La multicasa
Hoy en esta pieza, donde incluso el sol se esconde por pudor, he dormido.
Y mientras cerraba los ojos, unos niños jugaban a ser papas en la pieza de el lado,en tanto yo buscaba la forma de no serlo.
-El almuerzo está servido-
Debía ser sigiloso, para evitar una golpiza y quizás más.
Caminé, pegado a la pared con el preservativo puesto, sin percatarme de un brillante hilo, que serviría de rastro a mis perseguidores.
Bajé al tercer piso me cubrí en jabón y me lance a la piscina, de pronto, emergió Mariela con una carta abierta, plegada a una hermosa sonrisa:
--¡adivina!—gritó con su chillona voz
--¿qué?
--tienes sida—
--….¿pero cómo?, si tu haz sido mi única mujer--
Entonces se largó a reír irónicamente.
Apesadumbrado, decidí ir al piso paralelo.
Al entrar, yo aún estaba durmiendo, y mi celular sonaba sin parar.
Entonces, le dije a mi yo que no se le ocurriera calentarse con ella, pero yo no entendí ,y tomé el especulo para jugar al papa y la mama.
Absolutamente consternado, entré a la habitación del científico.
El comentó que el tiempo regía las cosas, pero no le creí; nadie cree a las personas del quinto piso.
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