La lluvia cae torrencial sobre las calles. Los rayos iluminan el cielo nocturno con un brillo espectral. Mientras que los truenos armonizan con su estruendo, que hace templar los vidrios de las ventanas, el monótono ritmo del agua que cae sobre los techos y las avenidas de la ciudad.

Me gustan las noches como esta, casi hacen soportable la espera, enciendo un cigarrillo al momento que el retumbar de un trueno cercano hace temblar la luz del pórtico amenazando con hundirme en la penumbra. Son las once, Joshua está retrasado. Saco el humo de cigarrillo mientras mi boca hace una mueca de despreció. Si no llega pronto me marchare; es una hermosa noche para desperdiciarla en estas tonterías -digo levantando la voz-
La humedad comienza a meterse en mis huesos, un escalofrió me alerta de que la noche comienza a enfriar, escupo el resto del cigarro a la calle –al demonio- digo entre dientes –Joshua puede irse al diablo -pienso mientras otro rayo ilumina la calle.
Entonces me doy cuenta, un nuevo parpadeo de luces deja ver la silueta de un hombre al otro lado de la calle, como si estuviera en ese lugar desde siempre. Sin inmutarme, encendí otro cigarrillo, sin quitar la vista del hombre al otro lado del camino, guarde el encendedor en el bolsillo de mi gabardina mientras tomaba el mango de la .45. La lluvia comenzaba a perder fuerza hasta que por ultimo solo dejo los charcos en la calle.

¿Quiere uno? – le dije a la sombra mientras trataba de decidir si tenía que matarlo o no.
-en una noche como esta sirven para entrar en calor.-

La luz de una lámpara parpadeo de pronto; entonces pude verlo bien, impermeable color café con la capucha ceñido hasta las cejas, no pude ver sus ojos; pero una sonrisa burlona le surcaba la cara como una mueca grotesca.

-No fumo, le agradezco su ofrecimiento - su voz resonó con un acento neutro, como si no mostrar nada de sí mismo.

¿Usted no es de por aquí… verdad? Le pregunte con desenfado.

Dudo un momento antes de contestar. Finalmente pregunto

-¿Cómo lo supo… fue por mi acento?

-No en realidad… fue su sonrisa. Tiene los dientes amarillos, la gente de la región tiene bonita sonrisa.

La mueca de su cara mostró disgusto por un momento. Casi un temblor. Finalmente recobro el dominio de sí mismo

-¿Qué lo trae por aquí en una noche como esta?

-Salí a dar un paseo… me gusta caminar en noches como esta… y usted

-¿Espero a alguien?

-¿En verdad? ¿Amigo suyo?

-En realidad no

¿Algún conocido?

No realmente… es para un trabajo.

¿Trabajo? ¿Quién podría citarlo para un trabajo a esta hora?

No lo sé, solo se su nombre

¿Joshua?

El eco de dos disparos resonador en las calles vacías. El hombre agonizaba en un charco de sangre, sabía que él no podría darme las respuesta que necesitaba, solo había algo más que hacer. El ruido del disparo fue sofocado por un trueno distante.

Han pasado tres semanas desde aquella noche lluviosa. Después de la traición de Joshua sabia que lo mejor era desaparecer. Preguntarme qué motivo a Joshua a matarme, carecía de sentido. Lo que si sabía era que no se detendría hasta verme muerto. Huir no tenía sentido. Tarde o temprano me encontraría o alguien me vendería. Era claro lo que tenía que hacer.
Sabia donde podía encontrar al maldito, pero tenía que ser en el momento justo. Acercarse a Joshua en este momento seria suicido

Di vueltas por la calles, No podía ir con ninguno de mis conocidos, viviendo entre los indigentes. Durmiendo en los callejones. Para el mundo he desaparecido… y así debe quedarse.

Finalmente, la suerte me sonrió recompensando con una oportunidad, aprovechando la ausencia de una familia vecina de Joshua, entre a su casa. Durante tres días, mantuve una vigilancia estrecha de la casa, estudiando su rutina, sus idas y venidas; las de sus hijos y su esposa. Observándolos a través de las ventanas con cortinas gruesas, planeando… esperando.

