Este cantar no es vacío porque sea una oda a lo que no existe, a lo que jamás tuve a mi alcance. Quizás sea el más completo y acompasado por el más inmenso anhelo que nunca he podido llegar a sentir.
Día y noche quemo mi garganta pidiendo a gritos lo que no llega, porque a mitad de camino se da la vuelta. En ocasiones se manifiesta de forma aparente, que en poco tiempo se desvanece, se convierte en humo. Todo desemboca en la nada, y así pues, la soledad consigue seducir a mi alma.
Se refleja en mi mirar el cansancio de nubes pasajeras, de tanta palabrería y falsas promesas. Es a ti amor desconocido e intangible a quien reclamo; ven a mí y pongámonos en marcha hacia el camino de la eternidad cogidos de la mano.