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NADA ES PARA SIEMPRE

EL MÁS ANTIGUO Y ÚNICO DIARIO DEL PURGATORIO


Fundado hace una eternidad por él.

MUERE A LA EDAD DE 100 AÑOS EL HOMBRE MÁS VIEJO DEL MUNDO

Armando Camorra, cirujano plástico de renombre mundial, casado en diez ocasiones, bebedor empedernido, donante de pelo, con 300 de colesterol, más azúcar que un panel de miel, y fumador de dos paquetes diarios. Murió a los 100 años de edad. Hasta ahora la beata Chicholina era la mujer más longeva, pero por culpa de su campaña de pechos al aire, pilló tal resfriado que acabó muriendo por pulmonía doble.
D.E.P.

Cuando Armando Camorra cumplió los 70 años, decidió que ya estaba harto de todo, concluyó dejar su rutinaria vida de afamado cirujano con retiro dorado. Lo vendió todo, se compró un barco de pesca, dejó de pagar las pensiones a sus ex mujeres e hijos, quemó sus ropas junto a todas sus tarjetas de créditos y cualquier identificación, jurándose a si mismo que desde ya, la soledad del mar y la profesión de pescador le traería mejores esperanzas de vida.

El tiempo pasó. Según pesquisas de este periódico. D. Armando camorra era poco visto por los lugareños. Nunca se integró en la pequeña comunidad de pescadores. Al terminar la subasta en la lonja, no se paraba en la taberna como los demás. Compraba sus provisiones en el típico supermercado, en donde el anonimato estaba asegurado. Nadie sabía quién era, ni de dónde venía. Nunca nadie sospechó de la identidad de Armando, pero los designios son infinitos. Puesto que este periódico está en contacto con Él, cuyo nombre no se puede pronunciar, tenemos muy buena información y estamos en condiciones de poderos adelantar, que no se librará de sus mujeres, ni hijos.

Al poco tiempo, sus familiares dieron con su paradero. En lo más alejado y recóndito del muelle, estaba su barco atracado. Los pescaderos indicaron a la marabunta familiar: que hacía días que no se le veía, a lo cual era bastante normal, ya que cuando vendía su captura de sardinas, pulpos o boquerones. Hasta que no se quedaba sin dinero, no volvía a faenar. En cuanto advirtió el peligro, se metió en la cama y ya no quiso salir de ella.

Murió de puro tedio, rodeado de sus ex mujeres y numerosa prole. Mientras sus diez costillas y costillitas lo rodeaban, cada uno con sus reproche y peticiones. Él estaba tapado completamente no dejando asomar ni la nariz para respirar. De esa manera murió, mientras Las féminas y sus infantes lo ametrallaban sin cesar con sus inútiles y pesadas quejas. No dejándose impresionar por semejante actitud, las hienas y sus cachorros empezaron a registrar todo el camarote. Cuando no encontraron nada de valor. Excepto alcohol y tabaco, empezaron a explorar el barco. La búsqueda resultó infructuosa, nada había de valor. Unos aperos de pesca, algunas redes, algún pulpo despistado, un puñado de sardina malolientes y podridas cajas vacías.

Después de fiambre, sus esposas resignadas a no cobrar nunca, avisaron a las autoridades. La policía cuando entró en el camarote, vieron a Armando, ya cadáver en la cama. Empezaron a interrogar a sus mujeres. Luego de arduos interrogatorios, sollozos, desmayos, muchas quejas y Hayes. La autoridad llegó a la conclusión de un fallecimiento natural por aburrimiento.

A la llegada de Armando Camorra al Purgatorio, no estaba por la labor de hacer declaraciones. Pidió tabaco y alcohol, a lo que se le explicó que no necesitaba nada de eso. Él muy molesto respondió que, ya que tan bien le fue en la tierra, aquí no iba a ser menos. Después de todos los trámites burocráticos, y hacer entender al bueno de Armando, que ya no estaba vivo, y que no necesitaría nada de lo que dejó atrás. Lo pasaron a la sala de depuración y recuperación.

A día de hoy, según fuentes de información de este periódico. Indican que, D. Armando Camorra totalmente recuperado para la sociedad celestial, se ha ofrecido a hacer la cirugía estética al mismísimo Satanás, y también se compromete a recomponerle la cabeza a Juan el Bautista, no dejando cicatriz alguna. A cambio, pide le sea dejada en propiedad la barca de Caronte. Con la que se quiere ir a pescar…

Fin.

J.M. Martínez Pedrós.

Texto agregado el 26-09-2014, y leído por 180 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
03-10-2014 Caronte, el barquero de la muerte. Interesante relato, humorístico y crónica a la vez. Realmente me reí con ganas (y no debo, que se me saltan los puntos: me operé del pecho). ;) :) Zakti
26-09-2014 Es muy bueno. Te felicito. godiva
26-09-2014 Me divertí con tu relato.UN ABRAZO. GAFER
 
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