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Inicio / Cuenteros Locales / VIGIA / ENTROPIA -CAP.2-

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Revolución.
Acep.4-f. Cambio rápido y profundo en cualquier cosa.



2.
Repasando exhaustivamente, no hallé motivo alguno para este impedimento muscular absoluto que me mantenía pegado irremediablemente a la cama como una mosca atrapada en miel;
En el día de ayer me levante con total normalidad, a eso de las 6:30, como todas las mañanas. Después de equiparme debidamente me marché al gym y estuve haciendo puños y un rato de Taekwondo, aunque me empleara algo más de lo necesario.
Prueba de ello eran las peladuras y moretones en manos y espinillas, pero nada que se hubiera extralimitado de lo habitual. Después de correr otros 40 minutos en el parque volvía al apartamento, ducha, desayuno rápido y al trabajo. A la hora de almorzar conversé con Fernando mientras degustábamos unas hamburguesas y algunos cafés. Después acabe la jornada, unas copas con los amigos en aquel bar nocturno y a eso de las 2:00 volví caminando al piso, evitando usar el coche ya que tome alguna copa de más; Un rato de televisión, algunos cigarrillos, un picoteo, un escocés corto con hielo y una película pésima de acción fueron los últimos recuerdos nítidos que conservo antes de acudir tropezando de cansancio a la habitación.
Posteriormente, la oscuridad del sueño me envolvió… ¡y nada más!
Así que en conclusión, mi día fue de lo más normal y rutinario.
Como cualquier otro día.
¡Sin embargo ahora soy incapaz de mover un dedo para asomarme al balcón y pedir ayuda!

Miré exasperado nuevamente el reloj: Las 13:39…
Llevaba más de dos horas desde que abriera los ojos y seguía sin sentir ninguna extremidad o parte de mi cuerpo que no fueran los parpados…

Mientras transcurría pesadamente el tiempo, cavilaba frenéticamente para encontrar una alternativa, pero sinceramente, estaba demasiado asustado para razonar con claridad y mis pensamientos cada vez derivaban más hacia lo absurdo.
Comencé, sin que pudiera evitarlo, a sentirme culpable.
La única explicación coherente que se me ocurría es que estaba experimentando algún castigo por algo que por completo inconsciente habría hecho; ¡Típico de todos a los que de pequeños nos educaron en colegios religiosos! Pero deseché con un violento manotazo ficticio a aquel enredador pensamiento. Siempre, desde muy joven, fui agnóstico así que la posibilidad de estar sufriendo una sanción por alguno de mis actos pasados se me antojó una idea completamente irracional…
Sin embargo…
Empecé, casi sin darme cuenta, a suplicar a quien fuera que hubiera propiciado aquella tortura a que depusiera mi tormento, intentando imaginar algo que ofrecer a cambio.
Pero no se me ocurrió nada valioso que prometer, aparte de alguna de esas sandeces que dice hacer la gente cuando no obtienen soluciones verdaderas.

Mi mente se distrajo de lo que rumiaba en cuanto comencé a sentirme mal.
Después del tiempo transcurrido en la misma posición, algunos pinchazos en la cara y en el pecho sobre todo, comenzaron a infringirme un agudo dolor en cada centímetro de la piel que se encontrara rozando la suave ropa de cama. Ahora me parecía confeccionada con punzante esparto.

Sabía por familiares - que en algún momento tuve que atender - de la importancia de cambiar cada cierto tiempo la posición del enfermo. Era algo indispensable para evitar la aparición de llagas o úlceras; La piel, como parte del ser vivo, ha de respirar también y yo llevaba todo aquel tiempo (más el que estuviera por la noche antes de despertar y que no era capaz de calcular) en la misma postura.
La buena noticia era que paradójicamente el dolor que sentía me permitía albergar alguna esperanza en mi recuperación.
Sentir cierto dolor, aunque solo fuera eso, era mucho mejor que no sentir nada…
Pero la sola visión de mi cuerpo, aún joven, plagado de pústulas, llagas y úlceras con el padecimiento que eso podría provocarme - mientras que seguramente clamaba por una muerte rápida - me llenó inmediatamente de angustia y decidí volver intentar levantarme de la cama reuniendo todas las fuerzas de las que me sentía capaz;
De otro modo, el lecho podría convertirse en mi tumba.

La vehemencia con la que me empleé me dio a entender, basándome en los resultados obtenidos - ¡ninguno! – que moriría allí irremediablemente.
La desesperación provocó que una lágrima se escurriera indecentemente por mi mejilla y eso me dio aún más coraje. Mentalmente ejecutaba los más dispares movimientos y era espantoso ver como el cuerpo se obstinaba en mantenerse paralizado, cuando desde mi interior podía imaginarlo agitarse como una culebra.

Apenas podía respirar por el esfuerzo – ¡me confundía perder el resuello cuando en realidad no logré efectuar el más mínimo movimiento! – y una sensación feroz de profundo agotamiento me invadió, comenzando por la punta de los pies, trasmitiéndose paulatinamente por todo mi cuerpo inerte.

Sin poder evitarlo y a pesar de los hirientes pinchazos, el cansancio me sumió en un vertiginoso sopor.

En ese momento solo deseaba morir…morir.

**********

Abrí los ojos.
Alcé la vista hacia la cómoda y el despertador marcaba las 17:21.
Había permanecido dormido - ¿inconsciente? – casi cuatro horas.
Durante un fugaz instante albergue la esperanza de haber sufrido una pesadilla.
Unos segundos después lo confirmé. Seguía inmovilizado.

