Vicente Morales Duarez de Anzures el brillante orador, el agudo político Peruano que llego a la más alta posición en España, como presidente de la corte de Cádiz, nació en Lima el 24 de enero de 1755, descendía de don Pedro Anzures del Campo Redondo, uno de los conquistadores del Perú fundador de Arequipa y Chuquisaca; se educó en el seminario de santo Toribio y paso luego al famoso colegio de san Carlos, al principio pareció inclinarse a la carrera sacerdotal, pero cambio el rumbo y optó por las leyes y llego a ser el abogado de más renombre en Lima, con un importante consultorio profesional, se distinguió también en el colegio de abogados esa institución hoy fosilizada, pero llena de vitalidad en ese entonces.
Formo parte de la “sociedad amantes del país” de cuya labor trascendental quedo como conquista perdurable la fundación de “el mercurio peruano” revista científica y literaria exponente de una elevada intelectualidad y de un robusto americanismo, por eso algunos historiadores creen encontrar en ella los orígenes de las corrientes de ideas separatistas, los artículos de don José Baquijano, Hipólito Unanue, Morales Duarez y otros sabios patriotas contenían la libertad en germen.
Vicente Morales Duarez llego a España los primeros días de 1810, en calidad de apoderado del cabildo de Lima, fue objeto de todo tipo de atenciones en la península y en su carta del 28 de setiembre de 1810 a don Francisco Moreira detalla todos los cargos de alta figuración que le fueron brindados, el destino le tenía reservado representar a Lima su ciudad natal en el romántico areópago Español, al que se ha llamado las cortes de Cádiz de 1810.
En el Perú nunca se le dio importancia a la historia de España, sin darnos cuenta que es nuestra propia historia, pues hasta 1808 solo habíamos sido una colonia española, desde ese año con la invasión Napoleónica comenzamos a ser una provincia de la monarquía; estando cautivo en Francia el Rey Fernando VII los pueblos españoles dando una prueba de lealtad y patriotismo, organizaron la resistencia en todo el país contra las huestes Napoleónicas enseñoreadas de toda Europa, constituyendo juntas provinciales nacidas espontáneamente en las localidades para ejercer el gobierno en nombre del Rey cautivo, se formó después la suprema junta central que gobernó el reino, el consejo de la regencia y finalmente la reunión de unas cortes que tenían su abolengo en las antiguas cortes españolas, pero que evolucionadas y puestas a la altura del momento cumbre de la nacionalidad, fue la más grande de las instituciones de un pueblo “su asamblea constituyente” es en este momento cuando alcanza éxito la vehemente aspiración de los pueblos americanos, la de obtener la paridad con los peninsulares; la metrópoli comprendiendo que la adhesión de los vastos estados que formaban la monarquía, podía darles una base para luchar contra el omnipotente emperador Francés Napoleón Bonaparte, se decidieron a romper los eslabones de las cadenas de la esclavitud a las provincias de ultramar, llamarlas a colaborar con las provincias Europeas en las cortes que debían fijar las bases de gobierno.
Desde su convocatoria hasta el 24 de setiembre, día señalado para la inauguración apenas mediaban unas semanas, no había pues tiempo para impartir órdenes a los virreyes y capitanes generales, a fin de convocar a elecciones de representantes americanos y de esperar el arribo de estos, como el momento apremiaba se acordó que los residentes en Cádiz eligiesen entre ellos a los que habían de representar, es en este momento que tuvo lugar la elección de Vicente Morales Duarez como diputado por Lima, al mismo tiempo que el presbítero Blas Ostolaza por Trujillo, Dionisio Inca Yupanqui por el Cuzco.
Desde las primeras sesiones de la corte comenzó la sorpresa de los peninsulares, tanto por la cantidad y la calidad de los representantes de las indias, porque se vio que la cuarta parte del personal estaba constituida por ellos, comenzando a destacarse personalidades llenas de saber, de espíritu vibrante, amplias ideas, cálido patriotismo y de arrebatadora elocuencia, desde los primeros días comenzó a destacarse dos de ellos, el insigne Mejía Lequerica diputado por Nueva Granada, Vicente Morales Duarez por Lima, el de Nueva Granada más parlamentario, pero Morales Duarez de mayor prestancia.
La piedra de toque fue la aspiración de los llamados españoles de América, en contraposición a los llamados españoles de Europa, de obtener la paridad de los derechos políticos, pues desde los últimos años del siglo XVIII había tomado cuerpo este anhelo general, en 1808 se había cristalizado en un memorable documento secreto redactado por Hipólito Unanue y suscrito por sesenta personajes de la aristocracia de Lima, entre ellos el inflamado conde de la Vega del Rhen, que lleno de emoción al escuchar su lectura se puso de rodillas para estampar su firma en el trascendental documento; en las cortes de Cádiz se estableció la división de dos bandos contendores, el de los prosélitos del absolutismo y el de los partidarios de la monarquía constitucional, entre estos últimos que constituían el elemento liberal muchos acogieron la aspiración de los españoles de América, pero en una ocasión uno de los representantes españoles califico de burlesca el ideal de nuestros pueblos llegando a denominarlos antojitos.
