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Magia, humo y espejos.

La mujer frente a mi, me propuso la acompañase, no se presento, pero, me dijo su nombre. No precisamente el de ella; el de la desconocida parada frente a mi. Me dijo un nombre que me era más que familiar, uno en el que no dejaba de pensar, el de otra ella.

El solo nombre me convenció, en ese momento era la configuración de letras articuladas mas necesitadas a escuchar de otro real como yo, llego como remedio aséptico y quirúrgico a una estocada que extendía su mal padecer de mi corazón a mi mente. Me convenció el solo recordar a quien le pertenecía ese nombre.

Me extendió el brazo, para que la acompáñese de el. Deje solo mi asiento en ese burdel y le pague a mi antigua compañía, que como bien sabía, esta era una cura para mi alma, para mi cuerpo, y para todo lo demás. Y aunque no dude en dejar a esa puta desmarañada y casi desnuda, le agradecí que aun así me cobrara.

Salí en compañía de una mujer diferente a con la que entre, nadie lo noto, no había un porqué notarlo, no conocía a nadie de es sucio barrio de lujuria y despena, y realmente no me importaba. Mientras caminaba con esa mujer del brazo, ella no solo me convencía, también me ansiaba, me contaba que había un hombre que podía hacer magia, y que poseía el truco perfecto, para el curar de cualquier enfermo. Ella me miro a los ojos me apretó el hombro y me susurro al oído:

-No es brujo, ni es un ilusionista, es una persona muy lista, sabe mucho de muchas cosas, incluso yo lo he visto, lo he sentido y lo he vivido, el me ha curado de un muy complicado mal, y mi compañía es en gratitud a ese favor que me ha hecho, en el largo tiempo que he estado a su lado, he aprendido tanto.-

-¿Que ha aprendido mujer? Vamos dígame de una vez.-

-Lo siento caballero, pero, no le diré, prefiero que usted mismo logre ver, este hombre es un genio, tanto que yo no podría ni rozar en la superficie de su descripción, este hombre es tan complicado de entender cariño, que personas con grandes rangos militares de muchas naciones no pueden con el, políticos franceses, alemanes e ingleses ni siquiera se pueden convencer y los mas reconocidos científicos modernos no han podido calcular, cuantificar, demostrar o desmentir que su magia sea un muy estructurado timo. Incluso un filosofo a quedado dudando en si el hombre es realmente eso; un hombre.-

-Si lo que usted me dice es real, este hombre es fenomenal, y debe ser muy conocido en el mundo, por favor dígame su nombre.-

-Me tendrá de nuevo que disculpar, pero eso se lo tengo que negar, y no es por que no se lo quiera dar, la verdad es que ni siquiera yo tengo el honor de saber.-

-Está bien. Es muy de entender que si tan grande es su saber, su identidad tenga que esconder, respóndame solo una cosa ¿Es a este hombre al que me lleva a su encuentro?-

-Así es. El esta interesado en usted, el sabe que tiene un mal casi imposible de sanar, uno al que si no se le detiene, terminara con su vida.-

-Es cierto, yo tengo ese mal, me ha estado destruyendo, poco a poco por dentro. Estoy excitado mujer, siento que ya me esta sanando.-

-¿Usted lo puede ver? Así de poderoso es, solo espere un rato más, que no tardaremos en llegar.-

Doblamos la esquina en un bulevar, tomamos un tranvía y luego seguimos la vía, cuando esta acabo montamos un carruaje que no me importo pagar media fortuna de peaje. En todo el camino la mujer no paraba de hablarme de este hombre. Me decía mucho y a la vez sentía que no me decía nada. Esperaba con mi alma ver de lo que era capaz este mago, que con el solo concepto no me quedaba satisfecho. Seguimos por un camino de tierra, al que casi no se le notaban las huellas, según el lacayo, al lugar al que íbamos solo se llegaba en caballo, pero, que hace un par de días fue adaptado para cualquier tipo de carruaje.

