El señor llamo a su vendedora era la que más ventas hacia y la que más comisiones ganaba también, tenía una funeraria la cual había heredado de su padre, la manejo hasta que creció mucho y le genero muchas ganancias, el negocio iba viento en popa, la vendedora llego a la oficina de su jefe y entablaron conversación, ella vendía servicios funerarios desde que el señor la heredo, ella fielmente había trabajado con él en las buenas y las malas, no estaba muy mayor aunque al dueño de la funeraria le pareció extraño que con el correr de los años ella nunca cambiaba su apariencia física, siempre vestía un pantalón de tela color negro, una blusa blanca y encima de esta una chaqueta de color negro, zapatos de tacón del mismo color (ocupaba siempre medias oscuras), su cabello siempre bien arreglado y peinado, el maquillaje siempre acorde con su vestimenta, aunque al señor le pareció a veces que se excedía más de lo normal; portaba tres anillos de oro dos en la mano derecha y uno en la izquierda, portaba también una pulsera de oro en la mano izquierda la cual tenía grabada una cruz a lo largo, se sentó en la silla y ella pregunto:
-¿Para qué me has llamado?-
-Veo que en el último mes has vendido mucho-dijo el señor.
-Ya sabes esa es mi labor y la hago con mucha eficiencia-dijo ella.
-No me quejo de eso, me has ayudado a que la funeraria crezca, acá esta tu comisión-le dijo él.
-No lo sé, será mi intuición pero te veo algo preocupado, por los ingresos no creo que sea-le dijo ella.
-No, no es eso; ¿Hace cuánto tiempo trabajas para mí?-le pregunto.
-Desde hace mucho, desde que heredaste la funeraria, tu padre me dijo que te apoyara-le dijo ella.
-¡Mi padre! Trabajaste con mi padre también-le increpó.
-Claro desde ahí comenzó todo, porque crees que has crecido y ganado mucho dinero-le dijo ella.
-Por todos los servicios funerarios que has vendido-le dijo él.
-Sí, pero de nada serviría venderlos si no hay quien se muera o fallezca-le dijo ella
-A poco tu matas toda esa gente y después les vendes el servicio funerario-le dijo él-pero a la vez le recalco: “solo estoy bromeando”.
Ella ni se inmuto ni tampoco le hizo gracia la broma, de una cartera color negro saco una cajetilla de cigarros, con la mano derecha saco un cigarro y con un encendedor color negro que portaba lo encendió, el encendedor tenia impresa la imagen de una calavera y dos tibias entrecruzadas, aspiro una bocanada y le dijo a él:
-No, no mato a las personas, solo les vendo el servicio funerario, pero se a quienes venderle porque yo siempre llego antes para vendérselo, luego mueren-
El señor se levantó del asiento y de un estante saco un folder lo puso en el escritorio y se volvió a sentar, de una gaveta del mismo saco una botella de whisky escoces y un vaso de vidrio, se sirvió un trago; la vendedora al verlo le dijo:
-No me digas que ahora empezaras a beber-
-Sera uno de mis últimos deseos-le contestó.
-¡Últimos!-dijo asombrada la vendedora.
Tomó el trago de una vez y se recostó en la silla miro a su alrededor y le dijo a la vendedora:
-No cabe duda dependemos de la muerte, sin ella no tendríamos ganancias-
La vendedora aspiro del cigarro que tenía y lo apago en un cenicero que estaba en el escritorio, le contesto al señor:
-Creo que tienes razón has dependido mucho de mí-
-Si ya te lo dije que eres la mejor vendedora, pero también la funeraria no fuera nada si no hubiera muerte por todos lados-le dijo él.
-No entiendes ¿verdad?, si vendo muchos servicios funerarios es porque los visito antes y sé que también después van a morir, dos pájaros de un tiro-le dijo ella.
El señor se mostró algo sorprendido, divago en su mente, se sirvió otro trago y se le tomó de una vez, ahora tenía el valor para encararla y decirle algunas cosas que había estado guardándose, se pudo muy serio y le dijo:
-Creo que eres una sinvergüenza, vender a toda costa los servicios funerarios y visitar a la gente antes de que muera, me parece una falta de respeto-
-Al final yo los visito para que tengan un descanso placentero y que el servicio funerario este acorde a sus deseos, para la muerte no hay excusas y esperas-le dijo ella.
-Solo para ponerte un ejemplo como vendes a toda costa un servicio funerario, recuerdo una vez que acompañaste a los dolientes, portabas un crucifijo y una rosario cuando los dolientes estaban pagando el servicio, otra vez te vi vestida muy recatada y portando un nuevo testamento mientras los dolientes te pagaban el servicio y otra vez llegaste tan lejos que tenías un libro mormón para que los dolientes vieran que eras uno de ellos, hasta ese grado llegaste para vender un servicio funerario-le increpo.
-Todavía no entiendes, para la muerte no hay horas, minutos, segundos, excusas, religión, clase social, pobres o ricos a todos les llega por igual o te llegara en cualquier momento y cuando menos te lo esperas; yo solo vendo un servicio funerario para los que mueren y luego se van conmigo-le dijo.
-Tanto tiempo he tenido esta funeraria y no me había dado cuenta que la muerte ha rondado por nuestros pasillos, por nuestras salas de velación, por el cuarto donde preparan a los difuntos, la muerte me ha acompañado siempre-dijo en un tono molesto.
-Yo te he acompañado siempre-le dijo la vendedora.
-Solo eso me faltaba, ahora resulta que eres la muerte en carne y hueso-le dijo el señor.
-Qué esperas ver, una calavera con una manta negra encina y portando una hoz, ¡por favor! No seas ingenuo, esa es una imagen inventada-le dijo la vendedora.
De pronto el señor dueño de la funeraria tomo el folder que había tomado del estante, lo abrió y empezó a hojearlo su cara se puso pálida, en ese instante sintió un escalofrió en todo su cuerpo, un dolor agudo sintió en el pecho también, se llevó las dos manos al mismo para contenerlo pero fue en vano, en un movimiento brusco se inclinó y su cabeza golpeo con el escritorio que tenía enfrente, se había desvanecido por completo y no daba señales de vida. La vendedora se levantó de asiento miro el folder y en este había unos análisis hechos a él, un electrocardiograma y otros análisis al corazón reflejaban muchos problemas cardiacos, ella cerro el folder se acercó al oído del señor y le susurro:
-Ves siempre los visito antes y después me los llevo-
Cuando estaba por alejarse saco de su cartera un recibo color verde, este tenía el nombre de la funeraria y el detalle de los servicios funerarios que debían darle, lo coloco a un lado del cuerpo del señor y dijo:
-Este lo invito yo-
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