EXTRAORDINARIA, PERO……
Manuela era una persona a la que todo el mundo definía como una mujer extraordinaria, andaba por los cuarenta y tantos y todo a su alrededor era placidez, alegría y equilibrio que transmitía y que era lo que a los demás les llevaba a decir que era una mujer extraordinaria.
Se conservaba bien, se llevaba con su marido admirablemente, tenia dos preciosos hijos Marta de trece y Pablito de ocho, un sinfín de amigos, una preciosa casa individual en una urbanización de las afueras de la ciudad y un trabajo en la administración de cierta responsabilidad pero que dominaba después de los muchos años que llevaba en él y que no la estresaba sino que al contrario la producía ciertas satisfacciones.
Su vida era entre sencilla y ajetreada, sencilla en lo referente a sus costumbres, controladas y organizadas, leía mucho, visitaba asiduamente exposiciones y conferencias, gimnasio, pequeñas compras, etc y ajetreada porque ambos eran muy aficionados a las actividades exteriores al hogar, cenaban y salían con bastante frecuencia con amigos y realizaban pequeños viajes de fin de semana.
A la hora de recibir satisfacciones, las recibía también de su familia, se llevaba estupendamente bien con cuñados, cuñadas y hermanos.
Y todos absolutamente todos coincidían en lo mismo, que Manuela era una mujer extraordinaria.
Manuela era la jefa de su casa que dirigía con eficacia y entusiasmo, era la que se ocupaba al cien por cien de su hogar, ya sabéis lo que eso significa, supermercado, comidas, lavadoras y demás, siempre con eficacia y una sonrisa en la cara.
Era feliz, se sentía satisfecha consigo misma, con los demás y con la vida y esa felicidad que irradiaba era recibida por todos, que siempre estaban encantados con su presencia.
Todo le sonreía y no podía lógicamente suponer el problema, el gran problema que estaba a pique de caerle encima y aun después del tiempo pasado, a los testigos del suceso nos es difícil comprender y explicarnos como pudo suceder lo que sucedió.
Todo empezó la noche de un 15 de Abril, había sido un día magnifico, luminoso y soleado de los que dan ganas de reír o al menos sonreír sin motivo aparente y como no podía ser menos, Manoli estaba de buen humor, aunque ella siempre lo estaba y como todos los días, había preparado la cena para su familia, solían cenar temprano para luego tener tiempo de comentar las peripecias de la jornada, oír los comentarios de sus hijos y bromear sobre cualquier cosa.
Parecía un día más, pero no lo fue.
A mitad de la comida Pablito dijo.
”No quiero mas mama, las lentejas no me gustan“
“Pero hijo, las lentejas siempre te han gustado, anda no seas caprichoso y comételas“ contesto Manoli
“Ya, ya, pero hoy no me gustan, me como una manzana y me voy a hacer la tarea“
Todavía estaba pensando Manoli, si su hijo estaría malo, cuando Marta, dijo.
“Yo tampoco las quiero, están raras“
“Vaya por Dios“ añadió Manoli “Son las mismas de siempre“
“Bueno, pues no me gustan, me voy a la cama“
La verdad es que no era la primera vez que alguno de sus hijos no se comía la cena, seguro que habrían tomado alguna guarreria antes, que les habría quitado el apetito, pensó Manoli.
Estaba aun recogiendo los platos cuando Pablo, su marido, también retiro el suyo mientras decía.
“Yo tampoco las quiero, están muy raras“
“Pero Pablo tu también le dijo Manoli “Pero que las pasa, a mi me parecen buenas, vamos como siempre“
“No se, si aparentemente están bien, el chorizo esta rico y el tocino también, pero las lentejas están, como te diría, APELMAZADAS“
“APELMAZADAS“ contesto Manoli “Pero que quiere decir APELMAZADAS es la primera vez que oigo esa palabra referente a la comida, bueno, bueno, pues déjalas y mira en la nevera si te apetece algo“
Manoli, se resigno, recogió los platos y pensó, pues estaban bien ricas, son unos maniáticos, aunque algo en su interior, algo parecido a una voz de alarma, que la venia una vez y otra, era algo que inconscientemente que la sonaba a peligro y que aunque lo rechazaba volvía de nuevo.
