Ahora comprendo... Rosa marchita.

Y tarde llega, pero de modo infalible el gran peso de la verdad.
Ahora comprendo por qué las dudas y la compañía en soledad,
pero eso no sirve para que duela menos, este desgarre sin cicatriz.

Imagina ahora que no fuera sólo por placer, que no dolieras
que no sólo significase salir juntos o hacernos compañía,
y que lejos de hacer lo que todos hacen, hubiese algo más...

Piensa si acaso, no fuera lanzarme de donde nunca estuve en realidad,
ante la absurda pero real imposibilidad de que fructificara lo nuestro,
lo entiendo ahora después de todo, fui sólo la efímera y última posibilidad.

No eres quien, merezca las mieles de la poesía, indigna de los sueños amorosos.
Sólo piensas en la inmediatez del rato ameno, de la compañía divertida, tergiversada.
Aún me duelen las heridas que yo mismo me provoco, y tú sonriendo me miras a los ojos.

Imagina que aún estuvieras en mis manos, ¿sería entonces acaso suficiente?
¿Pensarías en nosotros a futuro atando tu vida a la mía el tiempo restante?
No hacen falta respuestas cuando el silencio es la única certeza razonable.