Al momento me di cuenta que lo único que tengo son mis preguntas y mis respuestas, mis propias respuestas.
Nada ni nadie me hacía feliz, ningún lugar era indicado para mí y ningún pensamiento me alejaba de aquella realidad que me aturdía.
Allí estaba yo, una mujer a punto de cumplir 24 años y sin nada terminado, sin nada hecho y sin un centavo en los bolsillos, con ataques de pánico constantes, en la ciudad más violenta del mundo (según los análisis estadísticos internacionales), con una familia disfuncional, con problemas de autocontrol, baja autoestima, miedo y más miedo.
Con el tiempo desperdiciado hasta el punto que dolía y las oportunidades cada vez se veían más distantes, el tiempo era lo que más me dolía y me costaba entender que aún había una oportunidad para mí; pero el mundo se veía oscuro y cada día costaba más respirar y la toma de una simple decisión por más pequeña que fuera, se convertía en un calvario digno del más terrorífico de los infiernos, del miedo más cruel que un ser humano puede sentir: A la vida, a la muerte, a la Tierra, a la gente, a fantasmas reales y a enanos de cuentos de horror que sólo existían en mi cabeza y cada vez se hacían más difíciles de sacar.
Lo más triste eran las noches, porque en el día a veces me sentía acompañada la puerta abierta mi casa me daba confianza y sabía que podía salir corriendo en cualquier momento, pero las noches… ¡Las noches! Esas sí que eran una tortura, todos se iban dormir y allí quedaba yo, sola a merced de todos mis fantasmas y sin poder comunicarle a nadie mis ideas mortíferas, desoladas, tristes, infinitamente tristes y llenas de angustia. Una angustia que sólo Dios sabe cómo me sentía, el miedo a nada y a todo al futuro tan incierto a las calamidades de la vida, de este momento de la historia tan devastador de un mundo que pareciera no tener ningún futuro.
No veo la salida.
Lo único que sé, es que nadie más puede ayudarme acá ahora, soy mi propia salvadora y esa tarea me parece tan pesada y burda, tan innecesaria dado que no fui yo quién eligió todo esto; culpas del pasado, preocupaciones del presente, nostalgia de mil lugares de mil personas e incertidumbre de un futuro que no puedo imaginar. |