Nadia camina cansada por la calle. El cansancio se nota en sus ojos, en el andar sin norte.
Rodrigo camina lento, disimulando su tristeza. Se le nota en el no levantar la vista. Nadia y Rodrigo se acercan poco a poco, sin saber el uno de la existencia del otro. Rodrigo ve los pies de ella por un segundo y Nadia ve su figura, pero no alcanzan a detenerse.En el choque no se miran.
Rodrigo siente en su pecho los pechos de Nadia.Siente en la cara el pelo de ella, siente su brazo que rozó su costado y siente que podría quedarse ahí por un tiempo indefinido, que ella es su igual. Pero él no la mira y Nadia sólo percibe el contacto de su cuerpo, firme,ancho. La pierna de Rodrigo entre las piernas de ella, la mano en la cintura de ella para detener el impacto. Permanecen así un momento, quietos, incrédulos, con la esperanza de que algo suceda, mirando de frente el camino que deberían tomar.
Después se separan, lentamente: se ordenan las ropas y las sensaciones alejándose uno del otro.
Rodrigo, con la vista baja, llora porque fue hermoso.
Nadia, con la mirada torcida, llora porque fue efímero.
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