Refugio constante de fuegos ilusorios
Arma de todas mis batallas abatidas
Zigzagueantes en su despertar
Amanecidos de fantasías revolucionarias
Acaecidos en medio de tropeles fortuitos
Que decaen con muros estacionarios
Que hilvanan historias ajenas mortuorias
Subyugando apasionados desvelos irisados
Que recorren mis signos mis arboledas
Engendrando una nación soñadora
Dueña de karmas angulares florecientes
Que adormecen los silbidos de tormentosas enajenaciones
Dividiendo somnolientas plazoletas de barbarie y fatalidad