Desnuda el alma caminando bajo la lluvia, sin ambiciones o deseos, libre como un ave. Sintiendo la lluvia y el viento sobre tu piel desnuda. Somos agua, viento, río. Nuestra esencia es pasar, fluir. Para que hacerse de lastres inútiles. Echemos al fuego todas las cartas y los recuerdos. Quememos nuestras naves, nada de inútiles ataduras. No hagamos concesiones. Deja que el Tiempo escriba las historias y borre los recuerdos. Déjate de poses o fingimientos y sé tú, por primera y única vez. No tienes que vivir para agradar a nadie, agrádate primero a ti. Tal vez este sea tu último día, tu última semana o tu último año. Nada de concesiones. Ve hasta al final, pero tú no otro que inventaste o que fingiste. Aleja los fantasmas y los miedos que han poblado tu vida. No tienes otra oportunidad, no tienes otra vida. Aprende a ser señor(a) y dueño(a) de tu vida. No vasallo ni comparsa. Si triunfas o fracasas será tú triunfo o tu fracaso y no el que te impusieron o el que concediste. La noche ya desciende y continúa la lluvia y la sientes plena en tu piel desnuda y no tienes miedo de nada ni de nadie. Recuerda que lo único bello en esta vida es lo vivido con intensidad y franqueza, lo demás no cuenta. Deja a otros las preocupaciones, las vilezas, las envidias y las miserias. Sé cómo esa ave que surca el horizonte, libre y plena. Sin otra preocupación que estar cerca del cielo.