Por fin llegamos a galope de potro, a una propiedad extensa, una que me era conocida, tan solo por una leyenda. De nombre “Valhala” el paraíso de los antiguos noruegos, a donde llevaban las haladas valquirias a los guerreros muertos, no sin antes combatir y dar la vida en el campo. Yo había leído muy poco de ello. Me pareció un buen nombre para un lugar de milagros. Esta me dijo sin temor a que dudara de su veracidad.

-El lugar es conocido por sus mágicos encantos, pero salir es más fácil que entrar, por que cuando uno llega, no importa de donde sea, el camino de regreso es más placentero al hogar.-

Bajamos del carruaje y recorrimos por un camino de ciruelos, al que no me importo arrancarle un fruto para comerlo.

-Estos frutos se dan muy difícilmente por aquí.- le dije a la mujer.

-No dude en comerlos y sabrá que no son un grupo de ciruelos cualquiera.-

Al morder la primera capa del fruto tuve que cuidar no mancharme, la piel era tan fácil de rasgar, que sorprendía que no se rompieran con el aire pasar, pero eso no era lo mas maravilloso, eso esta dentro, su jugo y las semillas las cuales eran tan duras como granos de obsidiana. Fue tan duro enterarme de que realmente estaban hechos.

-Tenga cuidado al morder los frutos del ciruelo, porque las semillas no son nada mas que piedras preciosas.-

Claro que dude de los hechos, en parte por que casi me las trago de hecho. Me fue incomodo escupirlas en las palmas de mis manos, pero, nos gano la curiosidad a ambos.

-Creo que tuvo suerte, le han tocado pepas de plata, de haber sido, oro o diamante, sus dientes habrían volado al aire.-

Tuve que parpadear varias veces, eran reales, eran palpables. En mi mano se encontraban unas semillas, que no brillaban estaban opacas, pero que sin duda eran de plata.
-Puede usted conservarlas mi amigo, tómelas y lléveselas a casa, se los obsequio a cambio de que conserve muy bien el secreto y le servirán de amuleto.-

Las palabras sonaron con el viento, en donde antes no había mas que un pedazo de nada, ahora estaba un hombre, uno muy alto y apuesto, de edad imprecisa entre los cuarenta y cincuenta, esto era indefinible debido a que su barba y su cabello claramente tenía más canas que cromadas. Su porte era derecho y correcto, no desproporcionado por el tiempo, el rostro tenía una finura de joven y vestía como soldado indulgente, de un rango muy alto y con las ropas de viaje.

-Claro que me las quedare, el carruaje hasta aquí me ha costado un ojo de la cara, déjeme darle las gracias.-

-No tiene que agradecer mi amigo, es mejor que yo lo haga.-

-Aunque no le veo el sentido, le acepto el agradecimiento, si pudiera saberlo me encantaría devolverlo.-

-Mi amigo, usted tiene un mal. Uno que yo puedo curar, y esa es mi medicina, el poder traer no el bien ni el mal, sino la probable estabilidad. Si no lo hago me muero, así que estamos de acuerdo en que estamos a mano.-

-Siendo de esa manara, creo que lo estamos.-

-Supongo que mi amable amiga le ha dicho como trabajo.-

-No, de hecho me ha dicho todo lo contrario, esta hermosa mujer, me ha convencido que será mejor guiarme por los sucesos y no por las palabra, que contarme sería como tomar un atajo.-

-Y aun así ha venido, me alegro que aun haya tan confiados voluntarios. Déjeme explicarle como trabajo… Pero antes le invito a entrar al refugio de la tarde, que la noche se acerca y el frío con ella.-

-Por supuesto.-

Caminamos sin ningún problema por el camino dotado de hojas secas y caídas, durante el largo trayecto lleno de crujidos y revoloteos de muchos “pajarejos”, no pude contener preguntarle al hombre como es que era posible hacer nacer en los frutos, minerales de tan preciado valor.

-Se puede hacer de muchas formas mi amigo. ¿Cuántas se le ocurren a usted?-

-La verdad es que no lo se, lo único que se me viene a la mente es la inexplicable magia.-

-Y esa es la única respuesta, hombre.

