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David era un militar condecorado y había sido seleccionado específicamente para esta misión. Cuando lo introdujeron en la capsula temporal le dieron las últimas indicaciones y le desearon suerte. Su misión era realizar el primer viaje temporal hecho por el hombre al período Triásico. El viaje consistía en transportar materia usando un puente de Einstein-Rosen. La capsula y su contenido eran divididos en átomos y transportados por este puente hasta su destino.
El conteo final llego a cero y el evento espacio temporal inició, chupando a David y a su capsula hacia el otro lado del puente. El viaje no duro mucho pero el cimbronazo era casi insoportable. Cuando la computadora le informó que había llegado al destino David miró por la ventana de la escotilla. Su corazón dio un vuelco al notar que al rededor de la capsula ya no veían los artefactos del laboratorio, sino que estaba rodeado completamente por vegetación. Recordando su entrenamiento David tomo su computadora personal y se dispuso a salir para explorar el mundo exterior. Un primer análisis de la atmósfera confirmó que estaba en el periodo correcto. Su corazón saltaba de alegría. Un análisis a un helecho que se encontraba cerca, confirmo que pertenecía al periodo Triásico. Mientras David seguía maravillado por la situación, notó que algo lo estaba observando entre los arbustos. Era un teriodonto. Casi inmediatamente el animal se acerco peligrosamente a él y le mostró sus monumentales dientes. David trago saliva. Alertado por la situación trato de huir, pero la bestia se abalanzó hacia él para atacarlo y lo tumbó. David estaba desesperado y no pudo evitar que la criatura le abriera el casco. El instinto hizo que pudiera tomar al animal por el cuello y tirarlo hacia un costado. El cambio de respirar oxigeno artificial, a respirar oxigeno del Triásico lo había dejado atontado. Inmediatamente la bestia tomo carrera para su segunda estocada. David seguía tratando de recuperarse mientras la bestia trataba comerle los ojos como caramelos. En medio del forcejeo David contuvo a la criatura evitando que le comiera la cara, sin embargo algo le jugó una mala pasada. En un acto reflejo convulsivo David estornudó, ocasionando que la bestia se asustara y saliera disparada hacia la dirección contraria. Sin perder tiempo David se dispuso a volver a la capsula maldiciéndose por lo sucedido. Nervioso se dispuso a programar el viaje de vuelta. – ¡Maldición! – repetía una y otra vez. Luego de obtener los códigos de confirmación la computadora se dispuso a hacer el conteo numérico.
Al finalizar, sus moléculas se dividieron y la materia volvió a pasar por el puente temporal. Todo fue rápido e instantáneo. Todos los sistemas estaban funcionando y la computadora había confirmado que habían llegado a destino Sin embargo al abrir la capsula noto algo extraño. Probablemente algún problema con los cálculos del viaje habían hecho que la computadora equivocara la fecha, porque se encontraba al aire libre. Definitivamente no era el mismo lugar desde donde había partido. Se veía diferente y olía diferente. Trato de hacer un esfuerzo para ver pero su vista estaba nublada por el viaje. Un grupo de personas lo esperaban afuera.
–Hola ¿Ustedes trabajan para el ejercito? – Les preguntó.
Lo que obtuvo de respuesta le heló la sangre. No fue un “Si” en su idioma, sino que escuchó una serie de chasquidos y chillidos incomprensibles. Era un sonido gutural. Cuando David pudo ver con más claridad se tuvo que tapar la boca para evitar un alarido de horror. Las “personas” que lo estaba observando no eran humanas, sino que eran seres amorfos parecidos a reptiles que caminaban sobre sus patas traseras. Eran como dinosaurios evolucionados. Uno tenía una especie de anteojos que le cubrían sus enormes y viscosos ojos. Sus pieles eran verdes y duras. Tenían bocas llena de dientes afilados como tiburones. Las criaturas no parecían querer hacerle daño. Cuando pudo ver con más detenimiento, notó que parecían tenerle el mismo asco y repulsión que ellas le causaban a él. Vio con asombro que varias se tapaban la boca con sus cuatro manos, como queriendo esconder el horror. David no podía creer lo que estaba viendo. Definitivamente algo malo había pasado en su viaje temporal. Con el poco valor que le quedaba se encerró en la capsula encomendándose a Dios. Por su mente se le cruzaron mil teorías para explicar lo inexplicable. De pronto, como una patada, el recuerdo del estornudo lo despertó. ¿Y si el estornudo sobre el teriodonto hubiera ocasionado una interrupción en la escala evolutiva? Probablemente algún germen pudo haber diezmado a los primeros mamíferos haciendo que los reptiles evolucionaran como la raza dominante del planeta. La teoría le revolvía el estomago.
Inmediatamente programó la computadora para volver al Triásico. David sabía que tenía que programarla para llegar unos minutos antes de su primer viaje, y así evitar el desastre ecológico-evolutivo. La voz metálica comenzó el conteo mientras los “saurio” humanos se apelotonaban fuera de la capsula. Estaban asombrados por el “homo sapiens” que se encontraba adentro. El conteo llego a cero y de pronto volvió a divisar la inmensa selva que había visto en el primer viaje. Eso lo calmo un poco. Salió de la capsula y con todas sus fuerzas se dispuso a moverla para evitar que colisione con la que estaba por aparecer. Al cabo de unos instantes vio como la capsula del primer viaje se materializaba ante sus ojos. Para evitar el incidente, no se le ocurrió mejor idea que golpear la capsula haciendo ruidos feroces para asustar a su “primer” yo. Decidido, tomo un palo y empezó a golpear haciendo ruidos de monstruos prehistóricos. Por suerte, el circo surtió efecto, porque casi inmediatamente pudo escuchar como el conteo de la computadora antecedió a la desmaterialización de la capsula. Agotado se sentó en el suelo e inconscientemente saco el casco para poder respirar. Sintió un zumbido cerca del oído pero no le prestó atención. Luego de meditarlo varios minutos decidió emprender el viaje de vuelta. Programó la computadora para volver a casa y terminar con esa pesadilla.
Al finalizar el viaje pudo ver por la ventana de la capsula parte del laboratorio. Se encontraba más mareado que de costumbre y por algún motivo desconocido le costó mucho abrir la escotilla. La alegría le lleno el corazón cuando divisó seres humanos. La evolución había sido restaurada. Sin embargo notó en los rostros de sus compañeros que algo no andaba bien. Cuando trató de salir de la capsula se desplomó. Escuchó alaridos de terror. Estiró el brazo para reincorporarse pero notó que no era su brazo sino otra cosa. Este se había convertido en una especie de extremidad llena de vellos sensibles. El miedo le lleno el corazón. Su pecho era negro lleno de extremidades velludas. Trato de gritar pero no pudo porque su boca no estaba más. En su lugar tenía un largo tubo venoso rodeado por dos antenas. En ese instante giro su enorme cabeza 180 grados hacia el monitor de la computadora y con uno de sus miles de ojos, vio con horror, el último mensaje en la pantalla.
“ORGANISMO NO HUMANO DETECTADO. FUSIÓN MOLECULAR COMPLETA AL 100%”

Fin

Texto agregado el 07-09-2014, y leído por 102 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
18-09-2014 Muy bueno, me gustó ..... sabiel
10-09-2014 Mi preferido en el reto fantástico. Con eminiscencias del cuento El ruido de un trueno de Ray Bradbury con ese viaje en el tiempo a tiempos triásicos y el efecto mariposa correspondiente a un cambio nimio (en este caso el efecto estornudo) y un final imprevisto heredero de La Mosca. Quedaría más agradable a la vista si separas párrafos con una línea en blanco. walas
 
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