS. NINI