a mi imaginario visual
—y esto no tiene ninguna
connotación sicoanalítica—
añadí otro retrato romántico
sólo por nombrarlo de una forma.
he soltado besos
esperando al metrobus
cerca de la zona rosa
en noches lluviosas
con una estudiante de letras.
en los pasillos que llevan
a los meaderos de un bar
de mala monta en Berlín
convencí a una amiga
de darme unos besotes
olvidándonos ambos
del tremendo aroma.
también supe que fui yo quien
formado en la fila
para pagar el tren ligero
busqué un primer beso
al sur del df
alardeando de las facultades
sensuales del mole de piñón.
y que incluso me vieron
echando verbo de boca en boca
en el metro de la ciudad
a la hora en que la flora y fauna chilanga
más decadente sale a flote
y escogen sus rinconcitos
libres para solazarse
a una muchachona
con la que tomaba clases de regularización.
Y ayer
en la más pinchurrienta estación
de metro europea
bajo la lluvia
pero sin luna llena
a una muchachita
—tremebundamente linda—
le saqué unos besitos
pero sin un encuadre postal
típicamente berlinés
en un andén abandonado
recargado en una máquina de refrescos
descompuesta.
toda una tristeza el lugar
no así el beso.
y por más que trato de ponerme lírico
y emular a costa sin mar
con sus escuetos paisaje urbanos
o darle vuelta a la madeja
entre capa y espada
a la usanza de lope de vega
o cotorro entre Juárez y Loreto
y ser fauleado por la nena
ando en las periferias del texto
dando besos donde me agarre la urgencia
y olvido mis lecturas más chidas en casa
con sus referencias más ñeras.
Texto agregado el 20-08-2014, y leído por 96
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