Dijo la mujer.

-Estos árboles llevan plantados aquí decenas de años, y en ese tiempo han dado generaciones de frutos incontables para mi y mis antaños, y solo cuando este maravilloso hombre llego aquí, estas piedras comenzaron a darse dentro de los frutos de cualquier árbol que de frutos, sin limitarse. Los naranjos dan siempre oro, las limas dan jade y los higos obsidiana. Realmente es magia y nada más.-

-Eso es cierto mi dulce de menta, pero es más complicado de lo que aparenta.-

Nos dijo el hombre mientras andábamos, tomo una hoja del suelo y nos la mostró reposándola en sus manos, la hoja estaba seca y muerta, sin color vivo y rota de alguno de sus extremos.

-La magia muchas veces puede ser explicada, aunque rara es la vez que es claramente entendida. La verdad es que no hay que explicarla ni entenderla, simplemente hay que admirarla justo en el momento cuando sucede, cuando se le busca una explicación, pierde lo maravilloso, cuando se le encuentra el sentido, deja de ser magia y se convierte en parte de la razón humana, esto es lo que pasa.-

Tomo la hoja entre sus manos y tiro de ella como si esta estuviera forzándose a no suceder a la voluntad el mago. Él la soltó y esta se mantuvo suspendida en el aire por unos instantes, luego la volvió a pescar y entre sus dedos comenzó a cambiar de color, del antes gris se coloreo a verde, y el pedazo que le faltaba le broto como si esta tuviera vida propia. Todo esto entre las manos del hombre.

-Esto es magia. El volver a la vida algo, lo que sea que ya no lo estuviese…-

Fue increíble. Mas aun que las pepas de plata en mi bolsillo, y estoy seguro que las daría a cambio de que volviera a hacer lo que sea que allá hecho ese hombre en ese momento, sin importarme el regresar caminando. Luego continúo con su demostración.

-…o al menos eso es lo que se creé.-

Soltó la hoja y esta comenzó a caer hacia el suelo lentamente y justo cuando le quedaban escasos centímetros de inevitable impacto, la hoja como si tuviera voluntad hacia donde caer, se suspendió de nuevo en el aire, para ser jalada como si estuviera en el extremo de un látigo, y término perdiéndose entre un mar de hojas de la misma especie en la rama más cercana del árbol más próximo. De pronto todas las hojas del suelo a los alrededores, dentro del camino y fuera de el, cambiaron de color, del muerto gris al vivo verde en instantes que no pueden ser contados, de pronto comenzaron a agitarse, me pareció ver que el suelo completo se movía, cual lomo de felino erizando su pelaje, y nosotros, el mago, la mujer y yo, sobre él tratando de no perder el equilibrio.

-Que acabe la rima, ha llegado el gato de la resurrección, el aroma de la mudanza, el nuevo camino antes perdido otra vez tiene que ser pisado por los pies de la vida que cambia y avanza.-

Nos dijo el mago en risas y extendiendo los brazos con los parpados cerrados, inhalando el aroma de lo que fuera que estuviera sucediendo, con expresión de deleité, como si estuviera en medio de un eufórico movimiento, de una obra interpretada por un centenar de músicos y él poseyera la batuta de dirección, y las hojas benditas por su voluntad fueran al mismo tiempo músicos, instrumentos y lluvia de aplausos, del cual la mujer y yo éramos espectadores. De pronto de la nada, se dibujaron vainas por todas partes, tallos que crecían de las ramas de los árboles y que terminaban en donde estaban las hojas, algunas en el aire otras en el suelo, pero ninguna se quedo sin tallo, a todas les correspondía su respectivo vinculo con los árboles, de repente estos tallos que aparecieron de ningún lugar, retornaron y disminuyeron su longitud despacio y llevándose consigo las hojas de vuelta a las ramas, parecía una lluvia inversa y lenta. Tan pronto como acabo el maravilloso espectáculo de no solo magia, milagro y espiritualidad, fue que note que; en el suelo no quedaba ninguna hoja seca, ni en el camino ni fuera de este, el césped se mostró tal cual era y revelo su impresionante extensión, lo que fuera que hubiera sucedido con los árboles, debió de ocurrirles a todos a kilómetros circunferenciales. El mago bajo los brazos y aun reía miando al cielo, la mujer aplaudía y lloraba al mismo tiempo, sus ojos cristalinos iluminaban sus iris como si dentro de estos hubiere un par de bombillos, y yo quede con la boca tan abierta que aun dudo que alguna de las hojas fuera obstaculizada para llegar al encuentro con su rama por quedarse entre mi paladar y mi lengua. El hombre no era un mago; era algo más allá de la que estaba acostumbrado a ver en un mago, no era arrogancia ni elaborados engaños. Él era… Sinceramente dudo conocer un término, un adjetivo que le calificara a tales escalas.