La ovación más notable fue la de Morales Duarez en la sesión del 7 de febrero de 1811, protestando contra las intrigas e intervenciones destinadas a retardar una resolución dijo:
“Yo entiendo que la gran demora de la presente discusión es muy perjudicial y nociva, el punto que se cuestiona es de gracia para América o es de justicia, si es el primero esta demora disminuye el beneficio, si es lo segundo aumenta el agravio, la América debe ser elevada a la dignidad de hombres libres, no encorvados bajo el yugo, no mirados con indiferencia, ni vejados por la codicia y destruidos por la ignorancia”
En el decreto de la corte del 15 de octubre (1) habían llegado los legisladores a admitir que excluían a los negros, porque se dijo debían ser considerados ellos y sus hijos no como Americanos sino como Africanos, y surgió el conflicto en el caso de los indios a quienes no podía negarse la calidad de Americanos, el elemento honesto y liberal entre los diputados peninsulares, se pronunció en los términos elocuentemente formulados por el poeta Quintana, uno de los claros valores de la asamblea que dijo en la sesión del 23 de enero:
“yo jamás seré de la opinión que el indio sea representado por otro que no sea indio, un criollo por otro criollo, un mestizo por otro mestizo, estas tres clases me las figuro como tres provincias y cada una representada por su igual, así lo considero justo y necesario, no es posible admitir la representación de otro modo porque sería una cosa ridícula que un Murciano sea representado por un Catalán, un Valenciano por un Gallego, un Vizcaíno por un Andaluz.
El poeta Quintana arrastrado por el entusiasmo lirico dio un paso más audaz agregando:
Los mulatos tengan voz activa no pasiva, tengan aquí los esclavos un representante de ellos, no como diputado sino como apoderado y que exponga sus derechos, señores veamos de una vez que todos tengan representación ya que todos tenemos el sentir racional y que todos somos hijos de Dios.
Luego toco el turno a Vicente Morales Duarez, he aquí su razonamiento:
Los dos grandes medios o sistemas con que se combate la proposición actual son abiertamente contradictorios entre sí, con sus principios y con sus pruebas, método de argüir nada conforme a la sana política, pues solo uno es y puede ser el idioma de la verdad y de la justicia, un sistema arguye a la proposición de diminuta y defectuosa, otro por el contrario de abundante y excesiva, el primero censura que no se incluya a los negros y sus castas, abultando los grandísimos resentimientos de su preterición, el otro censura que se incluya a los indios y a sus hijos, ponderando dificultades insuperables y aun imposibles para realizar su censo, así por las inmensas y escabrosas distancias de sus asientos, como por la estupidez que se dice esencial y característica a esta clase, empezare por los primeros mencionados, de acuerdo con la historia y la tradición abundan las discusiones sobre el desagrado por la introducción de los negros en América, son bien sabidos los grandes debates del cardenal Jiménez de Cisneros contra este tráfico criminal y vergonzoso, así en los días de los reyes católicos como en los primeros del emperador Carlos, lo es también pues fue sorprendido este monarca por los flamencos, sucumbiendo a los permisos que se otorgaron a los Genoveses mediante el oro ofrecido a sus ministros, esta es la época del gran abuso ministerial sobre las Américas, desde entonces empezaron las execrables ventas hechas por interés, cortando la integridad y la libertad de aquellos dominios, a pesar de hallarse pactado lo contrario con los conquistadores en la ley I, tomo I libro III de la recopilación de indias, los reyes de Castilla convienen en la licencia pero cuidando de manifestar que su voluntad era mantener siempre a esta casta extranjera procedentes de varios puntos de África, Mahometanos y Gentílicos sin el menor acceso a los empleos, prohibidos los obispos de dispensar una naturalización legal, o el logro del título de ciudadano en la acepción propia que se da a este nombre en política, aquí la ley prohíbe la residencia a los negros en un pueblo de indios, y dice más aun cuando adquieran su libertad vivan siempre en casa de sus antiguos amos y bajo su dependencia, siendo facultado todo ciudadano que los sorprenda errantes o vagando en capturarlos y encadenarlos y traerlos a su servicio, en este plan los reyes han usado aquella facultad de toda nación para fijar a los extranjeros introducidos en su seno, las restricciones o trabas que entiendan conducentes a su mejor orden y seguridad, la misma que compete a todo padre de familia para contener al huésped dentro de aquellos límites de honestidad y sosiego de sus hijos y dependientes.
