No tienen que decírmelo. Yo sé que hubiese podido contarle alguna cosa interesante o hasta inventarla; pero de veras que ahí, sentado sobre el saliente de cemento y con la música alta ya no se me ocurría nada. Ella se había puesto a cantar So lonely a mi costado y me hacía con sus manos un micrófono para que yo la acompañara. Sé que parece inventado que hayan puesto justo esa canción pero no les miento. En el Sargento ponen muchas canciones antiguas y de pronto se mandan una que te hace acordar a cuando eras como del tamaño del Principito. Le pregunté su nombre y tenía uno de esos que ya de por si duelen sin importar el dueño. Yo no podría no enamorarme de alguien que se llame Vanessa. O tal vez si. No lo sé. No lo podría decir a ciencia cierta pero tengo como la sensación de un durazno dentro cuando lo escucho. Tal vez tiene algo que ver con la letra v. Había un chico que la estaba esperando parado frente a nosotros. Tenia gracia la cosa. Ella estaba con él pero por algo que no pregunté no quería ni verle y se había puesto a cantar conmigo. El Sargento es el bar mas inspirador que conozco. Debe ser porque parece una casa gigante. Una especie de cuento de Hansel y Grettel de cerveza. Y además hay mil fotos de los Beatles, Morrison, Hendrix y algunas bandas nacionales que se separaron como Avispón Verde.

El chico nos seguía mirando y ya me odiaba como para partirme el cerebro con la caja registradora. Yo andaba pensando que Sting debe ser un sujeto de lo mejor. Uno no puede inventar una canción donde dice mil veces so lonely y luego salir por ahí atropellando perros o desalojando inquilinos. Bueno, por lo menos eso es lo que yo creo. El chico estaba parado frente a nosotros como esperando a que abra el banco. Me pareció bastante bizarro. Pensé que tendría alguna gracia escribirle a Kubrick para que algún lo incluya en alguna escena. Luego me acordé que Stanley murió hace unos años y me puse triste y luego también me acordé de Shanon Hoon que también se murió y de pronto me acordé de todos estos tíos que se han muerto tan jóvenes. Ella entrelazaba sus deditos y me hacia un micrófono perfecto y yo le cogía la mano y cantaba i feel lo lo lo.. low low low i feel loou I feel loou. Ya saben como es esa canción. Pero de verás que ya no se me ocurría nada. No soy ningún as con las chicas y además casi nunca se me acercaban así de la nada. Luego vino Manuel que estaba en el otro ambiente con Fernando y Ricardo y me preguntó que quién era ella y yo le dije que la acababa de conocer y debo haber puesto una cara de feriado tan grande que Manuel se fue cantando como si nunca hubiera venido. Yo sé que mis amigos jamás me robarían a la chica pero igual no sé porque me entró el miedo de que vinieran a robármela todos juntos. No tiene nada que ver cono nada pero es así la cosa. Eso lo dijo Charly.

Antes de ir al Sargento habíamos tenido que pasar por la comisaria para sacar a un tío que había bebido mil millones de cervezas y luego se había traído las de Judas con un policía. Cuento esto porque creo que todo se junta en un mismo saco. Eso lo explicaron en Magnolia cuando llovieron los sapos y no se me ha olvidado nunca. Si me dices que hoy a María se le volaron los papeles en el medio de la Plaza Mayor de Madrid porque el abril pasado estuve respirando demasiado tiempo en su dirección te lo creeré. No es que sea un tarado pero pienso que tiene que ver en algo. El taxista corría como si hubiese acabado de matar a Dios y entonces Ricardo le dijo que sería muy chévere si llegábamos vivos. El tío se puso a correr más. La gente no escucha. Lo único que quieren todos es poner su firma en tu camisa. Hasta tiene un poco de lógica. Cuando uno se va a morir se da cuenta que la mitad de las chicas son mas monas que un espacio vacío. Ricardo se había enamorado de una niña que estaba en la parte de las mesas y que había dicho algo como que respirar no era tan importante como perder el aliento. Fernando se había encontrado con un viejo amigo al que le decíamos mala suerte. No por nada sino porque realmente tenía muy mala suerte el pobre.