-Pero, como consecuencia de grandes mudanzas, hay algo que se tiene que pagar.-

El hombre, y aun dudo si es correcto llamarle hombre, nos mostró que en el espacio de sus dedos, había todavía una hoja gris.

-Una voluntaria, que constate que el nuevo camino, es realmente nuevo, es el legado para los árboles y sus hijos, y los hijos de estos. Para que sepan que aun cuando el cambio ha ocurrido, el pasado es igual de importante. Continuemos ahora que el camino esta más… vivo que muerto.-

Si él tenia que curarme de algo, estoy seguro que ya lo había hecho, no tenia que demostrarme nada mas, no tenia que enseñarme nada, yo podría irme en este momento sin temor a arrepentirme por no continuar, pero, el me pidió que continuara y aunque no quisiera, me sentía obligado a no ofender su intensiones.

Después de un alegre camino de ciruelos y de verdes arbustos bien hechos, nos topamos con una edificación de descripción dudosa. No creo ser, ni conocer el como poder describirla, solo que era hermosa.

Había una puerta de mármol, la cual cruzamos los tres, dimos muchos otros pasos y no había en mí rastros de cansancio, nos detuvimos frente a otra puerta, que estaba cubierta de adornos, cortinas y plumas de aves como pavo real, faisán y tucán.

-Mi amiga, podrías disculparnos un tiempo, el y yo debemos dialogar un momento.-

-Por supuesto.-

Dijo la mujer, abrazo al mago, me beso en los labios y se perdió en el interminable pasillo con puertas de madera.

-Ella, ya había perdido la fe, fe de creer en algo más que solo ella, fe de no poder ayudar a alguien más que a ella misma, y fue ella misma la que recupero su fe. Al recordar que la fe nunca se busca ni se encuentra, solo se debe de creer.-

-¿A mi me ayudaras como a ella?-

-No, cada problema es tan diferente. En principio amigo porqué es distinta la persona, y la naturaleza del problema no es siquiera similar.-

-¿Por qué habrás de ayudarme a mí?-

-El “porqué” muchas veces no tiene sentido, ni siquiera yo lo tengo muy claro, así que la respuesta mas atinada debe ser un simple, “Porqué tiene que hacerse.” Y quien soy yo para negarme a hacer lo que tenga que hacerse.-

-¿Qué quieres a cambio?-

-Eso solo tu lo sabes, sabrás o deberías saberlo, no es de mi agrado pedir, no lo acostumbro y no lo hago, como antes te lo he dicho tu me ayudas mas curando tus males, que yo curándote a ti.-

-Muy bien mago.-

El hombre sonrió, se desabotono el abrigo y de un bolsillo interior extrajo una llave, la coloco en el anclaje de la puerta y le dio varias vueltas, esta emitió un poderoso “Clic” y después de segundos ya se estaba abriendo. Dentro hay muros, un agujero en el techo por el que entraba luz de luna ya, un asiento, acolchonado y bien sujeto al piso, una cortina de lino y terciopelo, lo mas curioso; por mas que trate de contar me faltaban dedos y cordura cabal para descifrar el numero exacto de espejos en el lugar.