Al final pensó, vaya tontería, se hizo el te que siempre tomaba antes de acostarse y se durmió pronto, no tenia ganas de leer.
Se levanto como siempre, encantada de la vida y dispuesta a dar lo mejor de si misma al mundo y como todos los días, lo primero y antes de arreglarse, la preparación de los desayunos de su familia.
Cereales con leche para Pablito, cereales, pero con chocolate para Marta y huevos revueltos para Pablo, que había tomado esa costumbre desde que estuvo dos semanas trabajando en Londres.
Todo preparadito, calentito, a punto y listo para ser devorado por ellos.
Pero no llevaban ni dos minutos en la mesa cuando Pablito dijo.
“Los cereales están raros no me gustan, no los quiero“
“Yo tampoco“ dijo Marta “Me cojo una galletas y me las como en el cole“
Manoli, no pudo evitar un gesto de estupor, era la primera vez que sus hijos no devoraban el desayuno y muchos menos de cereales, pero si no tienen misterio, los cereales son eso cereales y la leche, pues leche y ya esta, como van a estar raros, no lo entiendo.
Pero aun estaba dándole vueltas cuando fue Pablo el que dijo.
“Manoli yo tampoco quiero los huevos, lo siento están, están… APELMAZADOS“
La cara de Manoli, ya no era de estupor, reflejaba algo parecido al miedo y con un hilo de voz, le dijo a su marido.
“Pero Pablo, no fastidies, que quiere decir APELMAZADOS, no te entiendo“
“No se, Manoli, están APELMAZADOS, lo que se dice APELMAZADOS“ contesto Pablo.
“Pero no te preocupes desayunaré algo en una cafetería antes de entrar en la ofi“
“Un beso amor y que tengas buen día“
Y se marcho.
Manoli se quedo desolada, bueno mas que desolada, absorta, extrañada y no sabiendo que pensar, todo lo había hecho como siempre, ya no era solo las lentejas, ahora el desayuno, no entendía que había pasado de nuevo.
Se fue al trabajo muy confundida, dándole una y otra vez vueltas al asunto y tratando de rechazar la insistente voz en su cerebro que la decía, “Atención peligro, peligro“ al final consiguió pensar en otra cosa, razonando que, que tontería , ni peligro ni nada, están desganados y eso es todo, que se vayan a hacer puñetas, pensamiento muy poco frecuente en la forma de ser de Manoli.
No fue un día bueno para ella, se equivoco varias veces, discutió con una compañera, perdió un expediente, en definitiva una mala mañana, con la palabra APELMAZADO que le parecía estaba escrita en todos los documentos, cartas e informes que tocaba.
Al final llego la tarde y algo recuperada, decidió acabar con la situación preparándoles el plato favorito de los tres, canelones.
Se puso a la tarea esmerándose mas que nunca en la preparación del relleno y de la besamel, consiguiendo una fuente de canelones magníficos y de los que se sintió muy orgullosa, van a ver esos tres lo que es bueno, pensó.
Muy contenta sirvió los canelones a cada uno en su plato y se quedo con una media sonrisa esperando el seguro comentario de felicitación que esperaba.
Esta vez fue Pablo el que solo probarlos dijo.
“Pero que te pasa Manoli, están APELMAZADOS, pero muy APELMAZADOS“
Pablito de inmediato asumió la definición y agregó.
“Si mama no los quiero, están APELMAZADOS“
Manoli no sabia que decir, siempre había cocinado muy bien, no era una profesional pero estaba por encima de la media, así que solo atino a decir medio balbuceando.
