Un calor infernal latigueaba a los más de 4000 personajes; los relojes marcaban las 18 horas; ahí iban, marchando, paso a paso, 4 o 5 sostenían cada pancarta; “muera el represor”, “abajo el mal gobierno”, “pelón espurio te vamos a derrocar”. Ocho jóvenes tomados de los brazos encabezaban el contingente; gorras verde olivo, lentes de armazón redondo, barbas y bigotes largos, botas negras y la predecible y monótona imagen del Che Guevara estampado en playeras.
La Avenida Principal se encontraba cerrada; sería el punto de reunión en el que la manifestación transmutaría en un mar de inconformismo. Las malas lenguas afirmaban que noventa mil personas caminarían hasta la Residencia Oficial.

En la Alameda acordaron, al cuarto para las siete, no menos, tal vez más.
Él miraba su reloj de Bugs Bunny; faltaba un minuto para que considerara impuntual a Amelia; caminaba en círculos, pateaba una botella que algún imbécil abandonó a su suerte; los jóvenes cada vez eran más y el espacio menos, veías personas trepadas en los árboles e incluso encima de los automóviles, que no tenían vela en este entierro. El sol poco a poco cedía ante la obscuridad; de pronto una voz familiar tocó el oído de Jackson. Jadeaba demasiado:
-Hola…perdón por…no llegar antes… pero… el maldito tren…se… que…daba… quince minutos… en cada…
-No te preocupes, lo importante es que llegaste; deberías agradecerle a tu corazón.
Tomaba bocanadas de aire a una velocidad impresionante; Jackson comprendió que se había recuperado cuando retiró sus manos de las rodillas y recobró la posición erguida:
-¿A qué hora empieza todo?-preguntó Amalia.
-En menos de diez minutos se supone, pero creo que Evaristo no ha llegado, sin él esto vale pa’ pura madre-respondió Jackson.
-Siempre tan impuntual; hará frío en el infierno cuando ese hombre se digne a llegar a una hora establecida.
-Tampoco ha hecho acto de presencia Demetrio. Ese güey viene por que viene, sino no tiene ningún sentido ya que él la organizó. Sin este pen… –mató su grosería y la cambió por un eufemismo-.Penitente la marcha no camina, literalmente.
-¿En qué punto nos reuniremos?
-En la Avenida Principal, sólo faltamos nosotros.
-¿Cuándo será el día que la puntualidad nos invada?
-Cuando haga frío en el infierno-respondió Jackson mofándose de la respuesta que anteriormente le dio Amelia.
Dicho lo último rieron por un instante.




Amelia no era la clase de chicas que estaba en los movimientos porque su novio anduviera enrolado, siempre fue por voluntad propia. Habrá que describirla en algunos aspectos:
Físicamente: tez blanca, pelo lacio que nunca plancha ni peina y cubre toda su frente, nariz un poco respingada, ojos cafés, voz tenue –tenías que acercarte mucho a ella para escucharla con claridad; siempre vestía de negro, suéter, playera y/o blusa, pantalón y zapatos, todos de tonalidad oscura; en su hombro derecho cargaba un morral que su madre le compró en el Chopo hace 10 años.
Mentalmente: Creía que la política era una reverenda mierda, aunque en las últimas elecciones estuvo a punto de votar por un candidato de centro-izquierda; reservada a más no poder pero una vez que entablaba confianza con alguien podía ser demasiado extrovertida; hacerla reír era imposible, el que lo lograse era un “iluminado”.



-En 5 minutos entramos al aire Marisa.
-De acuerdo-dijo la reportera a la par que terminaba de colocarse el arete en la oreja derecha-¿Cuántos dijo la policía que había?-preguntó a su asistente.
-Noventa mil.
-Está bien.
Un paisaje de calendario; parecía concierto público; la juventud invadía la Alameda; Avándaro sería la comparación más cercana.
Martínez terminó de enfocar la cámara. En un punto no muy lejano un catrín pronunciaba las palabras mágicas:
-…el reporte lo tiene nuestra compañera Marisa, adelante.
-Así es Carlos déjame comentarte que desde las cinco de la tarde grupos de jóvenes se han reunido en Avenida Juárez para llevar a cabo “la Marcha Fúnebre” llamada de este modo porque durante toda la ruta no gritarán consignas ni harán nada típico, esto en rechazo a la represión el pasado martes a un contingente a las afueras de la Universidad.
-Marisa ¿se sabe cuántos participarán?
-La policía de la ciudad calcula que unos 8 mil muchachos que partirán de la Avenida Principal y pretenden llegar a la Residencia Oficial.
-Bueno pues estaremos al pendiente de esta nueva manifestación que nuevamente desquiciará la circulación. Gracias por tu reporte.
-Seguimos pendientes.
El telón cayó.


-¿Y Jane?-preguntó Amelia.
-Ya está en la Avenida Principal-respondió Jackson-.
Maldito Demetrio.
-¿Crees que “los olivos” estén esperándonos en Chapultepec?
-Es lo más natural, pero no pueden hacernos nada, solo vamos hasta la entrada y de ahí nos quedamos un rato; de todos modos nos concentramos en una placita que está al lado, es pequeña pero al menos soporta a la mitad.
-Pase lo que pase no te apartes de mí-dijo Amelia sujetando el brazo izquierdo de Jackson.