En verdad creo que tengo algo con las palabras con v si luego les sigue una n. Veneno, Venus, Viviana. Después que le pregunté el nombre y todo, ella preguntó por el mío. Tuve que repetírselo dos veces. Nunca lo entienden a la primera. Es por eso que aveces se me da por decir que me llamo Pablo o algo así un poco mas normal. Nada que tenga que repetir o deletrear. Además me llamo como todos lo piratas de las caricaturas y como la termita que se comía los muebles de Porky. Verán, eso no es muy buen curriculum para un nombre. Si yo fuera chica jamás me acercaría a alguien con mi nombre. En serio, me daría como miedo. Ella parecía estar contenta con el suyo.

Cuando se acabó la canción nos quedamos sentados (el mengano seguía allí parado, mirándonos). Ya sabíamos que no se nos iba a ocurrir nada pero igual creo que nos daba pena o vergüenza irnos. En verdad que siempre andaba pensando en que andarse sin tácticas era como que lo mejor pero luego me acordaba que hay muchos mas argumentando lo contrario y tienen pruebas contundentes. Hasta tienen sus facultadas de Marketing y todo. Ella se empezó a mirar con el tío y como que se empezaron a reconciliar o algo así. No me pregunten. A lo mejor era su hermano y yo alucino. Cuando por fin se me ocurrió algo la chica so lonely se paró y se fue. No es que me hubiese hecho ilusión pero fue una cosa muy radical. Luego se me anduvo escondiendo. Era extraño. Tal vez fue por el nombre. ¿ven? Cosas de Volcán, Viento, Vendaval. El Sargento tiene muchos espacios y hasta hay algunos donde no hay gente y puedes sentarte solito y quedarte mirando un póster de Lennon por horas. Al volver a la zona de las mesas Ricardo estaba intentando ser el manager de una banda con nombre de los sesentas y Fernando estaba parado al lado del baño de mujeres que tenía una fila muy graciosa. Tal vez no lo era tanto, pero cuando te tomas tres cervezas muchas cosas estúpidas y hasta tristes se ponen tan graciosas que es imposible no reírse.

Le dije a Manuel – vamos a pelear – No es que yo sea muy peleón. De hecho cualquiera de ustedes me podría tumbar de un golpe pero tenía ganas de jugar a la lucha libre. Manuel se había pensado que era broma porque se lo vine diciendo toda la noche. Nos caímos al suelo. Algunos voltearon a mirar y hubo un poco de escándalo. Tal vez so lonely también lo vio. La verdad ya no me importaba mucho. Aunque si. Acordamos que ya era hora de irnos. Viernes es una palabra peligrosa. Virginia, Vino, Vacuna, Palabras peligrosas. Todos los fines de semana decíamos que beberíamos hasta el amanecer pero era una promesa de la cual casi nunca nos acordábamos. Salimos todos juntos. Cuando estuvimos afuera me separé del grupo y comencé a caminar en dirección opuesta a ellos. No recuerdo exactamente porque lo hice. De pronto era como verlos relucientes en armaduras de metal azul y yo me sentía un poco mas como el Quijote. A todo el mundo le gusta el Quijote y hasta se compran estatuillas de bronce y las ponen sobre el escritorio, orgullosos. Yo pienso que serlo no debe haber sido muy divertido. Por lo menos no todo el tiempo. Siento que la única pregunta de mi examen es sobre la parte del libro que no leí. Pegarle a un molino de viento con una espada vieja puede parecerte una bonita escena pero te puedo asegurar que no lo es. Puedo contarte mil historias como esta y hacértelas tan divertidas que te querrás venir conmigo todos los viernes; y sin embargo creo que deberías saber que no todos las abejas pican y no todos los corazones aprendieron del mercurio la rara pero indispensable habilidad de hacerse mierda y volverse a armar.

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A Fer, Ricardo y Manuel... por estos dias.