“Pero que os pasa, que queréis decir con APELMAZADOS“
“Jo, mama“ Esta vez fue Marta la que concluyó “Pues que están APELMAZADOS, totalmente APELMAZADOS, ¿ hay fruta ?, cojo algo cojo y me voy a mi cuarto“
Aquello ya fue demasiado para Manoli, y se puso a llorar desconsoladamente, refugiándose en la habitación. A duras penas Pablo consiguió calmarle diciéndole una y mil veces que no se preocupara, que probablemente lo que era es que estaba estresada por el trabajo, que todo tenia solución, que no le diera mas importancia de la que tenia, que todo el mundo se equivoca, que el mejor escribiente echa un borrón y un montón de razonamientos parecidos, razonamientos que no le sirvieron a Manoli, ella sabia que no estaba estresada, que había hecho las cosas exactamente como siempre y que no era un problema de equivocarse, era otra cosa, era…., no sabia que.
Esa noche a penas durmió, pensando, dándole vueltas al asunto, preguntándose que pasaba y porque la comida le salía APELMAZADA, (ya había hecho suya la expresión) y de pronto ya muy de madrugada le vino a la cabeza una idea que le reconforto, estaba próximo su cumpleaños en el que siempre su familia le daba una sorpresa y a lo mejor esta vez lo que estaban era gastándole una broma que destaparían ese día para reírse todos, la verdad es que si era así se trataba de una broma muy poco graciosa, pero podía ser, Manoli se aferro a la idea como a un clavo ardiendo y se durmió con una ligerísima sonrisa, casi una mueca.
No había pasado una hora desde que cayera al final rendida, cuando de nuevo otra idea le hizo incorporarse, ya esta tengo la solución, pensó, les voy a desenmascarar y voy a ser yo la que se ria antes, voy a levantarme y hacer unas albóndigas para llevarlas a la oficina y compartirlas con Tere y María, sus mas próximas compañeras con las que en muchas ocasiones intercambiaban el almuerzo.
Y se puso manos a la obra mucho antes de la hora del desayuno, del que por decisión de los tres le habían liberado, los chicos tomaban galletas y colacao y Pablo desayunaba fuera.
Salio hacia la oficina con el recipiente de las albóndigas, muy pronto, mucho antes de lo normal, los nervios no le dejaban tranquila y no le dejaron en toda la mañana esperando que el reloj llegara a las 14h, que era el momento de la parada para la comida.
Como es natural sus dos compañeras estuvieron encantadas de compartir la comida con Manoli, le tenían como una muy buena cocinera,
Manoli estaba expectante, observando a sus dos amigas, llena de esperanza, esperanza que se difumino casi al instante al ver la cara de Tere al probar el primer bocado.
“Huy, Manoli están raras, no te han salido hoy bien“
Casi al mismo tiempo María se expreso de igual manera.
“Es verdad están raras como APELMAZADAS“
“¿Como APELMAZADAS María? que es APELMAZADAS, son como siempre“ contesto Manoli
“Manuela“ dijo Maria. que cuando estaba nerviosa no utilizaba el diminutivo “No te enfades, las habrás hecho como siempre pero, no se, algo habrá pasado para que estén APELMAZADAS“
Manoli, no contesto ya nada su cara era un poema intermedio entre la pena y la desesperación, así que Tere trato de cambiar de tema y empezó a hablar de la ultima película que había visto y de un cotilleo entre un secretario del despacho de al lado, que al parecer había salido del armario.
Pero Manoli, no escuchaba, su mente estaba prácticamente vacía y un mensaje redundante la llegaba continuamente; “Peligro, peligro y esto es solo el principio“
Acabo la jornada como pudo y decidió pasarse antes de ir a casa por la consulta del doctor Salvador, antiguo y querido amigo de la familia, que le recibió como siempre.
“Vamos a ver que le pasa a la mujer extraordinaria“ y bromeo “Se te ha roto una uña, tienes un callito“
“Mira Salvador“ le dijo muy seria Manoli “No se que me pasa pero llevo unos días que todo lo que cocino, sea lo que sea, me queda APELMAZADO“
Salvador no pudo por menos de reírse mientras comentaba.
