Gracias al abuelo pudimos ponernos a salvo, era un tipo a quien todo el mundo tildaba de lunático porque había construido un refugio subterráneo durante años, lo proveyó de todos los elementos necesarios para convertirlo en un lugar seguro y hasta cierto punto acogedor contaba con: una planta eléctrica con suministro autónomo y una potabilizadora de agua que se proveía de un manto acuífero cercano, las cuales podrían utilizarse sin problemas hasta por dos meses sin ayuda del exterior filas interminables de estantes con víveres de todas clases, dos fosas sépticas y muebles donde vivimos de una manera confortable diez personas.
Ingresamos al refugio subterráneo el lunes por la tarde, llevamos una televisión y varios radios de baterías; por la tarde fue transmitida la caída del meteorito, observamos a la gente corriendo alarmada debido al impacto de la explosión que pareció tener el impacto de mil soles nucleares, después de esto hubo un silencio absoluto, no escuchamos ningún ruido durante varios días hasta que después de dos semanas comenzamos a escuchar unos rasguños extraños que parecían provenir de la capa superior del refugio en cuanto los relojes marcaban las once en punto de la noche.
De día todo era tranquilidad, pero durante la noche los sonidos se hacían más y más persistentes; al principio tan sólo se escuchaban un par de rasguños, posteriormente podía oírse como si fuera un grupo de osos buscando alimento y escarbando durante las horas nocturnas.
Los días y las noches parecían pasar sin novedad, sin embargo los sonidos persistían durante horas que parecían eternas en la noche; entonces la planta eléctrica comenzó a fallar y nosotros poco a poco comenzamos a quedarnos sin luz eléctrica, aunque no nos animabamos a salir de ahí, nos alumbrabamos con velas y nos hacíamos compañía en la penumbra gris que nos rodeaba.
Una noche el ruido de los rasguños se volvió casi ensordecedor posteriormente observamos como la pared de la entrada se desgajaba poco a poco y que por ella entraban unas criaturas de rostro cubierto de escamas con apariencia sanguinolenta y ojos acuosos, se dirigieron hacia nosotros pude ver como una de ellas desgarraba con sus dientes el vientre del abuelo.
Escuché los gritos de los demás, a pesar de todo, agarré un hacha con la que herí y maté a varias de esas criaturas dantescas; logré escapar, al salir a la superficie noté que el aire era perfectamente respirable a lo lejos observé una fogata y me dirigí hacia ella, al llegar observé un grupo de personas, les pregunté por las criaturas y ellos me dijeron que llevaban acampando un mes ahí y que no habían visto ni escuchado nada.
Regresamos al refugio para rescatar a quien pudiera seguir vivo, sin embargo no había rastro de las otras nueve personas que habían estado conmigo durante los últimos dos meses, como si todo hubiera sido producto de mi imaginación.
Eso sucedió hace ya varios años la humanidad con el tiempo tomó su curso normal, jamás nadie me dijo haber visto a estos entes malévolos, sin embargo durante la noche a veces los sonidos me confunden y parezco escuchar rasguños en la oscuridad. |