–Este es el lugar de si truco, uno diseñado solo para usted mi amigo ¿Esta listo para ver, saber y entender? Que sus males no son irremediables y sus temores no son más que banales.-

-Si señor-

-Pues en acción pongamos el acto, ¿Cuál es el nombre de su mal?-

Me pregunto el hombre y el solo recordar me quebró el alma, la respiración y el habla, como si toda la felicidad se agotara de un seco y rápido golpe, como si al recordarlo se vaciara mi alma de toda esperanza.

-Menina, así es como se llamaba, MENINA querida mía.-

Respondí chillando y gritando, por la ausencia de amor. No pude seguir de pie, el solo recordarle me era insoportable, el mencionarle era tan hiriente que el fuego me hacia cosquillas en ese estado, lo admito lloro como niña, y chillo como animal. No me da vergüenza es así mi naturaleza. Pero ¿Por qué se la llevaron? ¿Por qué me la quitaron?

-Ese era su nombre de ella y del origen de su mal, usted tiene un mal mortal amigo, usted ha dado gran parte de su alma con la ciega y pura caja del amor verdadero. Usted abandono algo tan suyo y lo coloco en algo tan no suyo. Usted regalo el núcleo de su existencia y sin oportunidad de ser correspondido o rechazado. No hay peor pregunta; que la que jamás es respondía. No hay peor respuesta; que la que es negada y eternamente esperada. No hay peor existencia que la que vive en la indiferencia…-

-¡NO HAY PEOR CASTIGO QUE EL NO PODER VIVIR CONTIGO!-

Grite como si ella pudiera escucharme, a veces lo hago cuando el licor esta mas que invadiendo mi cuerpo, cuando estoy a la espera de cortarme las venas, incluso lo grito cuando la soga me ha quedado corta, cuando al arma se le traba la bala, cuando en el puente pasa mucha gente, cuando en el río lo profundo se mide en centímetros, cuando en el veneno se le cae al enfermo. Es lo que grito cuando estoy al borde del suicido.

-Llore amigo, yo también lo hago, yo le acompaño, es terrible ver como un alma desgarrada busca su otra parte. Llore, y llore más, llore lo que tenga que llorar, que al hacerlo lo que le queda de alma llama y busca la partición que no encuentra.-

-¡MENINA!-

El mago me abrazo y me dio consuelo frotándome suavemente la espalda y revolviéndome el cabello, y yo como un crió refugiado en el mago, apretando su brazo y rogando que curara mi mal.

De pronto el mago chasqueo los dedos y el piso comenzó a cubrirse de un humo púrpura que se convirtió a violeta, y que subía y subía hasta cubrirme las mejillas, nada debajo de mi nariz me era visible, el espeso humo se movía a mis alrededores hasta que el mago me pidió que palpara el asiento y sin dudar me sentara, aunque el espeso humo inundara mi cara.

Lo hice sin vacilar, me senté de una buena vez y sin cerrar los ojos, al hacerlo, al pasar del humo al asiento, pareció como si me estuviera sumergiendo, el humo ya no era denso, el humo ya no era humo, era ahora un lienzo, como si arriba del humo estuviera la realidad del mundo que conozco y dentro de el este mundo de pintura y arte. Y no era nada mas y nada menos que el retrato de Menina en mi habitación, aquel donde posa para el pintor, aquel que le mande a hacer y que es lo único de ella que pude tener. Yo sentado ahora en una silla miraba como se dibujaba ella misma, esperando a que terminara, para poder contemplarla. Cuando por fin termino lo primero que me pregunto fue:

-¿Cómo me quedo?-

-Bellísimo, sin duda siempre serás una artista.-

-Ven, acércate a mi lado que no solo quiero que veas, es importante que sientas, huelas y sepas.-

Me acerque lentamente tratando de apreciar hasta el más mínimo detalle, para que este recuerdo se alojara y sin derecho a escaparse de mis memorias.

-¿Por qué no te haz pintado un ostentoso vestido? ¿Acaso no eran tus preferidos?