“APELMAZADO, será quemado, soso o salado, pero APELMAZADO, que es eso“
“Pues ahí esta“ dijo Manoli “Que no se que es pero todo el mundo esta de acuerdo en que me quedan las comidas APELMAZADAS“
“Anda, anda, a ti lo que te pasa es que necesitas unas vacaciones con tu marido, por cierto ¿a donde vais en el verano?” . Añadió y ya cuando se marchaba, le dijo.
“Mira tomate estas pastillas que van muy bien contra el estrés, que a veces no se nota pero que esta agazapado y haber si nos invitáis un sábado a tomar unas copas para reírnos un rato“
Y le despacho.
Llego a casa como sonámbula y no mejoro su estado, cuando Pablo sonriendo dijo.
“Sorpresa he traído una pizza gigante para la cena, así libramos a mama de la tarea“
Ella sabia lo que eso significaba, no querían comer nada APELMAZADO.
Se tomo su trozo de pizza con desgana y se acostó, ni risas, ni bromas, ni nada, ella que era una magnifica madre, que era una mujer extraordinaria, ahora se sentía como un trasto inservible, ¿Pero que la pasaba? se preguntaba una y otra vez.
El siguiente día empezó igual que el anterior, los chicos colacao y Pablo a la cafetería, a Manoli le parecía que todos se alegraban de que así fuera, estaba siendo desplazada, notaba que no era necesaria, ya sabia que se trataba solo de comida, pero era uno de los vínculos que le unían a su familia y ellos ahora iban por libre, habían encontrado una solución en la que ella no participaba, estaba hecha polvo.
Manoli pasó otro día gris, amargo, silencioso, abstraída en sus pensamientos y totalmente vacía.
La cena no fue mejor, Pablo esta vez trajo hamburguesas que devoraron con entusiasmo y sin hacer ningún comentario, se puso después a ver la tele, era muy doloroso, pero ¿es que no se daban cuenta que la estaban anulando que le hacían ver que ya no era necesaria?.
Esa noche a las tres de la madrugada se despertó bruscamente con una idea que pensó era luminosa.
Organizaría una cena e invitaría para este sábado a dos o tres parejas de las mas amigas, era una cosa muy frecuente entre sus amigos y así podría quitarse el come, come que la agobiaba, se luciría, siguió pensando, al decidir el menú, haría una sopa fría de melón con virutas de jamón y chipirones encebollados, las dos cosas le salían de miedo y siempre era alabada con esos platos.
Se levantó mucho mas animada y a media mañana cerro la hora con Flora y Encarnación, el sábado a las 9h, seria su gran día, acabaría con sus demonios, pues menuda era ella, como para no sobreponerse a una tontería, estaba mas que segura de lo magnifica que era la idea.
Su entusiasmo se apago un tanto, al ver la expresión de Pablo cuando le comunico el plan, aunque se repuso en seguida cuando el le dijo.
“Bueno, estupendo, lo pasaremos bien, espero“
Y llego el sábado, se tomaron unas copas, se contaron las ultimas anécdotas y se rieron de las mismas tonterías de siempre, Manoli estaba guapa, pero no radiante, su nerviosismo le hacia estar algo forzada, pero sus amigos no notaron nada, estaban tan convencidos de que era una mujer extraordinaria, que les tenia siempre vencidos.
Y llego la cena y como no podía ser de otra manera a Manoli ya se le notaban los nervios, estaba pendiente de todos y apenas hablaba, esperaba ¿Que pasara? pensaba ¿Habré superado el problema?
Empezaron a comer entre risas y alabando la magnifica presencia de la sopa, que cada uno empezó a tomar con entusiasmo.
