Iban siendo las diez, y te amaba.
La vuelta a la esquina, y te amaba.
El café de la plaza, y te amaba.
Las diez más cerca, una taza caliente,
Y te amaba.
Tus ojos en la puerta, curiosos, oteadores,
Tu fragancia de canela entre húmedos jirones.
Tu chal rufo de fogosa ermitaña de tardes meladas,
La noche al dente, un sitio a mi lado; y te amaba.
Y entonces las diez, tu sonrisa en café,
Un pacto divino entre mi boca y tu ser.
La noche despierta, se tiende la lluvia,
Al son las estrellas, y te amaba.
Paraguas abierto en sombras de calle,
El café de la plaza, la lluvia cantando,
Vuelta a la esquina, a mi lado caminas,
Y te amaba.
Iban muriendo las diez,
Las calles brillosas, tu pelo de envés,
Tus labios cantando, la lluvia a tu paso,
La noche desnuda… y te amaba.
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