-Es que aquí tanto es lo que puede ser, que lo ostentoso pierde el sentido, prefiero este sencillo, fresco y cómodo vestido de lino.-

La abrase tanto, como para saciar el despecho contra la existencia misma, luego cuando los brazos me dolieron la mire a los ojos como si esperara perder lo que me quedaba de cordura en ellos y sin esperar más la bese, la bese con eso que muchos llaman pasión, sin el grano de deseo, lo cual hizo más perceptible para mi la realidad, lo cual acabaría con el efecto de cura para mi mal. Cuando termino mi ataque de besos y me separe de ella, esto que había notado se hacia cada vez mas presente hasta que por completo despoje mi mente de toda sospecha y contemple lo que en la verdad presentaba bajo esa pintura, detrás del simulacro, dentro del cuadro. Era la necesidad de aferrarme a toda ella y no a mi.

-No es verdad, no te ha quedado completo, te han faltado los cuernos Menina.-

-¿Por qué habría de pintarme con cuernos? ¿Acaso me has engañado cuando no he estado?-

-Con cientos de putas, pero, ninguna me ha dado lo que me falta Menina.-

-¿Y que es eso que te tanto te falta?

-La mitad de mi alma-

-¿La mitad de tu alma? ¿Pues en donde la haz dejado?

-En ti mi vida, la escondí dentro de ti, aunque lo había olvidado hace ya mucho tiempo.-

-Pero yo no tengo nada tuyo aquí.-

La Menina pintada en lienzo estaba en lo cierto, por más que la viera, la tocara y la besara no era ahí donde estaba lo que me quedaba de alma.

-Respóndeme Menina ¿Quién eres?

-Soy Menina, tu prometida. Con la que te casaras en primavera.-

-Pero, menina ha muerto. Tú eres solo esa pintura en la cabecera de la cama en la habitación más sola de mi casa.-

Me sentí tan decepcionado que comencé a odiar al mago. Aleje a la pintura de mis brazos y besándole la mano me despedí. La pintura sonrió y se noto también su decepción. No pude hacer nada, no era lo que yo buscaba.

-¡Mago! Esto no me ha curado nada. ¿Por qué tratas de engañarme?-

-Esto es un truco galán ¿Y que es un truco? Un engaño muy bien estructurado para distraerte de la realidad. La realidad amigo, es que Menina esta muerta. Y por más que trates de buscarla, no la traerás de vuelta a la vida.-

-Maldito embustero, como es que me he podido fiar de un mago, no son más que puros engaños.-

-Pero, mi amigo usted accedió a ser curado con trucos, y los trucos son engañosos, la magia es pura faramalla, su cura estaba en creer en que lo que paso era realidad, así la magia nunca hubiera terminado, pero dejo de creer, usted le puso un fin a su cura.-

El mago termino la ilusión con otro chasquido, un tiempo en el que humo se disipo casi por completo. Cuando pude notar mi condición, estaba encadenado al asiento pies, manos y cuello.

-¿Por qué haces esto? ¿Acaso te divierte ver a un hombre sufriendo? ¡Mago! Devuélveme mi pedazo de alma, prometiste darme la cura de este mal sin aparente cura.-

-Por favor quédate quieto, a veces las mejor curas son los placebos, el creer muchas veces cura sin necesidad de recurrir a la verdad, pero veo que tu caso es particularmente especial. Para que te pueda ayudar, tendré que sacarte los ojos, no necesitas tu mayor percepción, de hecho es un estorbo. Si hay algo de verdad en la magia, es que completamente ella es un engaño, y los engaños invaden más fácil por los ojos que por algún otro sentido.-

No lo dudo en segundos lo tenia sobre mi, puso sus manos en mi cara y abrió con sus dedos mis parpados, trate de oponer resistencia. Pero no podía mover ni un dedo. Mi grito resonó en toda la estancia gracias a los espejos y el dolor era insoportable, ansiaba la muerte. Por primera vez en toda mi vida, quise morir por otra razón que no fuera Menina.