Ahora paso a lo segundo sobre el derecho para aceptar a los indios a elegir diputados; para marcar el enorme paralogismo de cuanto se ha dicho sobre las distancias de los departamentos de indios, me basta asegurar que no hay un solo indio que no esté censado y que sea súbdito de su majestad, puesto que son parte del gran imperio Inca, que tuvo una gran organización en todo su reino y no hubo nadie que no se halle anotado, en este censo que presento del Perú (lo hace sacando la guía política del Perú del año 97 (2)-
América se divide en virreinatos, cada virreinato en intendencias, cada intendencia en partidos o subdelegaciones, cada una de estas reconoce un cacique cuyo primer deber es la cobranza del tributo de sus respectivos indios, con la consignación del dos por ciento y la responsabilidad de toda falla, tiene por tanto su planilla integra y exacta de sus indios, que presenta al subdelegado con lo cobrado y quien hace el ajuste cotejándola con otra recibida en la capital de la contaduría general de tributos, lo que el subdelegado hace con el cacique, lo hace el tribunal con el subdelegado, lo mismo practica el contador los ministros de la real hacienda u oficiales reales, finalmente el tribunal mayor de cuentas que glosa y revisa todas las administraciones fiscales del reino, así es que esta guía ofrece cabalmente el censo de todos los indios, así como también de españoles, de negros y demás castas con la designación de sus clases, sexos y destinos, como ve vuestra majestad por ejemplo (Vicente Morales Duarez abre la guía sobre la intendencia de Trujillo) recita los lugares, la cantidad de habitantes, sus sexos y profesiones, así comprenderá vuestra majestad que cualquiera antes de una hora sin salir de este congreso puede exponer toda la administración general del Perú, en particular de cada intendencia y así en orden, la misma facilidad presentan todos los reinos de América porque en todo son tributarios, con esto demuestro para siempre que es falso que no se conozca toda la relación de personas que habitan en América.
Pasando ahora al punto que esgrimían como argumento sobre la inferioridad mental de los indígenas, basándose en la obra del obispo del Darién fray Gabriel Arias y Quevedo, que probo ante Carlos V que los indios eran siervos “a natura” Vicente Morales Duarez pulveriza y hasta pone en ridículo al mencionado obispo, enfrentándolo con las opiniones de fray Bartolomé de las Casas y las de santo Toribio de Mogrovejo arzobispo de Lima, y la de una serie de prelados cuyas opiniones reviso con una erudición pasmosa.
Pero a pesar toda esta erudición de nuestros representantes, no logro hacer que la votación producida inmediatamente el 7 de diciembre de 1811 aprobaran la interpretación del decreto famoso del 15 de octubre del año anterior, estableciendo la igualdad de representación pero solo para después de expedida la constitución política.
Vicente Morales Duarez fue elegido presidente de las cortes, correspondiéndole por lo tanto el tratamiento de majestad el 24 de marzo de 1812, pocos días después asistió a un gran banquete en el que parece que fue envenenado, falleciendo en la madrugada del 2 de abril de 1812, Martínez de Venga propietario de la casa en la que se alojaba el prócer, dio aviso a la corte de haber expirado un huésped a las 5 de la mañana; la tragedia de este final ha sido siempre un secreto impenetrable, los deudos de Morales sospecharon que el autor de ella era uno de sus émulos, representante de una ciudad americana en la misma corte, pero no profirieron el nombre, agregaban que en las cartas del ilustre limeño se mostraba quejoso de la guerra sin cuartel, que por rivalidad le suscitaban sus colegas, especialmente cuando comenzó a diseñarse su candidatura a la presidencia de las cortes; sus funerales fueron suntuosos y en ellos estuvieron presentes todos los nobles de la península, los infantes de Castilla, los miembros del consejo de la regencia, el cuerpo diplomático acreditado en Madrid, su muerte conmovió a toda España y América y se consideró una gran pérdida, el 7 de noviembre de 1812 se celebraron exequias en homenaje al ilustre difunto en Lima, a ella concurrió el virrey Abascal, la real audiencia en pleno, todas las corporaciones, la nobleza criolla y cuanto elemento importante había en esta ciudad de los reyes de leyenda y belleza sin par.
Las cenizas de Vicente Morales Duarez permanecieron durante un siglo en un mausoleo elevado en Cádiz, que fue hecho para el ultimo sueño de los representantes muertos, junto con Morales Duarez yacían los restos de tres diputados americanos, Ramón Power de Puerto Rico, Fermín Clemente de Venezuela, juan José Guereña de México, además de siete peninsulares a saber, Serna, Samper, Arostegui, Cerezo, Gómez, Lujan y Vega Infanzón, con motivo del primer centenario se erigió una cripta suntuosa en los sótanos del oratorio de san Felipe de Neri recinto de aquellas cortes, concurriendo a los gastos el gobierno español juntamente con las repúblicas americanas.