Manoli miraba las bocas de cada uno y veía que se tomaban las primeras cucharadas sin ningún problema, aunque de pronto se dio cuenta que tanto Flora como el marido de Encarnación, pasaban la cuchara por encima de la sopa y solo se llevaban a la boca las virutas de jamón y que su marido y Encarnación metían la cuchara, pero la sacaban vacía y disimulaban charlando amigablemente.
Empezó a temerse lo peor, sobre todo cuando el marido de Encarnación dijo.
“Manoli cariño, sino te importa me voy a reservar para los chipirones, he tenido una comida de negocios y estoy hasta arriba“
Casi de inmediato Flora agrego.
“Cielo yo también me voy a reservar, ya sabes que si me lleno con el primero luego, estoy que reviento“
Manoli se mordió los labios y enmudeció, momento en que Pablo salio al quite y dijo.
“Vale pues hagamos todos lo mismo reservémonos para los chipis (dijo chipis, para quitarle hierro) que huelen que alimentan“
Y se levanto recogiendo los platos sin que nadie opusiera ninguna resistencia.
Manoli estuvo a punto de gritar pero se repuso y dijo.
“Buena idea, veréis ahora lo que es bueno, voy a por ellos, Pablo sírveles mas vino por favor“
Manoli no supo de donde saco las fuerzas para servir los chipirones, sonreír a sus amigos y bromear incluso cuando el marido de Flora le dijo,
“Ponme mas que tus chipirones siempre me hacen muy feliz “
Olían de muerte, tenían un aspecto adorable, tostaditos con una salsita espesa y la cebolla caramelizada de un magnifico color entre rosa y marrón por encima, vamos estaban para comérselos, o al menos eso parecía
Manoli cruzo los dedos por debajo de la mesa, sin saber porque hacia ese gesto cuando no era para nada aficionada a supersticiones y pensó, que haya suerte que les guste.
Pero no habían pasado más que unos minutos, cuando empezó a ver que uno de ellos estaba distrayéndose partiendo las patitas en pequeños cachitos, otro había diseccionado uno de los suyos apartándole al borde del plato pero sin comérselo, y un tercero mascaba y mascaba pero no tragaba.
La tensión iba en aumento, la mesa estaba en silencio, nadie decía nada y todos daban continuos sorbos a las copas tratando de empujar lo que tenían en la boca, y fue cuando Manoli no pudo mas y explotó.
“Dejar de disimular, sino os gustan lo decís, no tenéis necesidad de mentir“
Todos trataron de quitarle tensión al asunto y en voz mas o menos baja se empezaron a oír cosas como.
“No digas eso, a mi me gustan“
“Están estupendos, pero hoy estoy muy desganado“
“Manoli, a mi me gustan aunque voy despacio“
Pero Manoli, se encontraba ya en un estado de tensión muy elevado que no lepermitía contestar políticamente, así que dijo, colérica.
“ Ni comer despacio, ni desganados, ni leches, lo que estáis pensando es que están APELMAZADOS, igual que con la sopa “
Un silencio espeso inundo el comedor, al rato se empezaron a oír alguna que otra fase entrecortada.
“Bueno si un poco APELMAZADOS si están”
“Están buenos algo raros, quizá sea eso que están algo APELMAZADOS“
El resto de la velada no fue, no hubo resto, Manoli se fue a su habitación y cerro el pestillo, y no quiso abrir a pesar de la insistencia de sus amigas, Pablo se excuso como pudo, les dijo que Manoli llevaba una temporada rara y que no sabia porque todo lo que cocinaba le quedaba APELMAZADO, que era algo extraño y no sabia como resolverlo, porque ella cada día estaba mas preocupada con el tema, mas nerviosa, mas insegura. Pensaba salir mañana a la sierra y tratar de hablarle para quitarle de una vez la obsesión que le estaba quemando.
Y así lo hizo, se fueron a un pequeño restaurante de la sierra situado en un vallecillo precioso que conocían al que habían ido en muchas ocasiones siempre felices para ambos.
Ya a los postres Pablo mirándole seriamente le dijo.