-El dolor es una prueba de que aun te aferras a la vida, la vida es prueba de que tienes aun tu cuerpo y aunque incompleta, tu alma.-

Cuando me saco ambos ojos, era tal mi cansancio de gritar que no sabia si estaba dormido o despierto, solo el sonido de mi voz podía desmentir que estuviera en un sueño, pero, no me queda mas fuerza, tuve que recurrir a mis pensamientos.

-¿Qué mas quieres de mi mago? No puedes curarme, al menos déjame ir no le diré a nadie que no me curaste, pero no me tortures más.-

El mago dijo:

-El dogma de la verdad es muchas veces necesario, pero, el ego es humanamente más necesario. Le diste a Menina gran parte de tu alma, y en esa parte de tu alma radicaba el ego que te tocaba. ¿Qué te impidió saciar tu deseo con más de cien putas? ¿Qué te obliga a no olvidar a Menina? Ese ego que te falta ella lo tiene donde quiera que este. Ese ego es la cura de tu mal, es lo que te falta para sanar. Ella puede quedarse todo lo demás porqué no hay grandes cantidades de muchas otras cosas, lo que tu le regalaste y en abundancia, fue tu propio ego, el núcleo de tu voluntad, donde nace tu capacidad de amar, que en palabras románticas es entregarte por completo. Diste tu actuar y tu pensar. Diste tu propio amor, tu persona y tus convicciones. Diste lo único que no se da.-

-¿Qué?-

-Eres esclavo de tu propio ego y esté perdido esta, lejos de ti.-

-¿Cómo puedo recuperarlo? Mago dime como hacerlo.-

-No es sencillo, nada lo es cuando se trata de uno mismo. Lo único que tienes que hacer… es rogarme por ver.-

-Te lo ruego, déjame ver.-

Ese fue el inicio de miles de intentos fallidos para recuperar mi vista, ruegos y suplicas de algo que quería y que a la vez ya no importaba, al parecer nada le era suficiente, ninguno era tan convincente para el mago. En una ocasión le pedí me matara:

-Si no has de darme la vista, mátame mago, quítame la vida, no quiero vivir mas, ya me cansado de rogar y no quiero la limitada vida de un ciego, he perdido a Menina y ahora la vista, sin ellas creo que he perdido la voluntad de continuar viviendo.-

-Esta bien amigo mío…-

-¡No me llames amigo, uno no tortura a un amigo y menos con…!-

-No, no, no, amigo mió, es necesario que mueras, es la manera correcta para curar todos tus males.-

Después de esto me carcajeé y no pare hasta dolerme, realmente me era muy injusto morir de esta forma, ¿Que acaso no era justo que yo acabara con mi propia miseria? Como muchas veces intente.

-Es muy gracioso mago, dices que la muerte es la mejor medicina, Jajaja. ¿Acaso no es la única medicina para los peores males? Un malestar doloroso sin remedio, solo quiere morir el que lo porta, ¿Por qué me has llenado de ilusiones?-

-¿Por qué me has llamado todo el tiempo mago?-

-¿No es acaso magia lo que haces? Tú lo haz dicho en varias ocasiones, magia, magia, magia.-

-¿Y no tienes fe, en la magia?-

-Tengo mas fe en los milagros, y el milagro de la muerte es el que ahora quiero.-

-Tú me haz visto hacer magia, yo te la he mostrado y tú con tus particulares ojos la has observado, ahora que no tienes manera de ver ¿Crees poder saber la diferencia entre la magia y los milagros?-

El hombre solo me confunde mas, mago o no es un cretino y esta es su ultima misión antes de matarme, volverme loco.

-No creo saber la diferencia.-

-Y no creo que nunca la hayas sabido, de todos modos presenciaras un milagro, yo te lo mostrare, y esta en ti creer si es magia o milagro. Solo recuerda que si bien la magia es un engaño, esto no quiera decir que no sea parte un milagro.-

-Muy bien mago, has tu bendito milagro.-

No tardo mucho en comenzar, y eso lo pude notar, de un instante a otro pasos descalzos se aproximaban hacia mi, no era el mago el aun seguía caminando alrededor mió, cuando dejaron de sonar, mi corazón comenzó a palpitar tan fuerte dentro de mi pecho, que me era ilógico que no explotara mi caja toráxica. Y es que a pesar de la carencia de vista. Mis otros sentidos se dieron cuenta de lo que estaba pasando, mi olfato no me engañaba, ese aroma a mí, a lo que sea que yo huela, a mi particular esencia, mezclada con la de ella. Menina, la verdadera, estaba frente a mí, y yo no la podía ver.

