A veces suelo tornarme gris
Como el paisaje marino que me rodea
Y tengo hambre de brumas y madrugadas.
Otras veces, soy un animal solitario
Sobrevolando playas interminables
O quizá una piedra arrojada al mar
Dibujando círculos de luz.
Mi cuerpo muere y resucita
En los otoños meridionales
Y la soledad es para mí
Una mujer fecunda
Pues a su abrigo creo y me re-creo.
A veces me abismo en las laderas
Y quedo absorto por el paisaje y
Retorno recargado de belleza.
Dime, Eternidad
Acaso no habitas en los muros de piedra
Y en el Gran Capac Ñan de mi país.
Camino por el sendero
Acompañado de árboles oscuros
Donde sus ramas perladas de rocío
Atrapan la luz del día
Y cantan poesía.
Y la fina garúa
Me besa la mejilla
Como una amante rendida
Ah!
Y la palabra,
Alfanje y cimitarra
Bandera, estela
Luminoso río
Que me lleva a tu corazón
Debo usarla con sumo cuidado.
Porque tú has sido siempre
La rosa perdida y recobrada
En mañanas como esta
Llenas de ardor y deseo
Pueblas mis sueños y desvelos
Mi dulce niña;
Para ti, solo para ti
Va y viene
Llena de luz y de amor
Esta mañana
Que llenas mi mirada.