“Manoli por favor deja de estar obsesionada y tan preocupada con las dichosas comidas, eres una mujer extraordinaria y lo sabes y no vas a dejar de serlo por las puñeteras comidas, eso no es importante y lo vamos a solucionar de inmediato, traemos a casa a una chica que se encargue de la cocina y listo, a ti además te va a venir bien, tendrás mas tiempo para las múltiples actividades que practicas y te gustan y así compartir el tiempo que te sobre, si te sobra, con Pablito, Marta y yo. Piensa que hay cientos de mujeres que no son capaces de freír ni un huevo y no se para el mundo por eso“
Manoli rompió a llorar y le contesto.
“ No tu no lo comprendes, no es que ya no sepa cocinar, lo hago exactamente como siempre, con el mismo cuidado, las mismas cantidades, todo igual y al final me queda APELMAZADO, algo me pasa, algo esta fallando en mi, estoy preocupada de que otras cosas que no sean referentes a la cocina me vayan también quedando APELMAZADAS “
“Pero que tontería es esa Manoli, eso no tiene ningún sentido“ le dijo Pablo.
“Si Pablo si lo tiene“ insistió Manoli “Me estoy observando y veo que muchas cosas que hago también me quedan así, el otro día después de planchar la ropa, al tocarla vi, que estaba APELMAZADA y cuando saque los vasos del lavavajillas varios de ellos estaban también APELMAZADOS”
A Pablo se le helo la sangre, ya que recordó que al ponerse esa mañana los calcetines le habían parecido que estaban APELMAZADOS. Le calmo como pudo, le dio un beso y le hizo sonreír cuando al dar un paseo por un riachuelo próximo se escurrió y se mojo los pantalones.
La vuelta a casa fue silenciosa, Pablo preocupado, Manoli callada y ausente, al llegar a casa tomaron un vaso de leche y se acostaron, todavía Pablo tuvo un nuevo escalofrió cuando le pareció que las sabanas estaban APELMAZADAS.
Los siguientes días fueron caóticos, de mal en peor, Manoli iba a trabajar como un autómata y no comentaba nada al llegar, hasta que un día, al llegar de la oficina, se quito la chaqueta y les dijo de golpe a los tres.
“He pedido la excedencia, no puedo mas, no puedo seguir trabajando, hoy me ha llamado mi jefe y me ha dicho, por favor Manoli repite esta carta tiene todas las palabras APELMAZADAS, eso unido a lo del archivo incidencias, esta mañana un compañero me ha dicho que lo había encontrado totalmente APELMAZADO y yo había metido muchas fichas ayer y tengo el diario de visitas tan APELMAZADO que ya nadie ni yo misma lo entiendo, así que esta decidido, me quedo en casa. “
Y se quedo en casa deprimida y triste.
Lógicamente el asunto empezó a trascender entre sus amigos y conocidos.
“ Sabes lo que le ocurre a Manoli, pues que todo lo que hace le queda APELMAZADO “
“ Pero chica una mujer tan extraordinaria, que le puede haber pasado para que todo se le APELMACE “
Y así fueron pasando los días, las semanas y todos se fueron acostumbrando, y dejo de ser un tema de conversación y siguió todo el mundo con su vida.
Pablo contrato una criada que se encargaba de todas las tareas de casa y Manoli se dedicaba principalmente a leer, ver la tele y oír música, ya que cada vez que trataba de hacer algo, por ejemplo costura, las prendas la quedaban APELMAZADAS, no podía ni tocar el piano, que antes la encantaba, ya que producía música APELMAZADA.
Y aunque lógicamente fue a varios médicos, hasta lo que yo se, no habían encontrado solución al tema, lo único que supieron decirle es que al parece no era un problema vírico y que no se produciría ningún contagio.
Sus amigos se acostumbraron a ello, retornaron las visitas, las salidas, las cenas las risas y los fines de semana fuera, aunque ahora todos decían.
MANOLI, QUE MUJER TAN EXTRAORDINARIA, PERO……
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