El mago, no era solo un mago, mi segunda aceptación a este echo que pocos momentos antes estaba dudando.

-¡Quiero verla!-

-¿Para que quieres verla? ¿Comprendes que esta muerta?-

-Te lo ruego ¡Déjame verla!-

Sentí como volvió a insertar mis ojos en sus cavidades, y esto fue mucho más doloroso que extraerlos, la estancia volvió a inundarse de mis gritos. Fue un incomodo proceso de recuperación, recuperar la vista no es nada fácil ni rápido. Primero sentí mis parpados exageradamente pesados, después de poder controlar el movimiento de mis parpados, recuperar la visión, la coordinación de ambos nervios, el distinguir luces, espectros, colores y profundidades, al fin pude distinguirme a través del espejo mas cercano con el ángulo correcto para poder observarme, estaba desnudo ¿Cuándo lo hizo? No lo se, en mi rostro no había rastros de heridas o sangre. Como yo había sentido cuando me extrajo los globos oculares. El mago de nuevo me había engañado. Pero, no me importaba, ella estaba frente a mi, igualmente desnuda, despeinada y sonriendo, como si no le importara que un desconocido hombre estuviera ahí.

-Haz vuelto.-

-No…-

Dijo mirándome a los ojos con una sonrisa tan larga y pronunciada, como solo un demente de felicidad lo hacia.

-… tú haz muerto.-

-¿Estoy muerto? ¿Cómo ha pasado?-

Menina señalo algo detrás de mi que no podía observar, comencé a sacudirme y por los espejos mire algo, algo sin forma ni sentido, Menina me quito las cadenas con un solo roce de sus dedos en ellas. Cuando por fin fui liberado, mire lo que ya temía. Bañado en sangre del rostro mi cuerpo muerto yacía.

-¿Te ha dolido mucho?-

-Mucho, mucho, aunque ya no me importa. Estoy contigo ahora.-

-Has luchado tanto, me sorprende cuanto tiempo duraste con vida.-

-¿Tú lo haz visto todo?-

-No, pero lo sentía-

Metió la mano en su pecho como si su piel, sus senos ni sus huesos fueran intangibles, se traspaso así misma y pareció tomar algo dentro de ella, pronto lo saco y me lo mostró. Era una pequeña caja musical que en cuanto abrí sonó, de ella surgieron las notas: re re do do, y al final una que nunca había escuchado, una muy extraña, un sonido inexistente en la realidad frecuente.

-Dos notas de tu alma, y dos de la mía, la otra es una mezcla, se le llama: divina armonía. ¿Puedes creerlo? Todo este tiempo estuviste viviendo, en el paraíso y en el infierno.-

-Vengo del infierno, he sufrido horrores, todo eso en consecuencia, por compartir los corazones.-

-Me hace muy feliz el verte, el acariciarte y el olerte, ahora que estamos muertos tenemos que continuar.-

-¿Pero, adonde nos vamos?-

-Allá es donde debemos estar.-

Ella giro mi cabeza y señalo una luz una que al cruzar caminando deslumbro mi visión, tuve que cubrir mis ojos para no cegarme. El mago ya no estaba. Había desaparecido, ni tiempo tuve para explicarle, todo de lo que le estaba agradecido.

Quede ciego, y estaba muerto. Al parecer abandone junto a Menina nuestros antiguos cuerpos. Ahora somos un conjunto de notas compuestas en una melodía, somos una divina armonía. ¿Qué seguía? Eso no lo sabía. Pero ella y yo pasamos a ser parte de una hermosa sinfonía.

Texto agregado el 30-08-2014, y leído por 88 visitantes. (0 votos)


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