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El mundo pequeño de G.

A las bellas Betty y Astrid


Caminando por una avenida desierta, llena de muros, inmersa de un pasado milenario G., piensa en L., gracias a un motivo de supervivencia, gracias – dice ella – a una razón inexplicable que siempre no la ha limitado a continuar.
Sumergiéndose entre lo antiguo y lo nuevo G., explora la sintonía de la tranquilidad y quietud de los muros, y pensar, dice G., que hace docientos años venía desde tan lejos Garibaldi a continuar una lucha por la unificación de este país.
G., va a la casa de los amigos, ve primero a Lucas y Noemí, quienes acaban de cenar un amor fugaz en la cocina, se encuentra con Gladis e Ivan que ingresan a su dormitorio después del trabajo, saluda a Russo y Fio una pareja de gay que sacuden las almohadas de la poltrona y por último a Zacarías, el anciano de ochenta y nueve años que vive con ellos y a quién G hace asistencia personal.
Lucas y Noemí después de distintas y floridas copulaciones han decidido tener un hijo o lo que es mejor una hija, sin embargo a las demás parejas no les importa, aunque a Zacarías le da una cierta satisfacción, más bien halaga su decisión. Cada uno tiene el pensamiento fijado en un objetivo: vivir en una máxima libertad y comprensión. Por ello, a su manera y desde su aparente tranquilidad han ordenado y distribuidos sus tareas. Alguno ha criticado fervientemente la manera de imponer la palabra orden, dicen que no lo hacen por intolerancia, sino por principio; otros simplemente dejan a los doctrinarios y pensadores acomodar sus principios de acuerdo a sus intereses, y los demàs sin razón de enojo prefieren sonreír y trabajar.
Por ejemplo, Lucas es un hombrecito de treinta años que trabaja en un “cantiere” como electricista. Dice que tiene un talento en las manos no sólo conectando cables, sino reparando baños, lavaderos, lavadoras, electródomesticos y demás. Su familia vive en un país caribeño y allá se encuentran su primera esposa con sus cuatro hijos, les manda cada mes doscientos E. Es el más bebedor en està gran casa y tiene una predilección por la cocina y el exhibicionismo, “Hacer el amor en la cocina es como prepararte la cena con todo junto y algo más, Chica”. Ha decidido tener un hijo o hija con Noemí porque quiere sentirse padre, quiere más prole y madurar.
En cambio Noemí viene de un país sudamericano, es morenita y sabe limpiar bien la cocina después de cada gocha de sexo. Le gusta preparar dulces, tomar cerveza, fumar y de pasadita comer bien. No trabaja, practicamente Lucas la mantiene y no piensa en otra cosa más que vivir el momento. Su madre, padre y hermanos no la visitan, porque consideran que su vida se ha desvirtuado y es un desastre. A los veinte años abandono la carrera de enfermería por el amor y se siente contenta con el hombre que tiene a lado.
Por su lado, Gladis es una mujer temperamental, es más grande que Noemí y tiene cuarenta años. A diferencia de Noemí no quiere tener hijos o hijas. Ivan, su marido, piensa lo mismo, es así que se han sometido ambos a interventos quirurgicos, uno para elevarse las trompas de falopio y el otro de la vasectomía. Están últimamente en una situación de alerta con las otras parejas, no quieren niños o niñas en la casa, pero el principio fde la libertad los limita a sobreponer sus reglas. Ella se dedica a limpiar dormitorios, restaurantes y algunos negocios de los centros comerciales, explica a G., que ha aprendido que el oficio te abitua el pensamiento; una vez recuerda, haber limpiado cincuenta ventanas en un día...Aunque con habitualidad rememora con cierta nostalgia y aguda tristeza, llora por sus menudas desgracias (así dice ella), por sus sútiles contratiempos (repite), por sus efímeras consecuencias (solloza). Es una de las mujeres más nostálgica que ha conocido G.. En ese instante llega Ivan quién en su ebriedad la seduce a reír. Los dos se despiden de G. se van a su cuarto. Ellos se casaron tres años atrás. A los dos les gusta el fútbol, a los dos les gusta el pan, a los dos les gusta descansar. Ivan, siempre se encuentra muy delicado de salud, causado por su dependencia a las drogas, a una droga que no le permite tocar a su mujer ni con el pétalo de una rosa, así lo explica en un estado de letargo que le causa un sueño primitivo.
La pareja gay, es muy ilustrada; Russo es profesor en la universidad y Fio se dedica a la fotografia y le apasionan los bebitos y las bebitas. Russo es reservado, silencioso y bastante ordenando, en cambio Fio es alegre, comprensible y trabaja de todo. Explica a G. que antes de conocer a Russo era peluquera en un centro de belleza trans, luego quiso intentar ser camariera, barista, cocinera, baby sitter; pero nada. Todo a causa, dice ella, a una masculinidad evidente, los jefes o las jefas dudaban de su capacidad femenina. Es por ello, que se ha dedicado a la compra y venta de productos on line, ha estudiado en su país de origen informática, aprovechando está técnica adquiere diversos productos en oferta de diversa partes de mundo para venderlos a sus clientes. RElataa G., que quisiera un bebe, que desearía procrear, que desearía un bebé de Russo, aunque si fuera de otra mujer. Quiere verlo o verla crecer, pasarle sus conocimientos; que en la vida nadie se debe detener, que vale la pena bailar, que vale la pena enamorarse, que vale la pena caer, que vale la pena empezar desde atrás del inicio, que simplemente una es la vida y hay muchos tipos de muerte, que la vida é bella, que si bien el miedo está presente, también la caida, y por supuesto la revancha. Sólo pocas veces G. ha visto a Russo besarle en la boca a Fio, a esa Fio que cocina la lasagna más buena del mundo. Fio tiene veintidos años y Russo cuarenta.
Zacarías es un médico a quién G le hace asistencia personal. Tiene dos hijos y una ex esposa, con la que se divorció hace veinte años.. G. encontró el trabajo casualmente, gracias a la recomendación de una amiga de su madre. G., primero trabajó en la ex casa de Zacarías, cuando todavía podía dar una paseo a los alrededores. Ellos iban al Monasterio dei capuccini, mientras daban un vistazo a la Villa del doctor Federico un colega del hospital. Observaban los huecos sobre la pista, originado por una explosión de un bando nacista, allí antendió G. que mientras Zacarías era estudiante también había vivido una historia mundial. Zacarías estudió anastesiología, traumatología, ginecología, era un cirujano que iba a Roma, a Bologna, a Perugia.
Ahora a G., le toca hacerle asistencia personal en la casa de estos amigos, porque antes de cumplir ochentainueve años, Zacarías ha decidido vivir solo, como cuando lo hiciera de joven, por eso G., tiene que dormir algunas noches con G, simplemente por el temor que tiene Zacarías a la muerte, no quiere morir haciendo la orina en el depósito , no quiere morir por una caída, no quiere morir sin nadie. De está forma G., va y lo acompaña a dormir con esa calma aparente de su corazón solitario.

Texto agregado el 30-09-2014, y leído por 152 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
30-09-2014 Interesante historia de migrantes sudamericanos y caribeños a Europa donde asimilan conductas propias de alguno sectores del medio y se juntan para disfrazar su soledad. pitrimitri
 
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