Tomo su tiempo pero al final encontré la forma de hacerlo. Esperaba poder matar al desgraciado cara a cara; pero, el pequeño ejército de guardaespaldas podría ser un problema para poder hacerlo, y a pesar de lo que digan en la televisión, uno no simplemente se planta delante de 10 tipos fuertemente armados y esperar poder ver otro día. No, tendría que ser más sutil y certero.

La casa donde me escondo se encontraba a poco menos de 150 metros de la entrada principal, de donde todos los días una procesión tenía lugar. Los niños junto con sus respectivos guardaespaldas salían a las 7 en punto. Seguido de los hijos mayores unos minutos después también muy bien acompañados. Al final, sale Joshua con su propio sequito de hombres, siempre viajan en dos autos y no vuelven sino hasta las 5 de tarde, cualquiera de las dos ocasiones servirá.

De la casa de un aficionado a la cacería, robe Un viejo rifle Mendoza calibre .22, semiautomático (Siempre me sorprende lo que se aprende buscando en los sitios correctos.) Por suerte, vino con una mira telescópica weave, que será muy útil para el trabajo.

Los niños habían salido de casa a la hora señalada como reloj suizo. Solo faltaba uno. El arma estaba preparada y lista, trataba de regular mi respiración para evitar el temblor de las manos, a pesar de que solo podía ver través de una pequeña abertura en la persiana (más grande y me abrían visto) podía ver con la claridad al grupo de hombres. Primero salen los niños, cada uno con dos hombres. Supongo que fuertemente armados; aunque no logro ninguna arma.

Si Joshua mantiene sus hábitos debe ser el siguiente en irse. Compruebo una vez más el arma. Inhalo y exhalo tratando de controlar el temblor de mi mano. Algunas gotas de sudor resbala por mi mejilla haciendo que un escalofrió involuntario recorra mi cuerpo.

La entrada queda vacía cuando los autos con los niños salen de camino para iniciar su día. Un lincoln de color negro se estaciona al frente de la casa. Al tiempo que el chofer se baja del auto, un nuevo grupo de hombres sale por la puerta principal. Nadie porta armas a la vista. Mantienen protegido el pedimento y cada uno se encuentra a la vista de todos los demás.

Una leve briza hace que las hojas de los arboles bailen ligeramente. Tomo nota del detalle y compenso el Angulo de tiro. Desde mi punto de vista, tengo un tiro directo hacia la entrada de la casa y lo más importante; ellos no podrán verme. Para cuando se enteren de lo que paso yo ya estaré lejos de aquí.

Finalmente. Joshua sale por la puesta principal. A pesar de la distancia, puedo ver claramente. A través de la mira del arma puedo ver su cabeza del tamaño de una nuez. Saco todo el aire de mis pulmones antes de volver a inhalar lentamente. Mi ritmo cardiaco baja de velocidad y el temblor disminuye, junto con mi pulso, en cada exhalación. Mantengo la mira sobre Joshua hasta que logro predecir el momento correcto para disparar.

El eco de los disparos alcanzó a los hombres de Joshua mientras su cuerpo caía sin vida en las escaleras de la entrada principal, con dos agujeros de bala en su cuerpo. Uno en el medio del pecho y el otro hiso brotar un chorro de sangre de su cuello. En un instante, las armas de los guardaespaldas aparecen en sus manos mientras dos de ellos meten el cuerpo inerte dentro del auto que con un chirrido de las llantas se aleja veloz del lugar.

Para cuando escucho al auto irse con el cuerpo agonizante de mi antiguo empleador, yo ya estoy saliendo por la puerta del patio. A pesar de la distancia, vi la cara de Joshua. En el momento en que el segundo disparo le atravesó la tráquea tenía los ojos puestos en la ventana. ¿Quién sabe? Tal vez logro saber quién lo había matado.

La calle está llena con la gente que va a hacer su vida normal. El transito también es numeroso. El arma se quedo debajo de colchón del cuarto, nadie debería encontrarlos por un tiempo. Tomare un autobús tres calles adelante. Memorice el camino, por lo que no debo tener inconvenientes.