CAPITULO I
Nuestra chica caminaba hacia el parque. Iba con unas gafas oscuras y una sudadera amarilla. Constantemente miraba hacia atrás para ver si alguien la seguía. Llegó al parque y comenzó a mirar a los alrededores, como si buscara a alguien. Le llamó la atención un hombre de gafas cafés y gorra azul. Suspiró y se acercó a él. El hombre, al notarlo, se levantó de la banca y salió a su encuentro.
-Hola.
-Hola.
-Me alegra encontrarte.
La chica se quitó las gafas y la parte de la sudadera que protegía su cabeza para dejar descubiertos sus ojos celestes y su cabello liso negro.
-A mí igual.
El hombre se quitó sus gafas y su gorra para desocultar su cabello rubio y sus ojos verdes. Se sonrieron y se tomaron de la mano. Caminaron y platicaron por el parque media hora. Y continuaron caminando y hablando hasta que sus pies se cansaron y sus bocas se quedaron sin saliva. Eran cera de las 6:10 PM. Se despidieron con un beso en la mejilla y se prometieron volver a encontrarse de nuevo, a la misma hora y en el mismo lugar. Nuestra chica regresó a casa. Abrió la puerta y entró lentamente, como si no quisiera que la notasen llegar. Caminaba en puntillas hacia las escaleras que llevan a su cuarto.
-Buenas noches señorita.
La chica se detuvo en seco. Volteó a su izquierda. Su padre estaba sentado de espalda en una silla.
-Buenas noches.
-Y dígame… -su padre se levantó y la miró de frente-, ¿por qué llegó tan tarde hoy?
-Fui al parque.
-Que bien... ¿fuiste sola?
-No. Iba con alguien.
-¿Con ese Fernando?
-Sí.
-OK… ¿Y qué dijimos de eso?
-Pero papá, ¡Yo lo amo!
-Dijimos que no volverías a verlo.
-¡Papá!
-Muy bien. Me alegro que entiendas.
-¡Pero no es justo!
-Bueno, ya hablé.
-¡Siempre me amargas la vida!
Nuestra chica subió llorando a su habitación. El padre solo la observó.
-Adolescentes –dijo dando media vuelta para regresar a su habitación.
***
Sandra y Karina caminan de regreso a casa. Han terminado otro martirizante día de bachillerato. Los dos años que llevan de asistir aún no las han acostumbrado a esta nueva forma de vida: más tareas, doble turno, desvelos… solo por mencionar algo. Pero volvamos al presente. Mientras caminan, Karina y Sandra discuten sobre un importante tema adolescente.
-¿Ya has tenido novio Karina? –pregunta Sandra.
-No.
-¿Qué?
-Nunca he tenido novio.
-Karina, este es nuestro tercer y último año de bachillerato. Si no consigues novio este año, ¿Qué historia de romance compartirás con tus hijos en 10 años?
-¿Y tu ya has tenido novio Sandra?
-No… pero no estamos hablando de mí. Estamos hablando de ti.
Dime, ¿por qué no has tenido novio?
-No se… -suspiro- quizás porque aún no he encontrado a la persona que busco.
-¿Y cómo la encontrarás si no la buscas?
-Oye él me tiene que buscar a mí, no yo a él.
-¿Y cómo sabrás que es la persona indicada?
-Solo lo sabré.
-Ay Karina, ¿crees que tu amor te va a caer del cielo?
-No es mucho pedir.
Nuestras chicas llegan a una intersección.
-Suerte con eso Karina, adiós.
-Adiós.
Sandra dobla a la izquierda y Karina empieza a cruzar la calle. Sandra se detiene luego de unos segundos. Da vuelta y regresa a la intersección.
-¡Karina!
Karina se detiene a media calle, se da vuelta y ve a Sandra con un cuaderno en la mano.
-¡Karina, olvidaste tu…! ¡Cuidado!
Karina voltea a su derecha. Un camión viene a toda velocidad hacia ella. Karina grita. De la nada un hombre la empuja hacia la acera. El camión pasa y nadie se encuentra herido. Terminan en la acera. Se miran por unos segundos y se sonríen. El hombre se levanta.
-¿Estás bien? –dice el hombre levantando a Karina.
-Si.
-Soy Fernando.
-Soy Karina.
-Debes tener más cuidado la próxima vez que cruces la calle. ¿De acuerdo?
-De acuerdo.
-¡Ey Fernando!
Fernando voltea. Hay cinco hombres en la otra acera.
-¡Apúrate, se nos está haciendo tarde!
-Ya voy –Fernando voltea hacia Karina-. Ya me voy, adiós.
-Adiós.
Fernando cruza la calle y se une al grupo en la otra acera. Comienzan a caminar. Fernando voltea y se despide de Karina moviendo su mano. Karina responde moviendo risueñamente sus dedos.
-OK –dice Sandra-, parece que me equivoqué. El amor si puede caer del cielo.
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