Este era un tipo llamado Mario,
con toda una familia que mantener,
su mujer y sus hijos Liz e Hilario,
mas no tenia para darles de comer.

El buen Mario tuvo que vender su hogar,
y pedirle un favor a su hermana,
que por un tiempo los fuera a hospedar,
pues él ahora poco dinero gana.

El tiempo pasaba de forma rápida,
y el dinero de la casa se iba,
los sueños de Mario bajo la lápida,
que en su juventud estaban arriba.

Un salario que no le daba para más,
una antigua novia decepcionada,
una vida que él no deseó jamás,
con falsas promesas para su amada.

Siendo una carga para su hermana,
buscaba un trabajo mejor pagado,
mas no alcanzaba para la semana,
por mas trabajos que había buscado.

Pasó el tiempo y sus hijos sufrían,
sin dinero para darles educación,
o la comida que ellos merecían,
una vida llena de desesperación.

Llegó el tiempo en el que Mario murió,
poco después Liz enfermó gravemente,
poco después Hilario más años cumplió,
pasó hambres y trabajó arduamente.

Juntó dinero para el tratamiento,
para tratar el cáncer de su hermana,
mas ya había pasado el momento,
había fallecido esta mañana.

El tiempo pasó e Hilario se casó,
un buen cargo había conseguido ya,
por falta de estudios más no avanzó,
pero con eso vivía bien ¿Qué más da?

El buen Hilario solo tuvo un hijo,
Chuy al cual quería con mucha devoción,
Hilario trabajaba a lo canijo,
todo por darle muy buena educación.

Un día llegó Jesús muy enojado,
¿Que te sucede? Dijo el buen Hilario,
¡Estoy harto de estar en tercer grado!
¡Estoy cansado de estudiar a diario!

Hijo mío, siéntate deja te cuento...
¡Calla! no quiero escuchar tus historias,
mejor trabajaré en este momento,
que de nada sirven las preparatorias.

Piensa bien en tus actos, dijo Hilario,
si tú no me quieres escuchar ahora,
te pasará lo que al abuelo Mario,
sufriendo llagas que el tiempo no borra.

¡Me largo, la escuela es aburrida!
trabajé y me irá igual de bien,
y tú verás que bien me va en la vida,
no seré pobre como tú eres también.

El tiempo pasó y Chuy tuvo un hijo,
vivía bastante bien con su trabajo,
vivía como a su padre le dijo,
le había servido tomar atajo.

Pero su hermosa vida fue temporal,
ya tenía que mantener a un hijo,
y el dinero no le rendía igual,
así se extinguía su regocijo.

Aún así Chuy no aprendió la lección,
la cigüeña lo seguía visitando,
y lo abrumaba la preocupación,
y sin actuar solo seguía pensando.

Cuando Chuy se encontraba por los suelos,
al fin dejó a un lado su dignidad,
de sus hijos visitó a sus abuelos,
y le pidió a Hilario su caridad.

A lo que el buen Hilario le respondió,
en algún momento quise ayudarte,
pero tu gran sordera mental te venció,
pues tú Jesús jamás quisiste graduarte.

Después de que fuiste grosero con migo,
ahora vienes esperando ayuda,
yo solamente quise ser tu amigo,
y me despreciaste de forma tan ruda.

¡Por favor padre, lo siento realmente!
dame una segunda oportunidad,
siempre tendré tus consejos en mi mente,
quiero para mi familia seguridad.

Tienes suerte que te quiera tanto hijo,
pues te daré mi tesoro mas preciado,
para que tu familia tenga cobijo,
sabiduría, mi tesoro amado.

¿Sabiduría? no has cambiado nada,
yo vine aquí por algo de dinero,
¿Que tal si mejor me das una patada?
Eso serviría más siendo sincero.

¡Me largo de nuevo y gracias por nada!,
espero mi pobreza quede en tu ser,
y que deje tu mente atormentada,
eso me llenaría mucho de placer.

El don después de la partida de Jesús,
se sentó a meditar lo sucedido,
¿Cómo mostrarle el camino de la luz?
¿Y porqué? Si lo tiene bien merecido.

Hilario estaba apunto de dormir,
mas su instinto paternal no lo dejó,
pues ahora él tenía que elegir,
después de horas una decisión tomó.

Fue a altas horas de la noche con Chuy,
¡Jesús abre, vengo a traerte algo!
gracias padre, que felicidad, estoy muy...
¡Zas! una patada para Chuy Hidalgo.

Te he traído lo que pediste Jesús,
una patada haber si así piensas,
tu abuelo falleció en un autobús,
murió por razones mensas.

No fue la culpa de tu abuelo Mario,
no tenía dinero para estudiar,
por lo que jamás tuvo un buen salario,
si aun con profesión se debe luchar.

En su caso no tuvo mucho dinero,
a causa de eso nunca se atendió,
dicen que la salud es siempre primero,
pero a la pobreza no le importó.

Ni mi padre ni yo pisamos escuelas,
yo utilicé los días de mi vida,
para que no tuvieras esas secuelas,
que no tuvieras tú la misma herida.

Pero lo tiraste todo por la borda,
¡solo vine a decirte una cosa!,
ya sé que tu mente idiotez desborda,
mas no mates a tus hijos y esposa.

Te doy una última oportunidad,
mas no te ofreceré sabiduría,
Jesús, ya no te mereces mi caridad,
te lo has ganado por tu apatía.

Yo vengo a ofrecer sabiduría,
¡pero no a ti necio grosero!,
¿Que tal si a tus hijos yo les daría,
un trabajo para que junten primero?

Necesito que me ayuden con algo,
que me ayuden a cuidar a los viejos,
pues he fundado el asilo Hidalgo,
a cambio les daré para sus colegios.

¿Solo para su educación Hilario?
ellos también ocupan comer Hilario
¿Y si te los quedas mejor para diario?
no serían tan pobre como el Mario.

Hilario no podía creerlo todo,
él hizo todo lo posible por educarlo,
pero era mas repugnante que el lodo,
peor que las heces, eso ni dudarlo.

Después de algunos trámites legales,
sus tres nietos pasaron a ser sus hijos,
que por haberles cambiado sus pañales,
lo adoraban más a él los canijos.

Y de esa manera el tiempo pasó,
dos de los hijos fueron profesionistas,
salvo la viva Diana que antes triunfó,
siendo manager de muchos accionistas.

Después de todo sabía de negocios,
siempre estuvo a cargo del asilo,
ahorraba y no caía en ocios,
tenía iniciativa y estilo.

En cuanto a Chuy el hijo de Hilario,
disfrutó de la vida con su dinero,
ahora diario le rezan un rosario,
debió haberse atendido primero.