No deseo pasión.
Ayer fue el tiempo
del arrebato y del amor bravío.
No anhelo
ni cumbres borrascosas.
ni las violentas tormentas del estío.
Quiero la paz de nuestro amor sin penas,
y poder esconder entre mis manos
tu mano que acaricia y que consuela.
Es la hora ya de disfrutar la calma
de nuestra senda; otoñal, serena.
Texto agregado el 16-08-2014, y leído por 417
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