Me dijeron que el índigo y el violeta se parecían, que el azul celeste abunda si levantas tu mirada al infinito, que el verde se escribe con E de esperanza, que el rojo se sienta a mirar a los amantes en su cama.

Me dijeron que el amarillo tiene fama de presumido, que el negro solo se pone contento cuando lo sacas a pasear a un velorio.


Me contaron que hay rosas rosas, sangre azul, Naranja dulce y Blanco Marfil. Que hay una Aurora que con sus tintes juega a llamarse boreal.


Pero yo sospecho que no me dijeron que Dios con su sentido del humor, tomó un enorme pincel y revolvió los colores precisos para mezclar el tono que pinta tu piel con la tonalidad de tu pelo, para crear ese contraste que hace que un hombre como yo… sepa que al mirar tu cara, está mirando el paraíso.