Tu silencio es la guillotina que me corta la cabeza, y las alas, y el sueño, y los pies, y las manos...
Prolongo mi agonía mientras te busco y nada encuentro...
Nada que me diga que me necesitas o me extrañas siquiera una mísera parte de lo que te siento yo...
Será acaso que por callarnos se nos quedaron mudos los sentimientos y en el piso se escriben mensajes más contundentes...
Atribulaciones y desparpajos salen de mi mente,
Mi corazón me dice que no es cierto, que sigues ahí, donde siempre...
Pero mi cerebro necio testarudo me saca de mi encierro,
y me dice que te has ido hace ya mucho, acaso demasiado.
Cuantas noches pensé decirte todo esto, entre sueños futuros que nunca han de cristalizarse.
Augurio frío, de futuro incierto que no me pertenece, estoico me mantengo gracias al esqueleto que no me permite derrumbarme, pero ambos sabemos que son los hilos del dolor los que me jalan los ojos y me arrancan el llanto debajo de los párpados que fuerte aprieto para que no te vayas del todo, y escurres con sal y agua que manan de mi cuerpo... Es todo.
Es esto enviado desde mi espacio vacío de ti... El cual, todo te pertenece. Saludos sabor al olvido que me alcance para que todo esto pase pronto... Sabes donde está el timbre, sabes que no sólo yo te espero, y sabes también que estos brazos siguen aguardando por tu cuerpo. Sólo para decirte pasa, como siempre bienvenida. Tu tienes la llave, esa que nunca podrás dar por perdida. |