Vicente Morales Duarez falleció soltero y sin sucesión, instituyendo en su testamento dos años antes como heredera a su hermana doña Rosa Morales Duarez de Anzures, de cuyo matrimonio con don Pedro Rodríguez del Fierro, provino doña Manuela del Fierro y Morales, quien contrajo matrimonio con Antonio del Portillo conde del portillo, de esta unión proceden 4 vástagos, Tomasa y Apolonio quienes murieron sin sucesión, Julián el tercero fue un político y escritor casado con doña Enriqueta Prieto y de Toledo, cuyo hijo fue Godofredo del Portillo y Prieto de Toledo, quien murió sin sucesión, fue la cuarta hija de los condes del portillo doña Dolores, quien contrajo matrimonio con Gabino Alayza y Ribero, resultando de esta unión don Carlos y doña Amalia Alayza y Portillo, es hijo de don Carlos el ingeniero Carlos Alayza y Roel, del matrimonio de doña Amalia con don Manuel Ferreyros tuvieron a María, Manuela y Elena Ferreyros Alayza quien se casó con don A. Bright.
En uno de los hermosos retratos de Vicente Morales Duarez ostentaba la siguiente leyenda:
Fue natural de esta ciudad de Lima y oriundo de la capital de Granada en Andalucía, colegial del seminario de santo Toribio y del real convictorio de san Carlos, doctor en sagrada teología y en ambos derechos, catedrático de instituta de código, de vísperas, de cánones y de decretos en esta real universidad de san Marcos, primer asesor de la renta de tabacos, asesor de la comandancia general de marina del mar del sur y de la inspección general de tropas, asesor secreto del virrey Gil y Osorio y del real tribunal del consulado, abogado del ilustre colegio y su diputado en primera creación y que trabajo en sus estatutos, alcalde del crimen de la real audiencia, diputado del Perú en las cortes generales y extraordinarias de Cádiz, comisionado para la grande obra de la constitución de las Españas, falleció el 2 de abril de 1812, siendo presidente del soberano congreso, nombrado el 24 del mes anterior.
(1) El decreto del 15 de octubre concedió igualdad de representación, aunque en un principio se pretendió establecer que esta regiría después de dictada la constitución, los americanos protestaron en vista de lo cual se cambió la frase en la constitución por la de en su oportunidad, pero los españoles llegaron a interpretar a su modo el decreto.
(2) El autor de estas guías fue Hipólito Unanue.
En las cartas de Vicente Morales Duarez a su amigo Francisco Moreira y Matute presagia su muerte.
28 de setiembre de 1810 escrita desde la isla de León.
Yo no sé dónde voy con mi cuerpo, ni como me fijan los destinos, errante por mares desconocidos me vi sin pensarlo en la cima del Tenerife, la más elevada de estos mundos, cuarenta días después peregrine para Cádiz, de donde a los 46 días fui arrebatado para esta isla, donde me encuentro entre bayonetas, bombas, militares, políticos, sabios, sofistas, intrigantes, legisladores y demonios, porque este sitio es propiamente el lugar que hablaba Pitágoras cuando dice el historiador Heinnecio “dominibus aera et omnia replevarat” .
Adjunta a esta carta está el periódico “el conciso” del 26 de setiembre de 1810, N- XVII en el punto en que acuerdan que las cortes tengan el tratamiento de majestad, la regencia y todo poder ejecutivo el de alteza hasta la venida del Rey Fernando VII.
En otra fechada 22 de enero de 1811
Desde la isla de León
Amigo y señor de todo mi aprecio
Cuando sea mi ausencia es un misterio, sin embargo mi resolución firme es partir pronto he renunciado a tres plazas pues suspiro por América, cada día me enredan en comisiones siendo una de ellas la constitución magna, entiendo que en breve pasaran estas a Cádiz entonces estaré por concluir los grandes encargos de esta patria, quiero volar porque quiero ser sepultado en el panteón de las maravillas, pero dando antes un abrazo a usted como su más atento amigo.
Estas cartas contienen además de las pulsaciones de la historia Europea, en ese momento cumbre, los anhelos de este ardiente patriota limeño, no ocurrió con él lo que con tantos altos personajes criollos, a quienes los honores hicieron olvidar la patria desgraciada y lejana, por el contrario surge en él un empeño romántico, un patriotismo de ultratumba, que lo hace clamar por la vuelta a la tierra nativa para vivir en ella sus últimos años, para descansar debajo de ella en el panteón de las maravillas su ultimo sueño, el Perú olvido a su célebre hijo, al precursor de la independencia, al mártir de 1812.
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