NO LO DIGA, ESCRIBALO
Desde muy niño, sentí atracción por los libros, mejor dicho por cuanta hoja de papel contuviera un montón de pequeños dibujitos gráficos en línea, que me dijeron se llamaban letras, que tenían un valor fonético y convenientemente agrupadas formaban palabras, con las cuales podía decir lo que pensába sin necesidad de hablar. Esto era el lenguaje escrito, la acción de hacerlo se llamaba escritura y la de descifrarla visualmente, leer. Así se despertó en mí la obsesión por aprender, y desde los tres años de edad dediqué la mayor parte de mi tiempo a leer cuanto papel escrito llegaba a mis manos y a escribir cuanto pensamiento saliera de mi mente. Desde entonces esa fue mi manera de comunicarme, hacía oídos sordos a todos los mensajes orales y no emitía ninguna palabra. Esto obligó a mi familia, que era analfabeta, a aprender a leer y escribir y por transmisión social al resto de los habitantes del pueblo, que adoptaron esta particularidad.
Para comunicarse con los forasteros que no se avenían, por ignorancia o capricho, a decir las cosas por escrito, estaban los “lenguaraces”, que eran los encargados de traducir lo dicho.
Esta actitud, no solo nos diferenciaba en la forma de comunicación sino que nos convirtió en el pueblo más culto del país, el de mayor consumo per cápita, de libros, diarios, revistas, papel y lápices. La radio era un medio descartado, la televisión, en mute, subtitulada y el teléfono solo se comenzó a usar cuando aparecieron los celulares con mensajes de texto. La convivencia también mejoró notablemente, sobre todo en la pareja, en la que desapareció la violencia generada por los malos tonos, los gritos y las agresiones verbales .
Todo me hacía pensar que este era el modelo ideal de las relaciones humanas, pero nó, hay gente con muy mala letra, el cura cerró la iglesia, el ciego se murió de aburrimiento, el pueblo se llenó de sordos mudos, se quedó sin cantores. En resumen, una nefasta experiencia., porque como dijo Antoine de Saint-Exupery. "Lo esencial es invisible a los ojos.”
Neco perata
|