La ira invadió cada milímetro de mi ser y grité ¡grité con todo mi alma!...Pero no hubo sonido, ni lamento, ni grito. Solo hubo un muñeco de trapo, inmóvil y que gesticulaba patéticamente con una boca absurdamente paralizada y la voz muerta, desparecida. Apagada.
Humillante. ¡Aquello no podía ser más humillante!
Cuando me extrañaran en el trabajo y accedieran a mi apartamento me encontrarían embutido ridículamente en el camastro, comido por los bichos, apestando la casa como un mendigo, ahogado en mi propia rabia y miseria. Si aquello no era humillante, nada más podría serlo…

Repentinamente, una sombra en la ventana me sacó de aquella espiral destructiva en la que mi pensamiento se obstinaba en permanecer regodeándose con la más ridícula auto-compasión…

Una paloma.
¡Una paloma gris, con su hermoso pecho verde botella y sus ojos de pájaro avezado me observaba con curiosidad posada en el alféizar!
Curiosamente compartí más de una sensación al mismo tiempo ante la visión del ave:
Por una parte me hacía referenciarme a otro ser viviente, compartirme y aunarme con él como si se tratara de pertenecer a un club - el de los seres vivos - del que no estaba dispuesto a dimitirme aún.
Por otra, me encandilaba el desparpajo con el que se movía por la habitación, sin mostrar indicio alguno de temor ante mi presencia…como si supiera…
Que…no…podría defenderme.

¡Maldita sea! ¡La puta paloma revoloteaba por la habitación de un lado a otro, picoteando aquí y allá, soltando inútiles plumas en su loco aleteo, como si la fresca estuviera plácidamente en su propio palomar!
Me omitía, como si yo formara parte del mobiliario, como si solo fuera un abrigo con huesos arrojado sin contemplaciones y descuidadamente en lo alto de la cama…
De vez en cuando, se detenía y me miraba.
Con fijeza.
Girando nerviosamente de lado a lado la minúscula cabecita de presa para enfocarme con su ojo pardo, pequeño como un perdigón, pero malicioso y vivaracho…Seguramente tratando de averiguar si yo era un peligro… o sencillamente algo para llenar su famélico buche.

El ave, con un pequeño batir de alas, se instaló cómodamente a acicalarse las plumas en el cabecero de la cama, justo encima de mi cabeza. Se picoteaba las pulgas y me miraba.
Me miraba y escondía el pescuezo bajo el ala, buscando quien sabe qué.
Luego, continuaba mirándome…observándome con detenimiento.
¡Hubiera dado algo por averiguar que ideas pasaban por el insignificante cerebro de esa carroñera infame!
Yo procuraba no perderla de vista y me esforzaba en localizarla desde todo el ángulo que me permitía la visión por el rabillo del ojo.
Recordé que alguien me dijo una vez: “las palomas de ciudad son ratas con alas” y estoy seguro de que si hubiera podido sentirlo, un escalofrió habría recorrido mi espina dorsal de cabo a rabo.
¡De modo que iba a ser así! ¡Ese volátil asqueroso se daría un festín con mi exánime carne y después, posiblemente vendrían más, se instalarían en mi cuarto, multiplicándose, ensuciando con sus excrementos mi PC, mi silla, invadirían mi habitación entera…! Y yo, seria tan solo un inútil e inerte alimento de palomas…¡un despojo podrido y atestado de plumas!...

¡Eh!¡ ¡¿Donde está?!!
¡En una sola fracción de segundo que me distraje con ese pensamiento el pájaro había desaparecido de mi vista!...Hasta que…
Lo vi.
Justo posado en mi espalda. ¡Ni siquiera la sentí posarse!
Estirando el cuello para verme mejor con su ojo ladino…
Con su afilado pico de rata con alas, a escasos centímetros de mi retina…observaba…calculando el riesgo…

¡De pronto, con un revoloteo despavorido, la paloma se fugó por el hueco en la ventana por el que antes se había colado!
Sin oírlo, pude ver como mi teléfono, con su luz de llamada encendida, vibraba furiosamente encima de la cómoda.
¡El sonido del timbre la había espantado en el momento justo!

Una gota de sudor frió - nacida de una sensación de alivio - peregrinó desde mi frente y se conectó con una lágrima – nacida de la desesperación - a la altura del mentón.
La llamada del móvil me confirmó que, de todos modos, nunca hubiera podido oír el despertador: Porque también estaba completamente sordo.


Texto agregado el 02-09-2014, y leído por 216 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
08-10-2014 A punto de sofocarnos con la angustia, continuamos... Raramuri
08-09-2014 Creo que lo que te sucede es solo un estado que pasará. Me provoca pánico,quiero creer que es solo un texto;pero no puedo,me hace omaginar la sensación que podría sentirse al vivirlo y como el personaje lo está viviendo me angustia. Tiene que existir una solución que sea tranquilizadora,una esperanza,cualquier cosa***** Victoria 6236013
02-09-2014 Creo que me va a costar dormir esta noche..., lo has conseguido, transmitir esa angustia mediante tus letras. sandalo
02-09-2014 Angustiosa, Inquietante..., un suspense que me tiene absorta totalmente. Esperando el proximo capitulo ya!!!!, Eres el maestro del Misterio, tu pluma tiene magia ... muchacho. Un bexo para ti VIGIA. sandalo
02-09-2014 1. Ay, amigo. Si querías causar angustia, lo has logrado a la perfección. ¡Wuaooo! Llega un momento en que el lector quiere saltar la barrera de lo intangible para meterse en ese espacio físico, donde se desarrolla la trama de tu cuento, y sacar al personaje central de la terrible situación descrita. SOFIAMA
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